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El Parque de la Naturaleza de Cabárceno ha abatido a Yala, uno de los dos leopardos persas que llegaron hace unos meses a Cantabria, después de que se escapara del recinto el pasado martes a las ocho de la mañana, una hora y media ... antes de que se abriera al público.
A pesar de las fuertes medidas de seguridad, con mallas, altas paredes verticales -la más baja es de cinco metros de altura- y doble barrera electrificada, a distintas alturas y con cuatro y cinco líneas de tensión, uno de los felinos, el único que disfrutaba de la libertad del recinto en ese momento, se escapó. «Los animales duermen dentro, pero la tarde anterior tuvieron una pelea entre ellos y por eso Yala pasó la noche fuera», señala Santiago Borragán, veterinario del Parque. Algo que no es habitual, ya que los animales suelen dormir encerrados.
Este periódico ha podido saber que el cercado de los jaguares, donde se ubicó a Yala y Khal, dos hermanos de cuatro años y medio procedentes del Zoo Aquarium de Madrid, se estuvo preparando desde el verano del año pasado con fuertes medidas de seguridad por el miedo que había en el Parque de que pudieran escapar, dado que son animales de comportamiento complejo por su agresividad.
Por este motivo, a cada leopardo se le había colocado un GPS, para poder tenerlos controlados las 24 horas del día. Y quizá por eso, los hechos, ya tristes de por sí, no han ido a más, porque saltaron las alarmas y se pudo localizar rápido al felino fugado, agazapado debajo de uno de los árboles cercanos al lugar.
Cabárceno ya ha cerrado la investigación. Según señala Borragán, «el animal saltó la valla, de cinco metros de altura, rompió los pastores y se escapó con la luz del día». Ocurrió a las ocho de la mañana y media hora más tarde fue sacrificado. En el Parque hay un equipo de profesionales preparados para este tipo de actuaciones, además de un protocolo que «establece que si el animal es peligroso debe recibir una bala, no un dardo tranquilizador». Y subraya: «El parque reúne las condiciones para albergar este tipo de leopardos, pero una cosa así es imprevisible».
Los que continúan investigando los hechos son los agentes del Seprona de la Guardia Civil, que se personaron en el parque el pasado martes para comprobar que se haya cumplido el protocolo.
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Algunos animalistas ya están denunciando públicamente los hechos a través de sus redes sociales, criticando el «mal manejo que se ha hecho de esta pareja de leopardos desde que llegaron al parque». «Al estrés del viaje se debe añadir el miedo y la difícil adaptación que estos animales han tenido a su nuevo hogar, debido a una larga serie de malas decisiones que han desencadenado un lamentable hecho», señalan.
Yala, en alusión al parque nacional de Sri Lanka, y Khal, que significa mancha en persa, nacieron en el Zoo Aquarium de Madrid, donde se registró un hecho excepcional, ya que fue la primera vez que esta especie se reprodujo en España.
El recinto en el que fueron ubicados, de 4.000 metros cuadrados, estaba dedicado a los jaguares, pero dado que el último ejemplar de esta especie falleció, fue renovado y reforzado a nivel de seguridad para acoger a este félido.
«Los animales se están adaptando a su nuevo espacio y, progresivamente, van saliendo a su recinto exterior. Mantienen una actitud huidiza y resultan difíciles de avistar», señalaban hace un mes fuentes de Cantur, empresa pública que gestiona el parque.
La pareja de felinos aterrizó en Cantabria el 31 de julio tras la recomendación del coordinador del Programa Europeo de conservación de especies exsitu (EEP) específico para este taxón, dependiente de la Asociación de Zoos y Acuarios (EAZA), «que ha confiado en la instalación para su conservación», señalaban desde el Gobierno de Cantabria. Sin embargo, no fue hasta octubre cuando se hizo pública su llegada.
El leopardo persa (Panthera pardus ssp. tulliana) es una de las subespecies de este félido más amenazadas del mundo. Se encuentra en peligro de extinción debido a la caza furtiva para comercio con su piel, a los conflictos existentes en la zona geográfica que ocupan y pérdida de su hábitat.
Se distribuyen de forma irregular, pero la mayor parte de la población en libertad se registra en Irán, Irak, Armenia y Afganistán, y apenas quedan entre 750 y mil animales. En cautividad en Europa viven más de una centena de ejemplares repartidos en diferentes parques, dos en España, e integrados en el Programa Europeo de gestión de la especie ex situ o fuera de su hábitat.
Se trata de la subespecie de leopardo más grande de todas, ya que mide más de 1,50 metros de largo y puede llegar a pesar más de 70 kilogramos. Se diferencia del resto de leopardos por tener un cráneo mucho más grande y potente. Es estrictamente carnívoro y muy buen cazador.
Su pelaje se dibuja entre el amarillo pálido y el dorado intenso y tienen pequeñas manchas negras que siguen un patrón único que identifica a cada ejemplar. Su cola, que mide cerca del 75% de la cabeza y el cuerpo, es sumamente importante para dar equilibrio a sus movimientos. Suele vivir de 10 a 15 años en la naturaleza y hasta 20 en cautividad.
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