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Cantabria dijo adiós al segundo fin de semana de septiembre como estaba previsto; bajo un sol abrasador y anotando temperaturas muy elevadas, por momentos casi sofocantes, que recordaron que si bien el otoño aguarda ya a la vuelta de la esquina, oficialmente todavía estamos en ... verano.
Todo el interior de la región se despertó este domingo en alerta amarilla por las altas temperaturas, que a medida que fueron agolpándose las horas también acabarían siendo las grandes protagonistas del día en el litoral. Así, en la zona centro, la Cantabria del Ebro y el valle de Liébana se vieron al mediodía algunos termómetros a 37 grados. Ya lo decían los avances meteorológicos. Que eso podría pasar. Lo que no habían dicho es que ese calor radical, ese bochorno, esas temperaturas infernales, iban a asaltar también la costa, y mucho menos en la forma en que lo hicieron.
Pasada la una de la tarde, el calor ya había pulverizado las previsiones. A esa hora del día, Castro Urdiales marcaba 37 grados; Santander superaba los 35; Villacarriedo, Ramales y San Felices de Buelna tenían más de 34... Y las temperaturas más altas se midieron en torno a las cuatro de la tarde:los 38,1 de Tama (Cillorigo de Liébana) y los 38,1 de Ramales. Este domingo hizo en Cantabria tanto calor como en Écija, en Andújar o en Granada.
De ahí que, un domingo más, miles de cántabros y visitantes se decidieran por ir a la playa, sin duda un buen lugar para combatir el intenso calor que envolvió a la región. Allí, en las playas, la temperatura del mar fue muy agradable. Rondó los 22 grados en Santander, Castro Urdiales y Noja y los 23 en Laredo.
Debido a las altas temperaturas, el servicio de emergencias 112 mantuvo todo el día activada la alerta por riesgo de incendios, «extremo» en toda la región excepto en una pequeña franja de la costa occidental, donde la alarma quedó en «alto». Al cierre de esta edición, permanecía un incendio activo en Valderredible y otro controlado en Bárcena de Pie de Concha. Hubo un tercero, sofocado, en Soba. Ninguno de ellos entrañó riesgo para personas o infraestructuras.
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También permaneció en guardia para prevenir los efectos sobre las personas del intenso calor que hizo y que, que se sepa, afectó en distinta medida a tres ciudadanos. Así, según informaron fuentes del Gobierno de Cantabria, los equipos médicos del helicóptero tuvieron que evacuar a un santoñés de 59 años de edad afectado por un golpe de calor cuando realizaba senderismo en el monte Buciero.
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Junto al hombre, que tras ser sometido a una primera valoración fue trasladado en la aeronave hasta el puerto de Laredo, se encontraban haciendo la ruta dos mujeres que también se vieron algo afectadas por el calor. Si bien una de ellas consiguió regresar por sus propios medios, la otra tuvo que ser asistida por la Policía Local de Santoña.
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