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Ana Rosa García
Santander
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 13:29
«Cuando la visión sobre la manera de abordar los problemas de Atención Primaria no es compartida es normal que se cambie a las personas que lo tienen que llevar a cabo». Son las palabras con las que Teresa Ugarte justifica su salida de la ... Gerencia en declaraciones a este periódico poco después de despedirse oficialmente de su equipo. Con la misma discreción que ha caracterizado toda su gestión, cierra una etapa que ha durado veintiún meses, en los que ha salvado varias crisis, manteniéndose en el cargo en ocasiones contra todo pronóstico. Desde el colapso de la Atención Primaria en la ola explosiva de Ómicron, al conflicto que mantuvo la Consejería este verano con el centro hospitalario Padre Menni por la asistencia sanitaria de sus pacientes, pasando por la vuelta a la normalidad postcovid en los centros de salud con las dificultades de organización de una plantilla siempre coja por la falta de médicos y pediatras.
La reciente huelga y las medidas acordadas para aliviar la sobrecarga de los profesionales ha acabado sacando a la luz diferencias respecto a las directrices del Servicio Cántabro de Salud y del propio consejero, Raúl Pesquera –fue significativo que no participara en las últimas reuniones de negociación–. Diferencias que también quedaron en evidencia el pasado abril cuando fue su número dos, el director médico de Atención Primaria, Antonio Martínez, quien presentó su dimisión. Él las calificó entonces de «insalvables», acusando al titular de Sanidad de «anteponer la obtención de un puñado de votos sin importar añadir desprestigio a los profesionales y cuestionando a un colectivo, el de la Atención Primaria, que lleva años realizando un esfuerzo ímprobo».
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Pese a aquel revés en su equipo, Ugarte aguantó en el puesto: «Mi objetivo ha sido siempre que la población de Cantabria mantuviese el mayor número de puntos de atención posible con una buena calidad asistencial». Su círculo más cercano conocía su decisión de dimitir, aunque Sanidad se ha adelantado comunicando su cese. «La verdad es que la gente se está despidiendo de mí con tanto cariño y agradecimiento que me cuesta hablar», declara, abrumada por las muestras de apoyo recibidas a lo largo de la mañana. «Me voy agradecida con las personas que han trabajado conmigo en el equipo directivo y por el esfuerzo mantenido de los profesionales de servicios generales y asistenciales»
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Médico de familia de profesión, reconoce que «son tiempos difíciles», aunque confía en que «vendrán otros mejores, gracias al desarrollo intenso de la digitalizacion, la apuesta por la formación, capacitación, especialización y estabilización de los Recursos Humanos y otras acciones del plan de Atención Primaria». No obstante, apunta que «la falta de médicos tardará unos años en resolverse y hasta entonces habrá que capear la situación con inversión, reorganización e incorporación de otros perfiles profesionales que permitan al médico dedicarse con eficiencia a su campo exclusivo». Y es ahí donde considera que aún hay que definir cómo conseguir hacer efectiva esa limitación de agenda de 35 pacientes por día, que «se ha defendido desde todos los ámbitos». «Creo que tiene mucho que ver con otros factores en los que intervenir que se han remitido como compromiso del gerente del SCS y mío recientemente a los centros de salud. Aspectos relacionados con burocracia, continuidad asistencial, etc. Muy importante para reducir la sobrecarga de la agenda». Y para finalizar, asegura que «también será necesario hablar con respeto y poniendo en valor la verdadera joya del sistema nacional de salud e impulsando su acción comunitaria y domiciliaria».
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