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La empresa valenciana Diavida ultima los preparativos de su desembarco en Cantabria. El próximo martes, 1 de octubre, empezará a gestionar el transporte sanitario programado del Servicio Cántabro de Salud (SCS). A partir de esa fecha, los pacientes que acudan a diálisis, a rehabilitación ... o que reciban el alta hospitalario y necesiten una ambulancia para volver a casa, se subirán a la nueva flota de la compañía que cogerá las riendas de este servicio tan criticado por sus deficiencias en los últimos tiempos, y sustituirá a Ambuibérica, que lo ha conducido durante más de una década (su nueva marca, Autransa, mantiene el servicio urgente, adjudicado a principios de 2023).
«Nos vamos a centrar en dar un buen servicio, porque todo el mundo nos dice lo mismo, que estaba poco programado, poco coordinado», señala el gerente de Diavida, Antonio Moreno, inmerso estos días en el despliegue, entre reuniones aquí y allá –con la Consejería de Salud, con los hospitales, con Atención Primaria, con los trabajadores (cuenta con 136)...–, la recepción de los vehículos, la puesta a punto del equipamiento y de la nueva base operativa, que se encuentra en Revilla de Camargo, y espera tener «a pleno rendimiento en un mes».
«Tenemos aquí las 17 ambulancias nuevas y están de camino otras 32. Solo nos van a faltar las cinco bariátricas, que no nos llegarán hasta final de año, pero mientras tanto pondremos cinco de las que ya teníamos», indica Moreno, que emprende esta nueva etapa en Cantabria «con muchas ganas de empezar» y de «introducir algunos cambios que sabemos que van a mejorar el servicio. La clave es la coordinación. Por ejemplo, vamos a contar con interlocutores en Valdecilla, uno por la mañana y otro por la tarde, para que sean nuestros ojos. Si no hay nadie en el hospital que gestione esto, estamos ciegos, vamos por la inercia. Ahí hemos visto que se puede hacer mejor», explica el gerente, que destaca «el apoyo que estamos encontrando, se ve que hay ganas de que cambien las cosas». Ytambién cree que hay margen a la hora de repartir al personal: «Hay franjas horarias con menos flujo de actividad y otras en las que hay más movimiento y el equipo es escaso. Eso hay que ir ajustándolo».
Una vez superado el parón motivado por los recursos (el de USO, que consideraba la oferta «rotundamente insuficiente»; y el de la asociación Aetrans, que nada tenía que ver con este proceso), que a la compañía le ha servido también para completar sus vehículos (45, más 9 de reserva), aunque Moreno reconoce su «miedo» en estos meses de parálisis «por si al final había que volver a sacar la adjudicación», ya con la inversión en curso. Cabe recordar que el servicio programado fue la parte del contrato que quedó desierto en la primera licitación y que a las grandes compañías del sector les planteaba serias dudas su rentabilidad –esa es la razón de que HTGroup ni siquiera se presentara–. Pero ahora que ya está en la cuenta atrás, Moreno reitera que «sabemos los números que tenemos, están claros. Tenemos una flota nueva, con equipamiento a la última y sabemos lo que hay que mejorar. Cuando empecemos a rodar, se verá».
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