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CONSUELO DE LA PEÑA
Jueves, 26 de diciembre 2019, 16:12
Todo era nuevo el pasado mes de mayo para los 24 diputados que se estrenaron en el cargo para esta legislatura. Medio año después ya se han adueñado del escenario. Se manejan a la perfección por los vericuetos del Hospital de San Rafael, conocen ... el procedimiento, saben manejarse en los plenos más calientes y suben a la tribuna de oradores relajados. Han aprendido a colocar el micrófono a la altura adecuada para no encorvarse y, sobre todo, a aislarse cuando intervienen y el hemiciclo se ha convertido en un gallinero. Pero en este tiempo han llegado también las decepciones y la sensación de que su trabajo «no es eficaz para resolver los problemas de la gente».
La queja llega del parlamentario de Vox, Cristóbal Palacio, pero la comparten también Lorenzo Vidal de la Peña (PP) y Marta García (Ciudadanos), todos ellos debutantes en el oficio de diputado. No lo ve así Paula Fernández, que reúne la doble condición de diputada primeriza y consejera de Presidencia. La regionalista cree que el Parlamento «sirve para mucho y que lo que hay que tener es diputados trabajadores». La portavoz socialista Noelia Cobo declinó la invitación para participar en este reportaje.
Esta legislatura la Cámara ha sufrido una profunda renovación y los nuevos parlamentarios han entrado con fuerza. En medio año largo han presentado un 40% más de peticiones de documentación y de preguntas al Gobierno que sus compañeros hace cuatro años. Desde su doble responsabilidad de diputada y consejera responsable de las relaciones entre el Ejecutivo y el Parlamento, Fernández constata que el Gobierno «está constantemente respondiendo a los diputados en tiempo y forma» y que los grupos, especialmente Vox, que se estrena en esta legislatura, están realizando un marcaje al Ejecutivo «muy exhaustivo». Pero ahí radica precisamente la «frustración» que advierten los diputados en un ejercicio de sinceridad. «La decepción es que ese trabajo no trasciende fuera de los grupos parlamentarios, es decir, lo que haces no mejora la vida de la gente», lamenta Palacio.
Lorenzo Vidal de la Peña | PP
La institución cumple una función legislativa y otra de control al Gobierno, y «este año no hemos aprobado ninguna ley, salvo la de Presupuestos, en la que no pintamos nada porque el Gobierno se lo guisa y se lo come», critica Palacio. De hecho, el PRC y el PSOE han pasado el rodillo a las más de 700 enmiendas a las cuentas regionales presentadas por la oposición. «A eso se llama prepotencia», se queja Marta García, una actitud que «aborrece».
A Vidal de la Peña, expresidente de la CEOE y empresario, también le resulta «frustrante» ese estrecho margen de maniobra para intervenir en la redacción de leyes, pero lo que más le ha decepcionado es que «los diputados están ausentes, no ven más allá del Parlamento. Cuando entras, te despegas de la realidad y vives cuatro años aislado en una burbuja. Cualquier cosa que se promueva lleva unos plazos larguísimos». Es el marasmo de los procedimientos, que «mediatiza» la otra labor de la Cámara, la de control del Gobierno.
LAS CLAVES
«Los plazos que tiene el Ejecutivo para entregar la información son tan amplios que cuando llega está desfasada. El problema es que se ha dotado de unos mecanismos que amortiguan nuestra capacidad de control», lamenta Palacio, para quien «esta falta de inmediatez es lo más desagradable porque no permite plantear soluciones. La frustración nace de que, tal y como está concebido el sistema, nuestro trabajo no es eficaz para resolver los problemas de la gente». «No se puede ser eficiente y estar a la altura de las circunstancias si presentas una iniciativa parlamentaria y transcurren doce días como mínimo para su debate», secunda la representantede la formación naranja.
Paula Fernández | PRC
Así las cosas, los diputados noveles no se muerden la lengua a la hora de comentar sus primeras impresiones. Si Palacio cree que el Parlamento «es un convidado de piedra» porque «no realiza su función legislativa», y la actividad de control al Gobierno «está tan mediatizada por los plazos que en la práctica no es eficaz», Vidal de la Peña asegura que «cambiaría todo» de la dinámica parlamentaria. Empezaría por trasladar la sede a un lugar «más funcional» que permita a los diputados tener despacho propio. «En nuestro caso, seis diputados compartimos un solo despacho», protesta. También modificaría el reglamento para «imprimir más dinamismo a la Cámara. Existe una burocracia excesiva que complica la agilidad». E introduciría «más asesoramiento, no a título legal, que ya existe, sino en el ámbito económico y otras áreas».
Fernández discrepa de sus compañeros, tal vez porque pesa más su condición de miembro del Gobierno que la de diputada novata. Reconoce que la mayoría absoluta del PRC-PSOE evita la «incertidumbre que existía la pasada legislatura a la hora de llevar proyectos de ley a la Cámara», cuando era necesaria pactar con Ciudadanos o Podemos para sacar adelante cualquier iniciativa de este tipo. Pero defiende la «importancia legislativa» del Parlamento. «Cuando los grupos de la oposición presentan iniciativas interesantes, el Gobierno las incluye y el proyecto de ley se aprueba con las consideraciones de la Cámara», señala, una explicación que contradice el rodillo aplicado por los partidos del Ejecutivo en el debate presupuestario al tumbar todas las enmiendas.
Marta García | Ciudadanos
Y como enlace entre ambas instituciones, la regionalista cree que los tiempos de respuesta a las cuestiones que plantea la oposición -«quince días de media»- son «perfectamente lógicos y permiten al diputado trabajar en su función de control. Los grupos siempre quieren mejorar el reglamento de la Cámara, lo sé por legislaturas pasadas, y creo que el Gobierno no tendría problema alguno si hay unanimidad».
En este medio año de rodaje, los novatos han podido comprobar de cerca el nivel de la oratoria política en un hemiciclo donde la mayor parte de las señorías leen sus intervenciones. Vidal de la Peña recuerda que se estrenó en la tribuna con una interpelación sobre la situación de la industria en Cantabria. Trazó un panorama tan sombrío que desde entonces le llaman «el apocalipsis según San Lorenzo». El empresario popular cree que la prosa de los diputados es «más bien mediocre o muy baja», algo «muy preocupante», y sostiene que la lectura de las intervenciones parlamentarias «reduce la viveza del debate». Si tiene que elegir entre los 35 miembros del arco parlamentario, se queda con el regionalista Pedro Hernando «por su soltura en el uso de la palabra, aunque no me gusta lo que dice».
Cristóbal Palacio | Vox
Al portavoz de Vox se le nota a la legua su formación jurídica. Es el único que no lee sus discursos en la tribuna. «La lectura de las intervenciones refleja que hay mucho miedo a equivocarse. No aspiro a que mi discurso convenza, aspiro a cumplir el trámite», sostiene Palacio, quien, no obstante, precisa que «eso implica no meter la pata». Admite que él escribe sus discursos y considera que reducir el trabajo parlamentario a la capacidad oratoria «es injusto. Un diputado exhaustivo, capaz de generar ideas nuevas es un gran parlamentario, aunque no llegue en la tribuna». Aunque se le ocurren «muchos abogados que están por encima del nivel de oratoria del Parlamento», si tuviera que señalar a uno destacaría a Íñigo Fernández. «Habla muy bien», dice.
Marta García ha intervenido ya catorce veces en un pleno. Está convencida de que ninguno de los diputados «necesita papeles porque dominamos los temas», pero cree que escribir las intervenciones permite «una mejor precisión a la hora de exponer nuestra postura». Para Paula Fernández, «el problema no es leer las intervenciones si están estudiadas y preparadas en conciencia y con rigor». A su juicio, «con carácter general los diputados tienen un nivel profesional y dialéctico bueno».
LAS CLAVES
Los cuatro diputados han podido comprobar también que la rivalidad política no está reñida con la cortesía. «Hay buen rollo. Todos competimos por nuestros objetivos, pero eso no quita que exista camaradería. Sabemos distinguir el rifirrafe político de la relación personal», explica Palacio. Y es que esta legislatura, aunque acaba de empezar, se está mostrando menos bronca que la anterior. «No está Podemos y eso se nota. Hubo plenos muy duros protagonizados precisamente por ese grupo», recuerda Fernández. Vidal de la Peña esperaba que los debates fueran «más vivos. No hay contraposición de ideas y cada uno viene con su librillo aprendido».
El Parlamento de Cantabria vivió al inicio de esta legislatura la mayor renovación de su historia. De sus 35 diputados, 24 se estrenaron en el cargo. De hecho, tres de los cinco partidos que conforman la Cámara exhiben caras totalmente nuevas. Se trata del PSOE, Ciudadanos y Vox, partido que ha irrumpido por primera vez en el antiguo Hospital de San Rafael con dos diputados. En este medio año han superado ya los nervios de los primeros días y se han metido de hoz y coz en la tarea parlamentaria, aunque la labor legislativa se ha reducido prácticamente al debate de la Ley de Presupuestos y Medidas de Acompañamiento. La Cámara tiene en estos momentos sobre la mesa los proyectos de ley de Memoria Histórica, de Igualdad, la actualización de la Ley de Fundaciones, la Ley del Colegio de Periodistas y el blindaje del Fondo de Cooperación.
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