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La Consejería de Sanidad ha levantado un cordón sanitario en el barrio de la Inmobiliaria, en Torrelavega, en un área de 80.000 metros cuadrados que afecta a 6.500 residentes, por el brote que se originó en un evento social y familiar y que ya ha provocado 68 contagios. ... Entre los contagiados hay varios niños, algunos de ellos ingresados, como un neonato de 17 días.
En concreto, el aislamiento se ha decretado en las calles Pintor Varela en su totalidad; Julián Urbina, los números impares desde pintor Varela hasta su intersección con Ceferino Calderón; Ceferino Calderón, entre las intersecciones de las calles José María Pereda y Julián Urbina a ambos márgenes; Marqueses de Valdecilla y Pelayo, desde su confluencia con José María Pereda a la intersección con Juan XXIII a ambos márgenes; y Juan XXIII, desde su intersección Marqueses de Valdecilla y Pelayo.
A diferencia del confinamiento de Santoña, la medida en Torrelavega, que se mantendrá activa durante al menos 14 días, afecta al colegio José María Pereda, que debe cancelar las clases presenciales en todos los cursos. Además, se suspende la actividad en hostelería -salvo aquellos que tengan servicio de comida a domicilio-, la apertura al público de locales minoristas, excepto los relacionados con necesidades de primera orden (alimentación, farmacia…), las actividades deportivas, culturales y de ocio, y se restringe a un máximo de cinco personas las celebraciones religiosas. Dentro del área confinada, se desaconsejan los desplazamientos que no sean estrictamente necesarios, como la asistencia a centros sanitarios y al puesto de trabajo, el retorno al lugar habitual de residencia o la atención a personas dependientes.
Dentro del área delimitada por el confinamiento, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado estarán habilitadas para identificar a viandantes y trasladar los datos personales a Salud Pública y comprobar que no están diagnosticados con covid-19.
A primeras horas de la tarde de hoy han quedado establecidos los controles de acceso y salida a la zona y efectivos de los Cuerpos de Seguridad del Estado han intensificado su presencia en el barrio para comprobar que se cumplen las medidas adoptadas. El acceso y salida al interior del área incluida en el cordón sanitario será por la calle Pintor Salces en su confluencia con Julián Urbina con presencia policial «permanente». También se ha procedido a instalar indicaciones en las calles que han quedado sin salida para que todos los vehículos se dirijan a la calle Pintor Salces por Julián Urbina.
Además, la calle Ceferino Calderón está abierta al tráfico y la circulación solo estará limitada en las perpendiculares, es decir, la calle Bonifacio del Castillo, Leonardo Torres Quevedo y Marqueses de Valdecilla y Pelayo. En el caso de la calle Padre Rábago, en la confluencia con la calle José María Pereda, el acceso estará abierto exclusivamente para los residentes.
Según ha explicado en rueda de prensa el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, es una decisión «drástica», pero «necesaria» para que no se transmita a otras zonas de la ciudad u otros municipios.
Por su parte, la responsable de Salud Pública del Gobierno de Cantabria, Paloma Navas, ha señalado que este brote se debe a un «evento muy diseminador y desaconsejado en las diferentes resoluciones». Se refiere al bautizo multitudinario que se celebró por separado entre hombres (50 participantes) y mujeres (otras 60) en lugares y días distintos.
Salud Pública comenzó a registrar positivos a comienzos de semana, un aumento «llamativo» el miércoles y 20 contagios nuevos solo el jueves (en lo que va de viernes, seis). Cifras que hicieron saltar las alarmas en la consejería de Sanidad que, -«consciente de que esto afecta a la vida de las personas», ha señalado Rodríguez-, ha optado por «no mirar hacia otro lado». «Hay que tomar decisiones para proteger la salud de los cántabros, aunque sean contundentes y difíciles», ha puntualizado. Una medida que la Consejería ya ha aplicado anteriormente en zonas afectadas por brotes, como el edificio de la calle Nicolás Salmerón de Santander o el municipio de Santoña, que aún sigue aislado.
El colegio José María de Pereda, que desde hoy queda cerrado a las actividades presenciales, se ha habilitado como centro de realización de pruebas PCR y priorizará la toma de muestras a vecinos que hayan acudido al bautizo en el que se originó el brote -ya que asistieron 110 personas y aún no se ha identificado a la mayoría- o a sus contactos estrechos, a los vecinos que hayan participado en algún evento social los últimos 15 días y a los comerciantes. «La medida es buena, había muchos contagios en la zona. Nos ha cogido precipitadamente y la comunicación oficial la he tenido hace poco. A los niños se lo he dicho de aquella manera -y les hemos encargado deberes para estos días- y ahora tendré que informar a las familias de forma oficial», explicaba a este periódico el director del colegio José María Pereda, Ignacio Díaz.
«No vivimos aquí pero estamos de vacaciones un par de meses. Nos ha avisado un sobrino de lo ocurrido y nos invitó a que fuéramos a hacernos la prueba. Vivimos en Torres Quevedo. Hay que ayudar en todo lo que podamos. Pensábamos volver la semana que viene a Alemania. A ver si nos dejan», cuenta a este periódico Aurelio López, en la cola para hacerse la PCR en el centro educativo de La Inmobiliaria. Allí, esperando para realizarse también la prueba, está Marco Gómez, un vecino y trabajador en la zona confinada: «He venido por tema laboral. Trabajo en un quiosco y quiero saber si estoy contagiado. Vivo en el barrio, en un edificio afectado y no si podré ir a trabajar. La medida me parece mal. Si saben quiénes fueron y dónde están, que no cierren todos los portales. No pueden castigarnos a todos. Pagamos justos por pecadores».
marco gómez | vecino y empresario de la zona
La Policía Nacional ha informado de que hoy sólo se harán PCR a personas que acudieran al bautizo, además de comerciantes y trabajadores de los establecimientos de hostelería y a los vecinos de las calles Torres Quevedo y Marqués de Valdecilla y Pelayo.
«Esto es lo que tenemos. Es más fácil cerrar los locales que buscar a los responsables. Lo que debería hacer esta gente es colaborar con los rastreadores. Nosotros nos tenemos que ir para casa mientras que esta gente se esconde. Están escondidos. Esto nos supone volver a mandar a la gente al ERTE. Menos mal que trabajo también en otro lado. Hay que mirar para adelante, pero esto no hay por donde cogerlo», denuncia el propietario del bar Estadio, José Manuel Lopez.
El consejero de Sanidad ha señalado en su comparecencia que la situación en Santoña «está mejorando» en los últimos días. El número de casos nuevos diarios se ha reducido «sustancialmente» y la incidencia es inferior a la que había cunado se adoptó levantar el cordón sanitario: 517 casos por cada 100.000 habitantes.
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