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La empresa Diavida trata de salir a flote de una oleada de dificultades que han complicado su desembarco en Cantabria a más no poder. Hasta el consejero de Salud, César Pascual, ha reconocido que está «en una situación delicada» tras ser una de las ... damnificadas de la devastadora DANA de Valencia, donde la nueva adjudicataria del transporte programado del Servicio Cántabro de Salud (SCS) tiene su sede. Pero lejos de tirar la toalla, el gerente de la empresa, Antonio Moreno, lanza un mensaje de tranquilidad a sus trabajadores, pese a que a buena parte de ellos les adeuda aún la nómina de octubre: «Nos ha hecho polvo que el Banco Santander nos negara el crédito, argumentaban que estábamos en quiebra técnica en Valencia tras la DANA y eso no es verdad. No entendemos por qué esa negativa, no está justificada, pero nos ha hecho perder dos semanas, es lógico que los trabajadores se pongan nerviosos, entiendo perfectamente el cabreo. Por eso quiero reunirme con ellos y explicarles personalmente la situación» –hay técnicos que le afean que no lo haya hecho ya–. «Estamos solucionando el problema, a través de otra financiera, el personal puede estar tranquilo, pagaremos. Y a partir del mes que viene, les garantizo que recibirán su nómina el día 30».
Moreno quiere transmitir «confianza» a la plantilla, pese al duro momento que atraviesa Diavida y expresar también su preocupación por los «sabotajes» que están sufriendo algunos de sus vehículos en Cantabria. «Puedo entender el malestar por el retraso en la nómina, pero de ahí a poner en riesgo la vida de un compañero... Y es eso lo que ha hecho el loco que cortó los cables de freno de tres de nuestras ambulancias en Cartes. Ha podido causar un accidente grave. Por suerte, el técnico que cogió uno de esos vehículos pudo pararlo a tiempo, después de llevarse un tremendo susto. De verdad, ¿no han pensado en las consecuencias de esos actos?», plantea el gerente, que ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil para que se abra una investigación.
«También cortaron el tubo del gasoil y los cables de la instalación eléctrica», añade. Y la denuncia fue ampliada ayer tras descubrir que ya son siete las ambulancias que han aparecido con las ruedas deshinchadas –las dos últimas de la flota de Santander–. «No llego a entender el interés que tienen algunos de que Diavida no saque adelante el transporte programado en Cantabria», lamenta Moreno, convencido de que «las tensiones internas» están protagonizadas por «una minoría» de trabajadores y que también influye que haya elecciones sindicales a la vista. «Que digan toda la verdad, que parte de este conflicto laboral viene porque me he negado a pagar a determinadas personas, que están precisamente en el comité, 350 euros más al mes que me pedían», sostiene el empresario valenciano.
«Y el pasado viernes, en la asamblea en la que decidieron convocar una huelga, tampoco dijeron que ya habíamos empezado a abonar las nóminas a una parte de la plantilla. Es evidente que, por circunstancias externas a la empresa, hemos tenido problemas para pagar cuando tenía que ser, pero esto va a cambiar de forma rotunda cuando todo se normalice», insiste el gerente, que denuncia «las coacciones que algunos trabajadores están ejerciendo sobre sus compañeros para que el servicio que ofrecemos falle, llevar así el contrato al límite y hundir a Diavida».
En los apenas 40 días que lleva operando en la región, a la compañía valenciana no le ha faltado de nada. A las críticas por retrasos en los primeros traslados de pacientes, se sumaron los fallos de carrocería, que obligaron a usar al principio un escalón de plástico en algunos vehículos. Después fue el SCS el que abrió un expediente sancionador, que puede ascender hasta 100.000 euros («Ya se han presentado las correspondientes alegaciones para evitar la penalización»), y cuando el comité de empresa empezaba a revolverse, justo llega a Valencia la DANA que arrasa con la mitad de la infraestructura de la empresa (21 ambulancias destrozadas y la nave inundada) en el momento en el que tocaba gestionar el pago de la primera nómina a los 136 trabajadores de Diavida en Cantabria, que ahora tienen una huelga en ciernes. «Vamos a pagar, en unos días estará resuelto, y desmontaremos las armas que ahora tienen para atacar a Diavida», defiende el empresario.
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