«La docencia es un regalo de la vida»

«En cuestiones de cultura y saber sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da», decía Antonio Machado. La reflexión del poeta sevillano, el más joven representante de la Generación del 98, presidía el programa de mano de la celebración del Día de Docente en el Parlamento de Cantabria. Posiblemente porque es una frase que pueden hacer suya cualquiera de los más de 9.000 profesores que trabajan en la enseñanza pública y concertada de la región, que han hecho de su vocación un ejercicio de servicio a los demás.

El acto se convirtió en una sentida reivindicación del oficio y en un emotivo homenaje a los 230 maestros y profesores jubilados durante el pasado curso en Cantabria después de dedicar entre 30 y 40 años de sus vidas a la enseñanza. «La docencia es un regalo de la vida», sentenciaba una de ellas, Carmen Dolby, que defendió que los maestros no se jubilan nunca, aunque ya no ejerzan en los centros educativos. «Los profesores tenemos que ser profesores hasta el final de nuestras vidas, igual que un padre y una madre lo son siempre», asegura.

Fue acto lleno de recuerdos, incluso de su época como alumnos, allí donde se empezó a forjar una relación con un oficio que después vivirían desde el otro lado del aula; hubo lugar para la nostalgia y tiempo para repasar trayectorias profesionales que sobrepasaron las paredes de los colegios e institutos. «El magisterio ha sido todo en mi vida: ha habido momentos de pena, alegrías, satisfacciones, preocupaciones... Me ha llenado muchísimo», asegura Dolores Díez sobre la que considera la profesión «más trascendente que se puede ejercer porque estás relacionándote con lo más importante del mundo, la infancia, cuya formación está en tus manos».

Y a la hora del balance, sobresalen los buenos recuerdos. «Acerté cuando elegí esta profesión, ha sido una fuente de satisfacciones casi permanentes», asegura Aurelio Escribano Reinosa, otro de los recién jubilados, que parafraseó al filósofo Emilio Lledó para recordar que «un profesional de la educación tiene que amar lo que enseña y, de paso, tiene que amar a aquellos a quienes enseña».

Desde su experiencia, Dolby reivindicó la importancia del oficio con un mensaje nítido para quien quiera escuchar. «Tenemos que tener una firme convicción de que nuestra profesión es valiosísima, es el pilar de una sociedad. Si un país tiene un alto nivel de educación, siempre saldrá adelante», subrayó.

El momento más emotivo del acto fue cuando los homenajeados fueron pasando por el estrado en medio de la cálida y sincera ovación de familiares, compañeros y amigos, que no podían disimular ni su emoción ni su orgullo. Todos ellos recibieron un bolígrafo personalizado diseñado por los alumnos de la Escuela de Arte de Reocín y sendos libros: el del profesor Ángel Llano sobre ‘La Educación Primaria en Cantabria 1923-1936’ y ‘Vidas maestras’, en el que se recogen numerosos testimonios y trayectorias profesionales que reflejan la actividad docente. Pero, por encima de todo, recibieron el reconocimiento a una labor «ejemplar» a la que han dedicado su vida. Entre los testigos también estaban los máximos responsables de la Consejería de Educación –su titular Francisco Fernández Mañanes y los directores generales Isabel Fernández, María Jesús Reinat y César de Cos–, la presidenta del Parlamento, Dolores Gorostiaga, y representantes de todos los partidos del arco parlamentario, de las asociaciones de padres de alumnos FAPA y Concapa, del Consejo Escolar y de los sindicatos.

«¿Cómo puede jubilar una sociedad a estos profesores tan jóvenes y con tanto talento», se preguntó el arquitecto, dibujante, humorista y escritor José María Pérez, Peridis, que intervino como ponente invitado. En su conferencia, repasó su relación con la docencia, primero como alumno y después en las escuelas-taller y lanzaderas de empleo, y abogó por una reforma educativa que tenga como fin la creación de una «escuela integral», vinculada con la sociedad, en la que voluntarios –como jubilados de distintas profesiones– aportarían «su experiencia, corazón y el saber de toda la vida».

«Estamos en una sociedad colaborativa; empecemos por el aula, porque la sociedad tiene que entrar en la escuela», reflexionó. Igualmente, Peridis reivindicó la importancia de los oficios frente a los títulos y apostó por «superar la diferencia entre la enseñanza profesional y la intelectual».