«La llamada queda abierta a cualquiera. Entiendo que no son buenas fechas, en mitad de dos campañas electorales, pero son las fechas en las que el ministro ha anunciado el nuevo corredor y, por tanto, nos obliga a pronunciarnos. Y no como partido o como gobierno, sino como región», explicaba este martes Martín, que fijaba como pasos siguientes de ese frente común el conseguir la reunión con Ábalos y el «intentar que toda la Mesa Ferroviaria como tal se sume y, si no es posible, que cada miembro lo haga de forma expresa». Y ahí empiezan las visiones distintas sobre el fondo y la forma.
Según varios de los asistentes a la reunión de la Mesa, el representante del PSOE, Javier García-Oliva, pidió concretar una propuesta antes de apoyar una postura. De hecho, y ya con el anuncio de Martín del «frente común» del pasado lunes, García-Oliva aseguró este mates que «se está haciendo una utilización partidista de la Mesa». «Se acordó que el consejero enviaría una propuesta concreta, no la ha enviado, y anuncia un acuerdo que no hubo sobre una propuesta que no supo concretar», indicó el representante socialista, que aseguró que su partido «quiere que Cantabria se conecte al Corredor Atlántico», pero pidió «al Gobierno regional que defina su preferencia». «¿Por Bilbao, por Palencia, los dos al tiempo, Bilbao con nuevo trazado? Tenemos que saber exactamente qué es lo que se pide. Es como si PRC quisiera hacer en dos días lo que no ha hecho en cuatro años. Cantabria –continuó– necesita con urgencia las dos conexiones, con Bilbao y con Palencia, y hay que trabajar por ellas. Pero otra cosa es el Corredor Atlántico y a Europa no se le pueden presentar generalidades ni indefiniciones».
La situación fue tan paradójica que, al tiempo que los socialistas decían esto, a los asistentes a la reunión se les enviaba por la tarde una posible declaración pactada de la Mesa para tratar de alcanzar esa unanimidad. Una propuesta resumida. Corta. Tratando de sumar adhesiones. «Instar al Ministerio de Fomento para la inclusión de Cantabria en la red básica de la Red Transeuropea de Transporte, incluyendo el tramo ferroviario Santander-Bilbao y garantizando el tramo Palencia-Reinosa». Martín, por la mañana, destacaba la buena disposición de entidades como la Universidad o el Puerto para sumarse. Insistía en separar esta idea de la disputa entre partidos y entendía que los grupos «hicieran su trabajo de oposición y campaña», «pero lo importante es que se sumen porque sería difícil de explicar que no lo hicieran».
Y eso hizo, por ejemplo, el PP. Los populares se movieron rápido. Convocaron rueda de prensa a primera hora de la mañana. María José Sáenz de Buruaga dijo 'sí' a formar un «frente común» con el Gobierno regional y los agentes sociales, pero advirtió de que no va a participar «del engaño de la coalición de socialistas y regionalistas, que sólo ha servido para que la región pierda todos los trenes». Adhesión y ataque. «Toda Cantabria se está preguntando de qué ha servido la alianza de Revilla con Pedro Sánchez y a estas alturas toda Cantabria tiene claro que esta coalición sólo nos ha servido para perder todos los trenes, para aislarnos, para convertirnos en una isla alejada de todos los grandes ejes de transporte». Para Buruaga, «el PSOE nos excluyó y Revilla consintió este atropello porque no movió un dedo».
Posicionamiento y respuesta. El PRC calificó de «hipócrita» la postura del PP sobre el tren a Bilbao, aunque mostró su satisfacción por lo que considera una «rectificación» que atribuye a que Buruaga «se ha visto sola». De hecho, Pedro Hernando dijo que Buruaga no apoyó esta infraestructura en el Parlamento y «se mantuvo muda» cuando el exministro de Fomento, Íñigo de la Serna, «borró a la comunidad autónoma del mapa de las conexiones ferroviarias». Es decir, que unos y otros se echaron la culpa de que Cantabria no aparezca en el mapa. Algo que también hicieron Revilla y Zuloaga. Si el delegado del Gobierno había asegurado no entender «la urgencia» para convocar la Mesa Ferroviaria para pedir la conexión a Bilbao cuando «en cuatro años no se ha hecho nada», el presidente regional le acusó de «mentir». «Si es que no lo tenemos que hacer. Es una competencia del Gobierno de España. Cómo se puede mentir de esa manera», aseguró Revilla, que insistió en que él «lleva reivindicando» el tren con Bilbao desde que tiene «uso de razón».
Para completar el puzle faltaban Ciudadanos y Podemos. Por parte de los primeros, Rubén Gómez indicó que «un frente común es la manera de solucionar esto». «Les felicito porque lleguen a esa conclusión diez años tarde. Nosotros fuimos los primeros en llevarlo al Parlamento y el PRC sólo se acuerda de esto en campaña». Luis del Piñal (Podemos) fue en una línea similar. Sí al frente común, pero no a sumarse a «electoralismos y montajes de los partidos que han estado en el Gobierno (PP, PSOE y PRC) intentando quitarse las culpas para explicar que Cantabria no esté en ese proyecto».
«El tiro en el pie»
¿Y los sindicatos? ¿Y la patronal? Ellos fueron los primeros en sumarse y este martes asistieron al reparto de reproches. «Cantabria necesita una salida a Europa y que la pinten por donde quieran. Podemos plantearnos quién tiene la culpa y ver por qué nos hemos encontrado con esto. Podemos hacer eso o asumir todos la responsabilidad que nos corresponda y, a partir de ahí, ver cómo lo arreglamos. Los partidos, escondidos tras esa discusión, deberían pararse a pensar qué pasa si nos quedamos fuera», explicó Lorenzo Vidal de la Peña (CEOE). Una opinión muy similar a la de los sindicatos. A Mariano Carmona (UGT) la idea del frente común le parece perfecta «aunque llegue tarde». «Pero si los partidos actúan en clave electoralista con personalismos y más para salir en la foto que otra cosa, lo que tendremos es lo que tenemos, más retrasos». O, de otro modo, como expresó Carlos Sánchez (CC OO), «las elecciones no son un buen periodo para los frentes comunes». «Por eso, pedimos a los partidos un gesto de generosidad con la gente y que miren por la ciudadanía, porque esto es fundamental. Necesitamos la financiación europea para la conexión Santander-Bilbao y el mecanismo de financiación se revisará en 2022 o 2023. La unidad de los partidos en esto es importante. Si no lo conseguimos, nos estamos tirando un tiro en el pie».
Pendientes de la evaluación ambiental para llegar a Reinosa
«El objetivo es que esta reivindicación continúe esté quien esté gobernando aquí o en Madrid. Que esto no sea un nadie contra nadie», decía Martín al hablar de los objetivos de este frente común. Persiguen que la línea ferroviaria Santander-Bilbao entre en la planificación de las infraestructuras (incluyéndola en el Corredor Atlántico que, a la vez, es estar también en el Mediterráneo) y mantener la que hay respecto a la línea Palencia-Reinosa. ¿Y cómo está eso a día de hoy? El consejero explica que, según la información de la que dispone el Gobierno, en la actualidad los proyectos de los tramos Palencia-Aguilar y Aguilar-Reinosa «están hechos». Lo que falta tiene que ver con las evaluaciones ambientales. «Al menos es lo último que hemos sabido, hace quince días».
Hasta Aguilar, «el proyecto ha pasado la evaluación ambiental entre Palencia y Alar del Rey, pero de Alar a Aguilar deben solventar algunas cosas aún». Martín hace hincapié en este aspecto al deslizar el problema que supondría que la alta velocidad se quedara en la localidad palentina en vez de llegar a Reinosa. «Supondría que Aguilar fuese cabecera de comarca». Clave. Respecto al segundo tramo, el que llegaría ya hasta la capital campurriana, «está sin pasar la evaluación ambiental».
Esas son las últimas novedades, porque en cuanto a los avances entre Reinosa y Santander «no hay nada». «El cálculo que tenemos es que para 2024 será una realidad disponer de un tren que haga el viaje entre Madrid y Santander, con paradas en Reinosa y Torrelavega, en torno a las tres horas», dijo el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en octubre, cuando acudió a Santander a repasar todos los proyectos de su departamento.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.