«Me dicen que me vaya de Cantabria porque aquí no hay futuro, pero me niego»

-¿De dónde se viene esa afición por la música?

-Empecé de niña y con 18 años conseguí el título profesional de piano. También toco el clarinete.

-¿Por qué decide irse a estudiar a Madrid?

-En Cantabria no existen estudios superiores de Música. Todos los que queremos seguir después de pasar por el Conservatorio tenemos que irnos fuera. Además, creía que con esos estudios se podrían hacer cosas muy bonitas en Cantabria.

-¿No ha sido así?

-En absoluto. Pensé que aquí había posibilidades de generar y avanzar en la cultura musical, en crear agrupaciones de profesionales porque sólo tenemos la Banda Municipal de Santander, que con Vicent Pelechano lo está haciendo muy bien. Todo hay que decirlo.

-¿Y qué se ha encontrado?

-Con preguntas sin respuesta, con correos que se pierden y con que los que llegan parece que los lee alguien a quien le interesa más hacer algo económico que de calidad.

-Parece frustrante...

-Lo es. No te voy a engañar. Pero mientras llega ese momento estoy trabajando con coros amateurs. Ellos me dan fuerza para seguir adelante.

-¿Quiénes son ellos?

-Dirijo dos coros de adultos: el del Tenis y el del Colegio de Economistas. Y de niños, el Coro Kinder de Cantabria, el infantil del Tenis y hace unas semanas he empezado con el del Colegio Cabo Mayor.

-¿Dónde actúan?

-No siempre es fácil encontrar un sitio. Con el Colegio de Economistas estamos preparando un gran concierto junto al Coro Lírico de Cantabria y la Orquesta Juvenil Ataúlfo Argenta, y estamos esperando a que alguien de el Palacio de Festivales nos confirme una fecha para el primer trimestre de 2018. El año pasado lo hicimos en el Paraninfo de la UC y fue una pasada.

-Entonces en Cantabria sí que hay gente con ganas de cantar...

-Sí gente hay, pero todo funciona en plan amateur aunque consiguen grandes resultados como la camerata de la Universidad, el coro 'A capella' o el coro lírico de Cantabria. Parecen profesionales porque hay gente muy buena, pero lo cierto es que hay gente que estudia una carrera para cantar y aquí en Cantabria no pueden vivir de ello.

-¿Por qué no se va fuera a probar?

-Eso me dicen, pero me niego. Me niego a pensar que aquí nadie quiere sentarse a escuchar uno de mis proyectos.

-¿Y orquestas?

-Es todavía más difícil. Agradezco muchísimo a la Ataúlfo Argenta que me dejen ayudarles. De mi carrera, el recuerdo más bonito que tengo fue cuando les dirigí en Casyc. Fue muy emocionante. Es un acierto apostar por la juventud y el talento de Cantabria. Son estudiantes, ¿qué pasará con ellos cuando crezcan y quieran dedicarse a la música? Tendrán que irse fuera. Me niego...

-¿Qué hace para desahaogarse?

-Jugar al rugby...

-¿En serio? ¿Dónde?

-En el Senor Independiente. Empecé hace tres años y esta es mi cuarta temporada.

-¿Cómo le dio por ahí?

-Mi hermana Celia jugaba y fui a ver un partido y pensé 'este deporte es para mí'. Y aquí sigo. Además este año voy los domingos a entrenar a Valladolid porque estoy compitiendo para conseguir plaza en la selección de rugby de Castilla y León. Para un directora de orquesta de 30 años no está nada mal...

-¿Qué le aporta?

-Además de quitarme de encima toda la tensión, hemos conseguido hacer un buen grupo. A los treinta parece que es más difícil hacer nuevas amigas que a los diez. Me quedo con ellas y con las cervezas de después.

-¿No tiene miedo a lesionarse?

-Cierto es que el rugby es un deporte de contacto, pero si entrenas duro y te pones fuerte es difícil lesionarse. Cuando tengo un proyecto musical importante entre manos dejo el rugby a un lado, porque es un hobby que me apasiona, pero me apasiona más dirigir.

-¿Cantabria apuesta por el rugby femenino?

-Muy poco, la verdad. La ficha tenemos que pagárnosla nosotras y son 275 euros. Desde el club intentan ayudarnos a veces, pero no es suficiente.

-¿Qué le diría a quienes dicen que es un deporte poco femenino?

-¿Por qué una mujer tiene que ser femenina? De mi me gustaría que dijesen que soy inteligente, valiente, fuerte, luchadora... Pero ¿femenina? El problema es el prototipo de mujer que impone la sociedad y no deja de ser una estupidez.

-Deje que le diga que usted es muy femenina...

-Lo sé. Me encanta romper estereotipos.