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Con los Reyes Magos a mitad de camino entre Oriente y Cantabria, llega el momento de apurar para adquirir los regalos y los roscones. Los centros comerciales abren hoy sus puertas para atender las compras de última hora, aunque no están registrando una afluencia ... mayor que la de días anteriores.
En El Corte Inglés, los clientes siguen la tónica habitual desde la reapertura de municipios y se disgregan a lo largo de toda la jornada en vez de aglutinarse en unas horas concretas. En Valle Real, sólo las tiendas con menor aforo están registrando colas en las entradas. Y eso que el tiempo, frío y lluvioso, anima a recogerse dentro de estos establecimientos comerciales.
En torno a las doce del mediodía, sí se notaba que la afluencia en el Bahía de Santander era ligeramente superior a la que se registraba durante las primeras horas de la mañana, aunque en todo momento estuvo muy por debajo del aforo permitido del 33% de su capacidad. Con las restricciones actuales, pueden acceder al mismo tiempo en torno a 5.000 personas, una cifra que no se ha alcanzado desde que los centros comerciales se adaptaron por la pandemia.
«Se nota mucho que la gente se organiza de otra manera. Antes, había mucha gente entre las 12.00 horas y las 13.30 horas y a mitad de la tarde. Ahora, los clientes se reparten mucho más a lo largo de todo el horario», explica una de las responsables de El Corte Inglés, Elena Botín. Esto se notó especialmente a primera hora. «Los domingos abrimos más tarde que entre semana y hoy había cola para entrar a los aparcamientos antes de la apertura».
A la hora de comer también se nota una afluencia mayor que de costumbre en El Corte Inglés, ya que hay personas que eligen ese momento del día con la intención de encontrar el centro comercial más vacío. «Estos días, en vez de haber picos fuertes de clientes, están repartidos desde por la mañana a la última hora de la tarde».
Valle Real tampoco cuenta hoy con más afluencia de la habitual. De hecho, a diferencia de las jornadas anteriores, Primark no tiene una cola permanente en su entrada. Las dependientas controlan de manera continua los accesos y, a excepción de algún momento puntual, dejan pasar a los clientes sin necesidad de hacerlos esperar. Las tiendas en las que sí se crea alguna fila son aquellas que, por sus dimensiones, tienen un aforo muy limitado de menos de 20 personas.
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