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La titular del Juzgado de Instrucción Nº3 de Santander, Prado García, ya tiene en su poder las conclusiones de los forenses en el caso de la denuncia de sumisión química tras una convención de Tecnocasa en Santander. En la línea de lo que concluyó ... el UFAM (Unidades de Atención a la Familia y Mujer), dos forenses del Instituto de Medicina Legal de Cantabria no aprecian signos de sumisión química en la denunciante, una vez analizadas todas las pruebas que les han puesto sobre la mesa.
Una de ellas, propuesta por el abogado de la defensa Fernando Pamos de a Hoz, es la que mejor clarifica las conclusiones de estos dos peritos. Y tiene que ver con las grabaciones del hotel en las que se observa el estado en el que se encontraban tanto a la denunciante como el denunciando momentos antes de subir a la habituación donde se produjeron los supuestos hechos.
Partiendo de la base de que las analíticas de la denunciante reflejaron cocaína y benzodiacepinas y la vista de que la chica se dirigió al hotel por su propio pie, recordó la habitación y parecer ser que pocas horas después se levantó para ir a correr, «podemos decir, que si se intentó algún tipo de sumisión química, no parece haber producido el efecto deseado, puesto que, además, ha ido recordando lo sucedido». En este sentido, los forenses explican que, aunque hay «infinitos tipos de sumisiones químicas« hay dos cuestiones esenciales y diferenciadoras: la atenuación de la voluntad y la amnesia, junto a sintomatología general como consecuencia de la intoxicación, siendo lo más frecuente los problemas de coordinación en la marcha, la marcha irregular, la expresión corporal, la disartría o habla pastosa, la lentitud en los movimientos oculares, actitud física o postural extraña o bizarra, lentitud de reflejos... En este caso no han apreciado ninguno de estos síntomas.
A la pregunta plateada por la defensa sobre si la denunciante estaba «privada de sentido» o se comportaba «de forma normal», los peritos se decantan por la segunda opción. Y se basan en esas imágenes del hotel en las que se ve a la denunciante acompañada del denunciando, «dirigiéndose hacia la puerta automática, esperando el tiempo necesario para que se abriera, sin tropiezos, andando de forma correcta hacia la entrada del hotel, hablando con el varón, braceando con normalidad, caminando en línea sin sinuosidades, moviendo la cabeza acorde a la marcha, colocándose el cabello...». Para llevar a cabo esta conducta, los forenses entienden que precisaba ser consciente de donde estaba y a dónde se dirigía. «Presentaba buena coordinación psicomotriz, mantenía el equilibrio de forma adecuada, sus ojos se aprecian abiertos y con adecuada movilidad». Por tanto, los peritos «no observan signos o síntomas destacables, acordes con una intoxicación química de relevancia, cuestión que acompaña a la sumisión química».
Además de solicitar de nuevo el archivo de las actuaciones, el abogado del denunciado ha presentado un escrito ante la instructora para la deducción de testimonio por un delito contra la Administración de Justicia, entre otros ilícitos (incluido contra la integridad moral), contra la denunciante y su «compañero de falsedades», el amigo que ha secundado la versión de ella.
«El daño a mi cliente es irreparable. Suspendido de empleo, con pintadas en su lugar de trabajo, noticias en la prensa que son vulneradoras de su derecho a la presunción de inocencia. Debe el juzgado proceder sin dilación: archivando y procediendo contra estas dos personas. Ha sido tan miserable su actuar, que deben ser perseguidos por todo el daño cometido», afirma Fernando Pamos de la Hoz en el escrito remitido al Juzgado.
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