Revilla no ve un confinamiento como en marzo, pero reconoce que Sanidad manda
Cantabria ·
El presidente comparece en el Parlamento para explicar las medidas. «Hay que optar entre lo malo y lo peor»Secciones
Servicios
Destacamos
Cantabria ·
El presidente comparece en el Parlamento para explicar las medidas. «Hay que optar entre lo malo y lo peor»Lo que más criticaron a Revilla –dejando claro, según le expresaron, que lo que necesitan los ciudadanos con este panorama son más «certezas» y menos «incertidumbre»– fueron algunas de sus declaraciones a lo largo de estos meses de pandemia. Y tratando de aclarar ... sus frases, el presidente del Gobierno de Cantabria respondió en cierto modo a la cuestión que ahora mismo está en la boca de cualquiera que se junte a charlar con otra persona por la calle –aunque sea de lejos–. ¿Nos van a volver a confinar? «Yo he dicho siempre que no creo que lleguemos a un confinamiento como lo de marzo. Es lo que siempre he dicho, sobre todo porque pienso que los españoles no podrían soportarlo como lo hicieron. Es mi opinión. Pero también he dicho siempre que si los que nos tienen que informar sobre la situación nos dicen que hay que hacerlo, no habrá más remedio. Porque la opinión sanitaria está por encima». O sea, que él no cree, pero que Sanidad decide.
El párrafo está sacado de la comparecencia a petición propia del presidente en el Parlamento para explicar la situación y las últimas medidas contra la pandemia en la región. Revilla no anunció nada nuevo, pero sí ofreció algunos titulares. «Tengo los años y la experiencia para asumir este reto» o –a la hora de justificar decisiones como la de la suspensión de las vacaciones escolares– «había que optar entre lo malo y lo peor, porque todas las decisiones que se tomen van a ser malas». La sesión en el Pleno dejó además al líder de los regionalistas agradeciendo el «apoyo» en cuato al tono, más allá de sus críticas, de Cs y del PP, y, por el contrario, manteniendo un duro enfrentamiento verbal con el portavoz de Vox. Cristóbal Palacio insinuó que el presidente eligió la alternativa de suprimir las vacaciones escolares y no la de cerrar algunos de los municipios más afectados –entre las que le ofrecieron– porque esto podría haber perjudicado a varios alcaldes de su partido. Ahí salió un Revilla muy distinto al del resto de la comparecencia –bastante plana–. «Hace falta un temperamento insidioso para decir que un presidente puede actuar con tal mezquindad. Hay que ser malévolo, insidioso...». Y más. «No me conoce. Eso no es parlamentarismo ni seriedad. Viene aquí a lanzar unas cosas impresentables. La sospecha que lanza de que tomo decisiones de este tipo para ayudar a amigos o correligionarios no se la consiento. Y –dedo en alto– ahí queda».
Por lo demás, y ante los reproches del PP por su postura tibia frente al anuncio de los Presupuestos de Sánchez, Revilla pronunció otra frase de la que tomaron nota en la bancada popular. «El PSOE a lo mejor no da mucho, pero da algo. Quien no gobierna es el que no da nada. Hay que intentar mejorarlo, pero lo otro es ir a pedir a puerta cerrada (en los escaños del primer partido de la oposición se escuchó un «entonces le vale cualquier cosa»).
Noticia Relacionada
Álvaro Soto Mateo Balín
Eso, como resumen. Analizando la comparecencia en su conjunto tuvo dos partes diferenciadas. La primera fue un repaso de acontecimientos y de números. El presidente defendió el Estado de Alarma como una «decisión oportuna» para evitar la indefensión de las autonomías a la hora de tomar medidas (y que los tribunales se las pudieran echar abajo), explicó que fueron ampliando las restricciones «porque la situación iba empeorando» y «en sintonía con otros territorios», y llegó al punto de la suspensión de las vacaciones escolares. Habló de un «duro informe de Sanidad» que «llegaba a recomendar no sólo el cierre perimetral, sino el de todos los municipios» por la «situación atípica de nuestro calendario escolar». Así, se decidió «desconvocar» esas vacaciones para evitar «el trasiego». Reconoció la «oposición frontal de los sindicatos y la polémica generada», pero, dijo, «hay que tomar decisiones».
«Que no se entienda esto como algo triunfalista, porque nadie puede decir cómo va a estar la situación dentro de una semana, pero sí estamos algo mejor que el resto». Eso lo expresó antes de una larga enumeración de datos, tasas, porcentajes... Habló de presión hospitalaria, de número de pruebas, de perfil de contagiados, de edades de hospitalizados... Insistió mucho en el papel de los asintomáticos (un 60,7% de los positivos en la región) y, especialmente, de los jóvenes. «El riesgo que tienen de verse hospitalizados es bajo, pero el riesgo de transmisión en su entorno familiar es muy alto».
También se detuvo en las residencias, en las que valoró «la experiencia acumulada y las medidas» puestas en marcha para evitar ahora en parte «uno de los problemas que fue más sangrante» meses atrás. «Somos –para destacar el papel del sistema sanitario en la región– la comunidad con menor número de fallecidos porcentualmente».
Y así llegó a la parte final de su primera intervención. Nivel de Alerta dos, «pero los indicadores epidemiológicos en nivel alto». «La situación es mala, preocupante, aunque dentro del conjunto del país estamos un poco mejor. No es un consuelo y no nos pone en situación de poder garantizar que estemos mejor en adelante. Estas medidas que hemos tomado tienen o deben tener una respuesta en forma de disminución del número de contagios». Algo que, teniendo en cuenta cuando arrancaron, debería verse reflejado en los datos esta semana, según comentó. «Y esperar a la vacuna». Total, 29 de sus treinta minutos disponibles.
Luego llegaron los turnos de los portavoces. La oposición se centró, sobre todo, en pedir mensajes claros (recordándole sus frases sobre los madrileños, el Estado de Alarma o el toque de queda), liderazgo y achacándole que no hubiera ni mencionado en su intervención las medidas económicas o que no tuviera un verdadero plan de reactivación de la economía. Por su parte, Noelia Cobo (PSOE) y Pedro Hernando (PRC) le quitaron al presidente algo de trabajo al responder a los ataques.
Cobo insistió en que las carencias que mostró el sistema sanitario se debieron a las «políticas neoliberales que desmontaron los servicios públicos» y defendió la «política» para solucionar la crisis con «recetas diferentes» a las que se usaron ante la última recesión. Además criticó a los que «están alentando» los desórdenes en la calle. Para terminar, la portavoz socialista dijo que «desautorizar las medidas sin un plan B es poco responsable».
En eso de la responsabilidad coincidió con Hernando, que expresó que no podían pedir a su partido «una cosa y la contraria» –reprochó, sobre todo, el discurso de Vox–. En la línea de Revilla, el portavoz regionalista defendió que las decisiones se han tomado «cuando surgen las cifras y las necesidades» y que la suspensión de las vacaciones escolares era «la mejor de las peores soluciones».
Con anotaciones, llegó el segundo turno para el presidente del Gobierno. En la réplica se vio a un Revilla más reconocible, que empezó 'caliente' con su enfrentamiento con Palacio. Al portavoz de Vox le contestó que asumía la delegación de competencias y que, si las cosas estaban algo mejor pese a la segunda ola en los hospitales, era «porque se han tomado medidas».
Repasó incrementos de camas en los hospitales, de plazas de UCI y de profesionales. «Claro que hay más gente: 255 enfermeros más, 168 auxiliares, doce médicos (y porque no encontramos más), 43 fisios y 36 administrativos». También trató de justificar algunas de sus frases –a base de recordar algunos aciertos en sus predicciones y de «dar alguna esperanza en momentos de angustia»– y aseguró que las ayudas de 500 euros son «para intentar, modestamente, echar una mano». «Son una emergencia, para hoy, pero vamos a preparar un plan de choque». Justo en esto, ayudas y situación económica, aseguró que no era el tema del día, pero que en eso «no se salva nadie tampoco». «Nadie puede sacar pecho, salvo los chinos. Porque recesión va a haber en toda Europa y en España más por la caída del turismo. Eso es de libro. Y tengo la esperanza de que, dentro del desaguisado, Cantabria haya podido salvar los muebles mejor que otros. Pero no hay soluciones mágicas», insistió Revilla antes de concluir. «Creo –dijo casi al final– que no se están haciendo las cosas tan mal. Y estoy dispuesto a comparecer aquí todo lo que se me solicite».
En el discurso de María José Sáenz de Buruaga hubo dos caras diferenciadas. En una mostró su ánimo de ejercer su papel «sin crispación y con serenidad». «Con el ánimo de arrimar el hombro». En la otra fue dura con el Ejecutivo regional y, especialmente, con el nacional. «Sánchez ha pasado de un virtual estado de excepción a desaparecer del mapa, y usted, señor Revilla, de la fiesta veraniega a la depresión otoñal». Entre otras cosas, la dirigente popular pidió al regionalista «más responsabilidad» y que se «muerda la lengua». Porque «hemos vivido –dijo a Revilla– en una montaña rusa de discursos incongruentes».
Para Buruaga, el nuevo estado de alarma es «un fracaso monumental». Una «necesidad» en la situación de estos días porque «el trabajo está sin hacer». Se lo achacó a Sánchez, pero también a Revilla y a su Gobierno. Porque debieron estar «mucho más despiertos». Fue ahí cuando recordó su mano tendida –«ha tenido usted todo el respaldo que me ha pedido»–, pero a la vez exigió responsabilidad. «Su doble discurso y sus mensajes contradictorios –dijo antes de repasar un listado de frases del regionalista durante estos meses de pandemia– han generado mucha incertidumbre, desconfianza e intranquilidad en la población».
Primero, lo sanitario. Y luego, lo económico. «Sin duda alguna, lo que causa mayor desconcierto es no ver al Gobierno de Cantabria abanderando la recuperación de la comunidad. Y no le vemos porque no está», señaló. Buruaga acusó a Pedro Sánchez de «tratar a los empresarios como culpables preventivos y permitir a las empresas endeudarse para pagar impuestos». «Nada más». Y al Ejecutivo regional, de quedarse en «medidas testimoniales». «Esto no se arregla –afirmó– sólo con turismo de fin de semana, sino que hace falta una estrategia de recuperación que defina nuestras prioridades para sostener, reconstruir y transformar la economía de Cantabria».
Pidió poner remedio a una forma de gobernar «buscando los titulares del día y no las soluciones del año». «No podemos fallar ni llegar tarde a la recuperación». Se reservó su opinión sobre los Presupuestos de Cantabria («porque el documento que nos entregó el jueves su consejera de Economía es lo mismo que si nos hubiera entregado una servilleta de papel»), pero aseguró que los del Estado «son para echarse a temblar». Sobre ellos, acusó de hecho a Revilla de hacer un «papelón» por su actitud ante las cuentas relativas a Cantabria elaboradas desde Madrid. «Sánchez pide y ustedes dan».
Y, en este contexto, incluyó los proyectos presentados para buscar la financiación en los fondos de recuperación europeos. «No se trata de pedir mucho para poder protestar cuando nos den poco, sino de acertar. Y muchos de los proyectos que ustedes presentan no tienen cabida. Abultan, pero no tienen ninguna posibilidad. Y ustedes lo saben».
«Pónganse las pilas», pidió en el tramo final de su intervención, en la que recordó al presidente regional que su partido no tiene «ninguna hipoteca política ni con Sánchez ni con Iglesias». «Nosotros –concluyó la presidenta de los populares cántabros– seguiremos arrimando el hombro. Nosotros no vamos a dejar de sumar y de cooperar, pero son ustedes quienes tienen que aprender y empezar a gobernar».
«Le pido que no lea los posos del café ni eche las cartas del tarot». Fue una de las primeras cosas que expresó Félix Álvarez. Con ironía, esa idea recorrió el discurso del portavoz de Ciudadanos. Ofreció apoyo para las medidas, sí, pero también exigió «mensajes claros y concisos». «Si algo necesitan los ciudadanos son certezas». Sin vaivenes. Por eso criticó las declaraciones de Revilla con ejemplos concretos y, muy especialmente, una frase del vicepresidente Zuloaga (PSOE). La de «sin el PSOE los efectos de la pandemia hubieran sido peores». «Estas declaraciones –dijo Álvarez– hacen esto insoportable y nadie se puede sentir satisfecho con esto».
Cs insistió en la idea de crear un comité de expertos «ajeno a la presión de siglas políticas» y criticó a Pedro Sánchez. Con dureza. «Si sale bien será mérito de su santísima persona y, si sale mal, de las comunidades y sus presidentes». En este sentido, aseguró que «ni un mando único hermético» ni un «sindiós de 17 comunidades». «El virus no lee estatutos de autonomía». Puso en esto su mirada en Europa –«qué envidia Alemania», expresó al hablar de ayudas a las empresas– para señalar que «es triste que para saber lo que va a ocurrir en España en unos días tengamos que mirar a lo que ha pasado en otros países europeos hace unos días».
El portavoz de Ciudadanos acabó con cuatro ideas concretas. Apoyo a las medidas, «pero procuren anticiparse un poco más», petición de «colaboración y comprensión» de los partidos y los agentes sociales, «un plan ambicioso y de verdad de ayudas a los afectados» (recordó que en Grecia han suspendido el IVA hasta marzo de 2021) y la condena «sin paliativos» de los disturbios. «Pido responsabilidad a los partidos que alientan salir a la calle a manifestarse».
Cristóbal Palacio empezó agradeciendo a Revilla sus explicaciones. Pero fue la única concesión al presidente. De entrada, le dijo que hubiera sido mejor que se presentara «la semana pasada» para evitar «la zozobra» de los ciudadanos. Y a partir de ahí lanzó varias preguntas.
«¿Para qué a va a utilizar las competencias que le ha dado Sánchez?» o «¿Qué ha cambiado desde la primera ola?». Si había más camas, más personal, más puestos de UCI... «Lo que aleja a Cantabria a día de hoy del colapso es que la incidencia es muy baja», dijo el portavoz de Vox, que acabó diciendo que Revilla era, con las competencias otorgadas por Sánchez, «el sereno con las llaves de los pueblos, pero poco más». Tras repasar declaraciones del presidente regional, aseguró que «la población de Cantabria no sabe si está por una cosa o por la contraria». «Se pide a la vez que vengan a los de fuera y luego el autoconfinamiento a los ciudadanos».
Pero la parte más crítica del discurso llegó al hablar de la decisión de suprimir las vacaciones. No por la medida en sí, sino por la insinuación de que se tomó sin que lo propusiera Sanidad y por la posibilidad de que la alternativa implicara perjudicar a varios ayuntamientos gobernados por los regionalistas. «Una medida que podría ser razonable es irracional si se toma el último día», dijo Palacio antes de su último reproche. «No hace falta que venga aquí a leer estadísticas. No ha dicho ni una palabra de las medidas económicas que debería estar tomando. El paro sube un 38% y no le ha dedicado a esto ni diez segundos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.