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Mi perplejidad es la siguiente. Cantabria cerró 2017 con un déficit equivalente al 0,37% de su PIB, aunque tenía autorización del Gobierno de España ... para llegar hasta un 0,6%. Quiere esto decir que el Gobierno regional tenía permiso para gastar con nueva deuda 79 millones en el bienestar de los cántabros, pero sólo utilizó 49, por lo que dejó 30 posibles millones sin emplear. Si usted es un sanitario de Urgencias a quien regatearon salarios, o de Atención Primaria a quien regatearon refuerzos, o una empresa o particular que se quedó sin subvención, ayuda o beca, o un alcalde a quien pusieron pegas para una obra diciendo que no había dinero, piense que todas esas posibilidades volaron con los 30 'kilos' que el Gobierno cántabro decidió no utilizar, no sabemos si como ofrenda a Montoro para congraciarse con él después de ponerlo a caldo en televisión, o por un inconfesado morbo de hacer lo contrario de lo prometido a los electores.
Lejos de lamentarse por este considerable recorte de gasto real sobre el gasto total posible (pues se dejó de utilizar el 38% del déficit autorizado, lo que no parece demasiado progresista, al menos para los que estudiamos macroeconomía en el manual de Kevin Lancaster, profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York), nuestro ejecutivo autonómico presumió de equilibrio presupuestario y de reducción récord del déficit, como si se hubieran vuelto todos neoliberales al recibir un envío de Amazon.
Pues bien, ahora la flamante ministra de Hacienda ofrece más margen de déficit a las autonomías, aprovechando la holgura conseguida por su colega Calviño en Bruselas como agradecimiento por haber lavado la cara a Italia y Malta con el 'Aquarius', y a Merkel con un acuerdo de reembolso de inmigrantes que Alemania no desee. Este nuevo margen supone que Cantabria puede gastar 26 millones de euros más. Albricias, proclaman nuestros próceres regionales.
Y ahí es donde no entiendo la cosa: si el año pasado era estupendo dejar de gastar 30 millones que se podían gastar, ¿por qué ahora es maravilloso gastar 26 millones que no se pensaba gastar? Me parece que la consejería del ramo está pasando velozmente del socialismo al surrealismo, y lo que necesita no son más directoras de Economía (ya lleva tres, un promedio de una por año), sino de 'Patafísica', a saber, el «estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones». Urge crear ese nuevo departamento.
Pues el «esfuerzo titánico» que el consejero dijo haber realizado para reducir en 2017 el déficit más de lo aconsejable, ahora será un esfuerzo aún más titánico para gastarlo en aquello que pueda proporcionar rédito electoral dentro diez meses a los partidos gobernadores. Así la deuda que no contrajimos en 2017 nos apresuramos a contraerla en 2018. No nos vayamos a acostumbrar a gastar poco más o menos lo que se ingresa: la Patafísica exige soluciones imaginarias. ¿Para qué gastar durante 2017 en lo necesario, cuando se puede derrochar durante 2018 en lo innecesario?
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Ana del Castillo
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