«El Domund es un dinero limpio que salva vidas»

Dada la situación actual motivada por la pandemia, este año la jornada contará con un formato más digital y las huchas tendrán menos presencia en las calles, por motivos sanitarios y para respetar la distancia social.

Además, se ha desplazado a Cantabria para dar testimonio de la labor del Domund, la misionera de Ghana, Faustina Dartey, que explica que ella pudo formarse en su vocación cristiana y dedicar su vida a las misiones gracias a esta forma solidaria de financiación. La misionera asegura que «la aportación al Domund es una ayuda limpia, que no pasa por manos de gobiernos ni se pierde por el camino, sino que va directa a proyectos que se necesitan, como pozos, escuelas hospitales y misioneros».

La hermana Faustina relata que en algunos lugares de África «no ha llegado la palabra de Cristo». «Los misioneros son personas valientes que dejan todas las comodidades del primer mundo para predicar con sus gestos y ejemplo» y lo hacen, agrega, «en condiciones muy duras, donde se rigen por creencias tradicionales basadas en la superstición. Por ejemplo, a las personas con enfermedades mentales se les considera una maldición y son abandonadas, o lugares donde la mujer sigue siendo un objeto para uso del hombre».

Actualmente están repartidos por el mundo 123 misioneros nacidos en Cantabria. El obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, destaca en una carta pastoral que la labor de todos ellos es «digna de admiración», por lo que ha instado a «orar y a ser generosos» en la aportación económica del Domund que se destina para la evangelización «en pueblos verdaderamente empobrecidos».

El año pasado en Cantabria el Domund recaudó 178.000 euros. El 80% de esta cantidad se obtuvo en la colecta de las parroquias. Sin embargo, este año con la escasa afluencia de feligreses por miedo al contagio, se calcula que la colecta «no supere el 10% de la cifra del año anterior», lamenta el delegado de Misiones en Cantabria, Pedro Miguel Rodríguez. «Cada uno de nosotros es un misionero. No todos podemos desplazarnos a otros países, pero con nuestra ayuda podemos aportar algo para que los menos favorecidos tenga escuelas, hospitales, pozos de agua y catequistas», señala Miguel. El año pasado se destinaron 140.000 euros a la construcción de un centro de salud en Camerún y a un proyecto en el Congo para cuidar a personas con trastornos mentales que llevan las Hermanas Hospitalarias.