La dirección nacional de Vox asume el control del grupo parlamentario

El martes llegaron a Santander Enrique Cabanas e Ignacio Hoces para reunirse con los cuatro diputados de Vox. Un cónclave de solo seis personas para evitar filtraciones a los medios de comunicación, como la que supuso la publicación en este periódico de la denuncia policial interpuesta por Cristóbal Palacio y Armando Blanco tras descubrir que un asesor, que trabaja en exclusiva para Leticia Díaz, grababa sus conversaciones con un artilugio escondido dentro de un bolígrafo.

La presencia de Enrique Cabanas en Santander da medida de la importancia que en Madrid empiezan a dar a los problemas de su partido en Cantabria. Oficialmente vicesecretario de la Presidencia de Vox, Cabanas es en la práctica el brazo ejecutor de Santiago Abascal en casos de crisis internas. Hasta ahora, ha gestionado con mano de hierro toda la estructura territorial del partido, y ha sido el representante de la dirección nacional en los lugares en los que ha habido conflictos de todo tipo, como por ejemplo con la investidura en Murcia tras las elecciones autonómicas del pasado mayo.

Ignacio Hoces, por su lado, es ya un viejo conocido del partido en Cantabria. Fue él quien actuó de árbitro a finales del año pasado en el grupo parlamentario, cuando Emilio del Valle reconoció no ser capaz de apaciguar el enfrentamiento. Desde entonces, ha visitado Santander en varias ocasiones. Además de vicesecretario de la formación, donde tiene la responsabilidad de coordinar la acción político-institucional, está considerado un 'delfín' del ala dura, comisario político del grupo parlamentario y con mucha ascendencia en el partido por su cercanía a Jorge Buxadé. No en vano, fue uno de los que dirigió la estrategia negociadora en Extremadura y, por tanto, el 'golpe de mando' que dio Vox allí.

Pese a que la presencia de ambos hizo creer que se tomarían decisiones contundentes para acabar con el conflicto en el Parlamento, la realidad es que los dos volvieron a Madrid con todo por resolver. Leticia Díaz y Cristóbal Palacio permanecerán en sus cargos como hasta ahora, pero con menos control sobre lo que se decide y vota en el Parlamento regional.

Será la dirección nacional la que coordine toda la actividad en la Cámara con la creación de un Consejo de Dirección formado por tres miembros de Madrid y dos de Cantabria. Los nombres que integrarán ese comité todavía se desconocen, pero, según el partido, será el propio secretario general de Vox, Ignacio Garriga, el encargado de nombrarles en los próximos días.

Durante la reunión con Cabanas y Hoces, la diputada Leticia Díaz exigió el cese del asesor Carlos Bedia -exdiputado del PP expulsado por María José Sáenz de Buruaga- y del coordinador del grupo parlamentario, Toni López. Solo han pasado siete meses desde que la propia Díaz maniobró para que la dirección cesara a Niko Gutiérrez de ese mismo cargo, lo que propició la llegada de López, que hasta ese momento era el número uno de Vox en Lleida y diputado en el Parlament de Cataluña.

Esta petición no se ha tomado en consideración, de momento, desde la dirección nacional, según han informado fuentes del partido.