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El pasado 12 de septiembre de 2019, el Consejo de la Mujer de Cantabria inició una nueva etapa tras un lapso de siete años. El ... colectivo volvía a la vida pública como órgano colegiado, consultivo pero no vinculante, y como altavoz de las necesidades y reivindicaciones de las mujeres de Cantabria. Después de 15 años en activo, fue suprimido en 2012, durante el Gobierno de Ignacio Diego, junto con el Consejo Económico y Social y el Consejo de la Juventud, por razones presupuestarias, se argumentó entonces. Sin embargo, el Parlamento de Cantabria votó a favor de su recuperación en mayo de 2018, y se hizo, además, por unanimidad, a pesar de las críticas cruzadas entre socialistas y regionalistas, promotoras de impulsar una nueva ley para crearlo, y la oposición.
El día en que este Consejo comenzó su nueva andadura, el vicepresidente regional y consejero de Igual, Pablo Zuloaga, aseguro que este órgano ha de «abanderar» las políticas de igualdad del Gobierno. Es necesario, añadió, abrir «espacios de participación» como este e incidir en las reivindicaciones de muchas mujeres, sobre todo ahora que «se ponen en duda la violencia de género o la eficacia de las políticas de igualdad». Pasados tres años parece que esas palabras han quedado en agua de borrajas. Al menos esa es la apreciación que hace Sofía Arobes que hace unos días dimitió de su cargo de presidenta ante la «falta de apoyo» por parte de la directora general de Igualdad, Consuelo Gutiérrez, y el consejero del ramo. «En estos tres años el consejero no me ha recibido ni una sola vez». Con esta afirmación Arobes resume la atención prestada por Zuloaga a este órgano consultivo. «La directora sí se ha reunido conmigo en alguna ocasión, pero sin aportar soluciones». Y eso, a pesar de las «necesidades» de la treintena de asociaciones de mujeres de Cantabria que pertenecen al Consejo de la Mujer. «Algunas están desapareciendo, entre otras razones, por falta de apoyo». Un apoyo que requiere de una serie de ayudas económicas que no llegan desde la Consejería, según lamenta Arobes. «Han sido tres años muy duros, con una pandemia de por medio, y un mandato complicado, en el que no se ha cumplido con lo que se nos prometió», apunta la expresidenta, que reprocha la «falta de sensibilidad» del vicepresidente y la directora de Igualdad con las necesidades de este órgano. «No hemos tenido medios, no nos han dado nada de lo que necesitamos y cuando ves que te das contra un muro una y otra vez lo que mejor es dar un paso al lado». Por eso Arobes ha decidido dejar su cargo, junto a la vicepresidenta, Lourdes Gómez, y tras un pleno celebrado ayer, la nueva cabeza visible del Consejo de la Mujer es Rosa Juárez (la vicepresidencia ha quedado vacante).
Juárez no quiere entrar en lo que ha pasado estos tres años. «Vengo a hacer borrón y cuenta nueva», dice, «ilusionada» y con «muchas ganas de trabajar para fomentar y visibilizar el trabajo de las asociaciones de mujeres». «Mi objetivo es buscar un consenso y que haya colaboración entre todas las partes», añade, al tiempo que apunta que una pandemia «no es el mejor escenario para ninguna asociación ni el propio Consejo».
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