Secciones
Servicios
Destacamos
Una Navidad se hace entre todos, y nadie puede faltar: necesita al chiquillo que escribe su carta a los Reyes asegurando que se ha portado muy bien antes de empezar con la lista interminable de regalos que quiere, y también a la madre que prepara la reunión familiar cocinando como para un regimiento. Precisa igualmente del que se devana los sesos tratando de acertar como amigo invisible, y del que aguarda esas fechas para reunirse con la gente querida que no ve en todo el año, y de todos aquellos que en cada casa hacen de estas fiestas un momento entrañable. Con la película '¡Qué bello es vivir!' y 'La familia y uno más', con Chencho perdido por Madrid, ya casi está todo. Pero hay, además, otras personas cuyo trabajo, a menudo discreto, contribuye a que las fiestas conserven todo su brillo.
¿Saben quién es el responsable de organizar la cabalgata de Reyes de Santander, con medio millar de personas desfilando? ¿Y el que ha dedicado sus horas libres durante meses para reproducir las casas del pueblo en un belén? ¿Cómo es posible ese estallido de color de las flores de Pascua en pleno invierno? El Diario Montañés ha querido poner cara a diez de estos desconocidos protagonistas de la Navidad, a sabiendas de que son muchos más los que se esfuerzan en dar esplendor a estos días.
En algunos casos se trata de un trabajo, casi como cualquier otro, con la diferencia de que el suyo hace feliz a su clientela: detrás del mostrador de una tienda de juguetes, Patricia Arenal comparte la alegría del padre que, finalmente, encuentra la muñeca o el cacharro agotados que querían sus chavales. A Ángel Oria, conductor del Navitrén, hay gente mayor que le dice que sube a dar el paseo para poder oír los villancicos que ya no se escuchan en otra parte. José Antonio Noriega, un año más, atenderá con gusto a los supervivientes de la Nochevieja, sirviéndoles un chocolate con churros en Áliva antes de que caigan redondos en la cama.
Hay, también, gente poseída por el espíritu de la Navidad y que, por amor al arte, dedican tiempo y dinero a compartir su ilusión. Son los que organizan las cabalgatas, los que convierten la decoración de sus casas en un verdadero espectáculo que atrae público, y también los que llevan todo el año planeando cómo adornarán el escaparate de su negocio para dejar boquiabiertos a los niños.
Enrique Herrero Cabalgata de Santander
En los 25 años que lleva metido en la cabalgata de reyes ha vivido un montón de anécdotas: recuerda una ocasión en que, ya de noche, iban en coche Gaspar y Melchor –que conducía–, acompañados de sus pajes, y los paró la Guardia Civil. «Se acerca uno, mira por la ventanilla, vuelve a mirar, llama al compañero y se echan a reír. 'Majestades, ya vemos que están de camino... pero aquí tiene que soplar todo el mundo'». En otra, los Reyes sorprendieron de madrugada a una chiquilla que estaba sacando al perro con su padre. «'¿Qué haces por aquí? ¿No tenías que estar durmiendo?', le preguntaron. 'Pues paseando a mi perrín... y cogiendo hierba para los camellos'. ¡Tuvo buenos reflejos!».
Enrique Herreros, profesor de EGB hoy felizmente jubilado, empezó acompañando a las carrozas, en los tiempos en que no había vallas y había que evitar que la gente se acercara demasiado, y ha ido ascendiendo en la Asociación para la Organización de la Cabalgata de Reyes de Santander, hasta convertirse en Embajador del Rey Gaspar, un cargo que compagina con la labor de poner en marcha todo el montaje.
No es una tarea sencilla coordinar ese grandioso desfile, en el que toma parte medio millar de personas. «Nosotros ya empezamos el mismo día 6 de enero a programar la cabalgata del año siguiente: si queremos conseguir unas carrozas adecuadas y bonitas hay que espabilar. Hay mucha demanda y la gente madruga mucho para reservarlas. Lleva mucho trabajo, hay que buscar patrocinadores... y hay que contar con el Ayuntamiento, que sin él sería imposible».
«Es una maravilla ver la cara de felicidad de los niños, es una auténtica gozada. Pero lo importante es que nunca pierdan esa ilusión que tienen ahora mismo: cada vez lo tienen más difícil para creer en los Reyes».
José Manuel Telechea Belén de Barcenaciones
Todos los años se aguarda con expectación la inauguración del Belén de Barcenaciones, en Reocín. Tiene la peculiaridad de que reproduce con toda fidelidad las casas de ese pueblo, y cada Navidad va sumando nuevas construcciones a escala.
Su artífice es José Manuel Telechea, electricista jubilado que dedica buena parte de su tiempo libre, a lo largo del año, a la confección del Nacimiento. «En principio lo que hago es sacar varias fotos de la casa original; después, la dibujo para ver qué medida la puedo dar. Toda la maqueta es de cartón, y después voy forrando de piedra la fachada; las ventanas y balcones son de madera, y las tejas, de cartón, con una pintura especial».
Cuenta que cada año añade tres o cuatro casas más a la colección: estas Navidades ya son 29. «Las horas que dedico a cada casa son incalculables: me puede llevar tres meses, dependiendo de la piedra que tenga. En hacer una casa normal, sin mucha piedra, tardo un mes y medio».
Telechea se metió a artesano después de que el alcalde, Pablo Diestro, le preguntara si sería capaz de hacerlo. «Lo intenté, y empecé a dedicarle más tiempo cuando nos confinaron con la pandemia... y así hasta el día de hoy. Seguiré haciendo hasta que no quepan más edificios».
Reconoce que le da mucha satisfacción comprobar el asombro que causa su obra en los visitantes. «Hay mucha gente que me felicita. A muchas personas les encanta el tema de la Navidad, y éste es un Belén particular, no es el de siempre».
El año pasado fueron más de 4.300 las personas que se acercaron a admirar su Belén, algunas llegadas en grupo desde otras provincias, como Burgos o Vizcaya. «Este año creo que vamos a batir el récord, porque todos los días vienen muchos colegios y gente de la tercera edad. La verdad es que cada año viene más gente».
Ángel Oria Navitrén
Después de un cuarto de siglo conduciendo el tren turístico, Ángel Oria puede decir que no hay nadie en el mundo que haya dado más vueltas a La Magdalena que él, y nunca ha dejado de pensar en lo bonito que es su lugar de trabajo, como demuestra compartiendo con sus conocidos las fotos que a diario saca con su móvil.
Cuando se acercan las Navidades, el Magdaleno se viste de luces y abandona la península para transformarse en el Navitrén y mostrar a los viajeros las maravillas de la ciudad iluminada, en un completo paseo por el centro de Santander. «Aquí suben todos, desde niños a gente mayor. Algunos te dicen que se montan para poder escuchar villancicos, porque ya no los ponen en ninguna parte. La verdad es que da gusto ver la alegría de la gente, la ciudad decorada... Está todo muy bonito».
Cada día, finalizada la jornada de trabajo y aparcado el Magdaleno, Ángel Oria se entrega a su verdadera pasión: las motos clásicas. «Ando loco con ellas, me gustan muchísimo: estoy oliendo a grasa a todas horas, destripando motores y poniéndolas a punto». Su colección, una docena larga de motocicletas, incluye montesas, bultacos, ossas... con una única concesión a la modernidad, una Triumph Thruxton 900.
«Les dedico todo el tiempo que puedo y más, y es que no me da el presupuesto. Todo el día metiéndoles mano, restaurándolas. Ahora estoy con una Bultaco Frontera 370. Preciosa».
Patricia Arenal Juguettos
Si es cierto lo que dice Patricia Arenal, que después de veinte Navidades en Juguettos sabe de lo que habla, este año los niños van a andar rechiflados con la Taquilla Secreta Vtech. «Es como una pequeña caja fuerte electrónica en la que metes tus códigos y nadie te la puede abrir. Puede servir como una hucha, o también para que metan sus cositas y que nadie se las pueda quitar».
La clave para que un juguete se convierta en el bombazo del año es, asegura, la televisión. Y lo explica mientras la cola de clientes no deja de crecer. «Pues la verdad es que andamos un poco locas en estas fechas. Aquí también se da Papá Noel, pero la semana más fuerte es la anterior a Reyes. No sé cuánta gente puede llegar a venir. En esta época reforzamos la plantilla con otras dos personas, e incluso podemos contar con otra más para los días de más trabajo».
Arenal es una orgullosa colaboradora de los Reyes y de Papá Noel. «Siempre tienes ilusión: ves la carita de inocencia de los niños, cómo vienen a echar la carta, y da gusto poder darles esa alegría. O cuando viene un padre desesperado porque no encuentra algo y le puedes ayudar».
Con dos hijos, de once y ocho años, ella también ve las cosas desde el otro lado: gracias a sus contactos ya puede adelantar con bastante seguridad qué regalos van a recibir. «Al pequeño, que pide cosas de construcción, le traerán Lego, y también le gustan mucho las manualidades de colorear; al mayor, tecnología: a ése ya nada de juguetes. Y para los dos, alguna cosa relacionada con el balonmano, un deporte que les gusta mucho».
Ana Michelena La pastelería de Navidad de Quijano
Ana Michelena habla de su decoración navideña con la naturalidad del que cuenta que ha puesto un Nacimiento con cuatro bolas y un espumillón. Como si instalar una locomotora luminosa de tamaño natural –y un árbol gigante, y un Mickey Mouse gigantesco, y...– en el jardín fuese la cosa más normal del mundo. Y eso que, en realidad, lo mejor está dentro de su casa, transformada en pastelería navideña, con más de 500 piezas entre dulces, bombones, tartas y helados fabricados por ella misma con espuma, cerámica o arcilla.
De hecho, ese sensacional montaje temático, denominado 'la Pastelería de Ana', forma parte de una brillante idea puesta en marcha por otra vecina, Esther Díez, quien hace ya tres años propuso convertir Quijano en un sueño navideño, una iniciativa que suma 32 casas decoradas en la localidad. El resultado es tan espectacular que el Ayuntamiento de Piélagos ha puesto en marcha una línea de magdalenos desde Renedo para que la gente pueda pasmarse con ese alarde de imaginación.
Michelena le quita importancia al asunto: a fin de cuentas, el montaje exterior lo hacen profesionales –Chispas y Francis 2–, y a ella, que siempre se le dio bien la repostería, le resultó fácil elaborar los adornos, con sus moldes y utensilios, contando además con la ayuda de su marido, sus hijos, sus nueras y hasta sus nietas.
¿Por qué se mete alguien en una tarea así? «Esto es una pasión, así que no te cuesta dedicarte a ello. Hay quien le da por irse de viaje a las Bahamas o a donde sea. Pues a mí me da por los adornos de Navidad».
Ángel Rodríguez Auto Sacramental de Santillana
Santillana del Mar es la única localidad de todo el país que hace coincidir en la víspera de Reyes su cabalgata y la representación del Auto Sacramental, un espectáculo que le ha valido la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Cada año, cerca de 15.000 personas –y porque no caben más–, abarrotan las calles del pueblo para contemplar esa única función anual.
Detrás de todo ello hay una experiencia acumulada de décadas y mucho trabajo. «Desde hace cuatro meses las chicas están dedicadas a la confección de vestuario y atrezo; otros nos dedicamos a los ensayos y a la dirección, y otros a preparar carrozas, seguridad... En total somos unas sesenta personas», explica Ángel Rodríguez, su organizador.
«Estoy metido en ello desde que era un niño. Empecé con Antonio Niceas, el párroco, que organizó la cabalgata; después estuve saliendo de personajes. El sucesor de Niceas, Primo Gómez, que organizaba y ensayaba con los actores, tuvo un problema de salud un año, y me mandó hacerme cargo de todo... y hasta ahora, más de veinte años».
«Siento la satisfacción de seguir con un importante legado: estuve ahí en el momento justo y me tocó, aunque siempre participé en las actividades municipales. Para el municipio, se trata de un día muy especial, y todo el mundo colabora, también el Ayuntamiento, que siempre lo ha apoyado. Detrás de todo esto hay una gran asociación, con mucha gente que cumple su papel y que hace posible que este sueño haya cumplido ya 65 años».
Alejandro Robledo Cristalería Robledo
Hace ya doce años que los hermanos Alejandro y Vicente Robledo se animaron a decorar el escaparate de su negocio, Cristalería Robledo, en Navidad. «Empezamos poco a poco... ¡y se nos ha ido de las manos! Como teníamos un escaparate pequeño y estábamos en una calle peatonal, decidimos sacar la decoración fuera de la tienda. En vista de que a la gente le gustaba y que también se decoraba la calle, todo eso nos llevo a hacerlo más grande», aclara Alejandro Robledo.
Este año el leitmotiv de la decoración son los cascabeles. «Viendo un cascabel se me ocurrió la idea. ¿A quién le gustan los cascabeles? Pues a un gato». A partir de ahí, y tras plasmar la fantasía en unos bocetos, construyeron un taller de cascabeles con toda su línea de fabricación, empezando por los troqueles, siguiendo con su montaje y pintado y terminando con el control de calidad.
«Todas las figuras están hechas a mano, con poliespán. He estado tallándolas y pintándolas, desde mayo, los fines de semana, las fiestas y las vacaciones. Luego nos ha llevado una semana montarlo todo en la calle».
El único objetivo que tiene todo este trabajo, asegura, es conseguir «que la gente pase un buen rato». «Los niños lo ven y les gusta, y la gente se echa unas risas con la idea de un control de calidad de los cascabeles. A mí también me gusta hacer cosas, soy creativo, y eso que cuando empecé no tenía ni idea, pero a base de hacer... pero hace más quien quiere que quien puede. Al final, siempre nos parece poco: queremos hacer más y más. Más bonito, más llamativo; si ves una zona un poco pobre, le metes más cosas. ¡Y paras porque tienes que parar!».
Lucía Bárcenas Floristería Rebolledo
La Navidad es una época de mucho ajetreo en Floristería Rebolledo. «Trabajamos mucho la decoración navideña –explica Lucía Bárcenas–; vendemos todo tipo de decoración para casa: árboles de Navidad, guirnaldas, centros de mesa... y también nos encargan la decoración de comercios, restaurantes, oficinas, clínicas... Es una temporada de mucho trabajo, una de las más fuertes, porque está todo concentrado».
Hay muchas plantas ligadas a la Navidad, desde el abeto o el acebo hasta el muérdago, que tan buenos augurios parece traer, pero si hay una especialmente característica, ésa es la flor de Pascua. «Es la que más se vende en estas fechas. No sé cuántas podemos vender, pero más de mil, seguro». Además de las clásicas, con hojas de un rojo intenso, hay otras variedades con mucha aceptación, como una de hojas blancas y otras de color rosa jaspeado.
Cualquiera que haya tenido una flor de Pascua sabe lo difícil que es conseguir que dure hasta el año siguiente. «Es una planta delicada», advierte Lucía Bárcenas. «No es fácil que aguante, y si lo hace es difícil lograr que el color rojo sobreviva».
Sus consejos para mantenerla con vida incluyen un ligero riego con agua templada cada dos días, y colocarla en un lugar con claridad y sin corrientes de aire, con una temperatura entre los 15 y los 22 grados. «Dicen que si la metes en una habitación a oscuras en algunas épocas del año se favorece que después florezca».
José Antonio Noriega Chocolatería Áliva
Para la mayor parte de la gente, el día de Año Nuevo es una jornada de descanso después de una noche agitada. En la Chocolatería Áliva, sin embargo, es el de más trabajo. «Pues no sé cuántos chocolates podemos servir... novecientos... mil... ¡Una barbaridad!», dice José Antonio Noriega, al frente del negocio.
«Lo que pasa es que ya no nos dejan abrir pronto: nosotros abríamos a las cinco y a las seis de la mañana, y después pedimos un permiso para seguir haciéndolo con un horario especial como negocio emblemático. La gente estaba encantada: venían de fiesta, venían de las discotecas y aquí se juntaban todos a tomar un chocolate con churros. No había alcohol ni había líos, y se volvían para casa contentos. Ahora no puedo abrir antes de las ocho».
Áliva lleva funcionando desde 1962. «Y yo llevo 33 años entre estas cuatro paredes», apunta Noriega. «El secreto del éxito es que se trata de un producto que no tiene edad, que lo puede comer un niño de dos años y un señor de noventa y dos». A eso se le añade «mucho cariño y mucha dedicación» para que el resultado sea perfecto.
Explica que tanto él como su anterior propietario, Santiago de Diego, dieron muchas vueltas hasta dar con el chocolate perfecto. «Fue después de muchas fórmulas, de ir y venir a Herrera de Pisuerga –a la fábrica de Chocolates Mata–, hasta que dimos con una que nos gustó, por la nitidez y porque no era ni amargo ni dulce». Confiesa que hace siete años, cuando se decidió a modificarla un poco, lo hizo con miedo. «Le dimos una vuelta de tuerca, eliminamos la harina de trigo y le pusimos fécula de maíz. No sabíamos si iba a salir correcto: aquí tenemos dos cosas, el chocolate y los churros, y si fallamos en una, estamos muertos». Pero la apuesta funcionó. Un toque de canela y otro de vainilla completaron una faena redonda.
Francisco Cano Aluzinarte en Navidad
A Francisco Cano, electricista, su mujer debió de decirle algo así como 'en casa de herrero, cuchillo de palo': todo el día haciendo instalaciones por ahí y su casa, sin una triste bombilla en Navidad. Para contentarla, plantó un rebaño de renos en el jardín de su nueva casa de Parbayón.
De eso hace ya catorce años. Él se fue animando, sus montajes fueron creciendo Navidad a Navidad y acabaron convirtiendo su casa en un espectáculo al que peregrinaban 30.000 personas cada temporada.
De hecho, sus extraordinarias decoraciones navideñas, con música y muñecos que hablaban, estuvieron a punto de hacerlo morir de puro éxito. «Se concentraba mucha gente: podían juntarse hasta quinientas personas cada vez que sonaba la música, así que se colapsaba la carretera, la gente andaba por ella... hasta que Tráfico tomó cartas en el asunto, dijo que no podía ser e intentó que así fuera». Ahí comenzó un tira y afloja entre unos y otros, en el que entró el Ayuntamiento y hasta el Gobierno regional, y que acabó en el juzgado... en un caso desestimado. Para explicarlo brevemente, como se reunía tanto público junto a su casa, pretendían que cumpliese la Ley de Espectáculos, y el juez dijo que no encajaba: era la vivienda de un particular, no cobraba entrada y lo hacía porque quería. Le exigieron, eso sí, que no anunciara el horario de los pases. ¿La consecuencia? Que en vez de congregar tanta gente a unas horas determinadas la tenía ahí plantada de continuo, esperando.
Después de pensarlo y repensarlo, Francisco Cano dio con la solución para dar rienda suelta a su pasión sin complicarse la vida: montar un parque temático de la Navidad. Cuatro espectáculos y más de 180.000 luces distribuidas en 1.500 metros cuadrados de carpa componen 'Aluzinarte', instalado en Renedo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.