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El Congreso de los Diputados aprobó el jueves la tercera reforma de la Constitución, esta vez para desterrar del artículo 49 el término 'disminuidos' y sustituirlo por otro no lesivo ('personas con discapacidad') mediante un acuerdo que ha visto la luz con un amplio consenso ... y que ha recibido el elogio unánime de los colectivos y particulares a los que hace referencia. Si bien advierten de que sus problemas no quedan resueltos con la revisión de la terminología que se utiliza para identificarles, todos coinciden en que el gesto «es interesante».
Lo es para Jesús Flórez, director de la Fundación Iberoamericana Down 21 y padre de dos hijas con discapacidad intelectual –una tiene síndrome de Down y otra síndrome de Koolen-deVries– a las que la Carta Magna identifica actualmente como disminuidas psíquicas.
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Miguel Ángel Alfonso
«Me parece un gesto oportuno», afirma al respecto el doctor, que valora el consenso político habido sobre una decisión acertada desde su punto de vista. «Me parece un gesto oportuno porque el término disminuido molestaba a las personas con discapacidad y a sus familiares», asegura el presidente de la Fundación Iberoamericana Down 21, para quien el simple cambio de una definición por otra ya es un avance considerable en lo tocante al mundo de la discapacidad, donde, en cambio, todavía queda muchísimo trabajo por hacer. «Pero eso ya es otra historia», concluye el doctor.
Para él, «lo que se abordaba era la revisión de la Constitución para retirar una palabra que podía estar más o menos aceptada en su momento, hace 45 años, pero que ahora parecía de más, y sustituirla por un término universalmente aceptado como es el de persona con discapacidad». Y es que, a su modo de entender, no hay personas disminuidas. «Hay personas con disminuciones en algunos aspectos pero no en otros», indica el doctor Flórez, que aboga por definirlas como «personas con discapacidad intelectual».
«Es que no somos disminuidos», dice Enrique San Emeterio, subcampeón en dos Mundiales de vela adaptada, paralímpico en Atlanta'96 y en Sidney'2000 y un hombre al que le gusta llamar a las cosas por su nombre. «Yo no soy ni un disminuido ni una persona con discapacidad. Soy un poliomelítico».
«Me parece un gesto oportuno porque el término disminuido molestaba a las personas con discapacidad y a sus familiares»
«Seguramente navego y nado mejor que cualquier ministro y no digo que son personas con discapacidad para navegar o nadar
«No es solo un guiño a las personas con discapacidad,es un avance muy necesario en cuestiones sociales»
«El término disminuido era peyorativo y podía dar lugar a situaciones de marginación o de exclusión social»
Cristalino a la hora de expresarse, San Emeterio habla en plata, como el valor de sus preseas. «Yo no me siento ni disminuido ni persona con discapacidad. Solo ando más lento que usted. Es lo único que nos distingue. Me casé, tuve hijos, conduzco, salgo por ahí, nado, hago el pino... Soy como cualquier otra persona, solo que ando más despacio porque tropiezo con facilidad. Y seguramente navego y nado mejor que cualquier ministro y no digo de ellos que son personas con discapacidad para navegar o nadar».
Poco afectado por el cambio, San Emeterio, que en todo caso valora positivamente el acuerdo, piensa que la decisión parte de la intención de los políticos de «colgarse la medalla de decir que le han quitado a un cojo la definición de disminuido».
Delegado territorial de la ONCE y persona con discapacidad visual, Óscar Pérez, que padece una retinosis pigmentaria que le provoca una ceguera del 88%, celebra el cambio de la terminología «porque a mí, personalmente, no me gusta que nadie me llame disminuido».
A su juicio, la modificación va mucho más allá de la anécdota. «Es un cambio importantísimo, porque no es solo un guiño a las personas con discapacidad sino que supone un avance muy necesario en cuestiones sociales», dice el representante de la ONCE, a quien esta modificación le parece de una especial relevancia «en un tiempo en el que los políticos no se ponen de acuerdo en casi nada».
En todo caso, Pérez, que aplaude la medida, como los demás, piensa que en lo tocante a la discapacidad «hay que poner el foco en la persona y no en el problema que esta tenga».
Un objetivo que comparte con él la presidenta del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), Elisa Irureta, a quien el cambio le parece «una resolución importante porque con esta decisión, que nosotros llevamos reivindicando como colectivo veinte años, se pone en valor a las personas», y nunca a sus discapacidades. A su juicio, la palabra disminuido, que la Carta Magna destierra, «era peyorativo y podía dar lugar a situaciones de marginación o exclusión».
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