Dosier Dependencia. Un sector cada vez más necesario

En Cantabria hay más de dieciocho mil personas que tienen reconocido el derecho de cobrar una dependencia. Según datos del INE, Cantabria fue en 2021 la cuarta comunidad autónoma en índice de envejecimiento, y la que registró mayor prevalencia de problemas de salud crónicos. Esto, unido a la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar, hace que estos servicios tengan cada vez mayor demanda.

Como cada año, desde 2014, mañana, sábado 5 de noviembre, se celebra el Día internacional de las personas cuidadoras, una conmemoración impulsada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Fundación de Envejecimiento y Salud con el objetivo de apoyar y reconocer la labor de estas personas, en su mayor parte mujeres, sobre las que recae el peso de los cuidados. Una figura que la sociedad y las administraciones públicas deben seguir visibilizando porque «los cuidados son unas responsabilidad social y del Estado del Bienestar», en palabras de Eugenia Gómez de Diego, consejera de Empleo y Políticas Sociales. «La sociedad tiene una deuda con el sector que cuida de nuestras personas dependientes», por lo que orientar acciones no solo de formación sino también de apoyo emocional es fundamental, y es que, tal y como Gómez de Diego recuerda, «para cuidar, necesitas estar bien».

–Si tenemos en cuenta qué día es mañana, la primera pregunta es obligada. ¿Quién cuida de las personas cuidadoras?

–Debemos hacerlo entre todos y para mí es uno de los objetivos fundamentales en la consejería: 'Cuidar de las que cuidan'. Lo digo en femenino porque el peso de los cuidados recae en ellas. El sector de los cuidados es fundamental para nuestra sociedad, pero seguramente por estar feminizado está mal retribuido, porque se daba por sentado que las mujeres cuidábamos, o nos cuidaban, en el ámbito privado. Pero los cuidados son una responsabilidad social y del Estado del Bienestar. Nuestro compromiso está con dignificar el sector de cuidados, debemos empujar mejores condiciones laborales y eso significa mejores salarios, mejores prestaciones y atención a sus enfermedades profesionales. También, entre toda la sociedad, apoyo, afecto, conciliación y comprensión. Y que los cuidados son de todos, son de los hombres y de las mujeres. Los hombres se tienen que incorporar a la responsabilidad del cuidado. Es su responsabilidad también.

–¿Qué tipos de necesidades demandan las cuidadoras?

–Si hablamos de las cuidadoras 'familiares', que son responsables de una persona dependiente en el hogar, normalmente necesitan apoyos que favorezcan su buen estado de salud y puedan identificar y atender sus propias necesidades. Porque para cuidar necesitas estar bien. Y también emocionalmente, porque la mayoría está cuidando de familiares de primer grado, de sus propias madres y/o padres, y necesitas apoyo emocional. Y por supuesto, necesitas apoyo o consejo en la dificultades o dudas diarias, en las cosas más logísticas, desde cómo mover a una persona o cuando necesitas una ayuda para trasformar la vivienda y hacerla más adaptada. Las personas cuidadoras profesionales necesitan apoyo, sobre todo, buenas condiciones laborales, mejores salarios y que su trabajo se vea reconocido. La sociedad tiene una deuda con el sector que cuida de nuestras personas dependientes, que no son solo las personas mayores sino personas con discapacidad o personas que en un momento dado pueden ser dependientes y necesitan ayuda temporal. Es que todos vamos a llegar ahí.

–Cantabria cuenta con el programa Sacef, ¿qué es y en qué medida contribuye a satisfacer estas necesidades de las que hablamos?

–El Servicio de Apoyo a Cuidadores en el Entorno Familiar (Sacef) comenzó, en modo piloto, a finales del 2020 y es un servicio del que estamos muy orgullosos y queremos ampliar. Lo que hacemos con el Sacef es prestar apoyo y asesoramiento a los cuidadores y cuidadoras de las personas dependientes que perciben la prestación económica por cuidados en el entorno familiar (Pecef). El objetivo de este servicio son las personas cuidadoras, por la trascendencia que tienen las labores de apoyo que asumen tan importantes para las vidas de las personas cuidadas como para su propia vida. Los equipos técnicos van visitando los domicilios para formar y apoyar en el propio domicilio a esas personas cuidadoras y detectar las necesidades de las personas dependientes y de sus cuidadores y cuidadoras, informándoles de los recursos existentes.

–El pasado mes de marzo Cantabria se convirtió en la primera comunidad autónoma en asumir los incrementos salariales de las trabajadoras del sector, ¿qué supone este paso para una región como la nuestra?

–Significa estar liderando, en España, las políticas de promoción de la autonomía personal y de la atención a la dependencia. Lo he dicho antes, las trabajadoras del sector son fundamentales. Somos la única comunidad autónoma que se ha comprometido a asumir los incrementos salariales de las trabajadoras del sector, además de que nuestro compromiso con el sector es claro e incluimos a las residencias en las medidas para afrontar la crisis de precios derivados de la guerra con una aportación extraordinaria este año de 1.600.000 euros. Además, tenemos un compromiso con la mejora de la ratio de atención, que tiene dos objetivos fundamentales: una atención más personalizada para la persona dependiente y una mejora laboral para las trabajadoras, porque hacemos que puedan atender a menos usuarios. Estamos trabajando con el sector en esta mejora de la ratio, porque la atención personalizada, la calidad y las mejoras laborales son claves para nosotros.

–La partida más importante en sus presupuestos en el área de autonomía personal y atención a la dependencia está destinada a las estancias concertadas, ¿es uno de los proyectos más relevantes de su departamento en esta materia?

–Sí. Sin duda. El objetivo es que todo el que lo necesite tenga su apoyo, persona dependiente o con discapacidad, y cuente con su plaza en centro de día, residencia o en el recurso necesario para esa persona y su familia. Porque es su derecho, porque creemos en un Estado del Bienestar fuerte. En el presupuesto para el 2023 el incremento más importante es a las estancias concertadas con 96.000.000 de euros, se incrementa en 11 millones de euros respecto al presupuesto de este año, un 13%. En estancias concertadas comenzamos la legislatura del 2019 con 73 millones de euros y para el presupuesta del 2023 la propuesta es de 96 millones de euros. Comenzamos la legislatura con cerca de 6.700 plazas concertadas en residencias y centros de día y hoy nos acercamos a las 8.000 y superaremos esa cifra en el 2023. Nos acercamos, y ese es nuestro objetivo, a una situación en la que la oferta pública se aproxima a la demanda social, como ya sucede por ejemplo con los centros de atención diurna, en el Servicio de Atención a la Dependencia, en teleasistencia e, incluso, en residencias en gran parte del territorio. Seguiremos por este camino de ampliación de la red y de extensión de los servicios en el territorio con criterios de proximidad a la ciudadanía y compensación de las desigualdades territoriales, en reforzar la calidad de los servicios y en impulsar mejorar laborales para los profesionales de la atención, las profesionales de la atención, porque, repito, son abrumadoramente ellas.

–¿Está la oferta pública de plazas de atención a la dependencia a la altura de la demanda real?

–En algunos lugares ya lo está y para algunos servicios, como los centros de día, lo está en toda Cantabria, no hay ningún tipo de espera. Hay algunas esperas para residencias en lugares como Santander o Castro Urdiales, algunas zonas más tensionadas. Pero el camino que hemos transitado ha sido enorme y vamos a superar las 8.000 plazas cuando acabe esta legislatura.

Alicia del Castillo.

Naciones Unidas ha declarado en los últimos meses el Decenio del Envejecimiento Saludable basado en su Estrategia Mundial de la OMS sobre el Envejecimiento y la Salud y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Con esa iniciativa se trata de hacer frente a esta revolución de la longevidad que sin duda va a alterar la composición de la sociedad y va a suponer numerosos cambios sanitarios, sociales y económicos.

Según las previsiones de la OMS, para 2050 la población mundial de personas mayores alcanzará los 2.100 millones. Se calcula que en la actualidad hay alrededor de 1.000 millones de personas de más de 60 años lo que supone el 13,5% de la población mundial y dentro de diez años podría aumentar a un 56%. El aumento de la calidad y la esperanza de vida terminará en que, en 2050 habrá más del doble de personas mayores de 60 años que de niños menores de cinco, con los consiguientes cambios sociales, sanitarios y económicos.

La longevidad es el gran triunfo de nuestras sociedades, pero también un reto que tiene un mayor alcance en los países desarrollados y al que se tienen que buscar respuestas. La promoción de actuaciones que permitan mantener la calidad de vida de los ciudadanos más mayores, favoreciendo que dispongan de un buen estado de salud, así como de oportunidades y apoyos o cuidados para que puedan continuar desarrollando su proyecto de vida, ha de ser el camino a seguir. «Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología creemos que es necesario avanzar en esta línea. Crecer como sociedades amigables y cuidadoras ayudará a alcanzar estos retos».

No hay tal cosa como la persona mayor «típica». Algunos octogenarios tienen unas facultades físicas y psíquicas similares a las de muchos treintañeros. Otras personas, en cambio, sufren un deterioro considerable a edades mucho más tempranas. Una respuesta integral de salud pública debe atender las enormes diferencias que existen en las experiencias y necesidades de las personas mayores.

La relación con el ambiente

Según la Organziación Médica Colegial de España, se estima que las intervenciones ambientales que promueven hábitos saludables podrían contribuir a reducir hasta en un 40% los casos de Alzheimer. «Todo ello se traduciría en una significativa reducción del gasto sanitario, farmacéutico y hospitalario, y de dependencia, e importantes beneficios para la calidad de vida de las personas mayores y sus familias».

Investigadores de la UNED aseguran que el ambiente físico-social como estrategia terapéutica debe ocupar un lugar destacado entre las medidas institucionales para mejorar el sector de la salud y la atención a la dependencia. Un entorno amigable con el envejecimiento implica la adaptación y optimización de factores como la accesibilidad, seguridad, orientación, privacidad, control… Y las funciones ambientales de apoyo, estímulo y mantenimiento, en relación con las capacidades del usuario que envejece.

Recuperar la normalidad. Hoy todos entendemos perfectamente su significado, sin plantearnos las distintas interpretaciones de lo que es normal. Recuperar nuestra libertad, reducir las intensas normas que limitan nuestro día a día, escapar del miedo, del necesario aislamiento… Así lo sienten los que cuidan, y los cuidados.

«Es muy gratificante para el personal de atención directa de la Residencia San José, poder volver a trabajar de forma global, impulsando las relaciones sociales y el entretenimiento. Compartiendo con las familias. En definitiva, fomentar una vida activa y de ocio que cubra las necesidades de autoestima y autorealización de nuestros residentes, para una atención integral que asegure una plena calidad de vida».

Durante estos últimos años, los cuidadores, mujeres mayoritariamente, han tenido que aprender muchas cosas. A trabajar cada semana con distintas normas, a luchar contra el miedo, a intentar suplir el afecto familiar al que no se podía acceder, a multiplicar sus esfuerzos por la falta de manos, a pintar de verde cada día lleno de incertidumbre y nostalgia. Se han hecho fuertes, duras, visibles. Y por supuesto que este aprendizaje las ha servido para valorar aún más lo importante de su trabajo, potenciando las relaciones interpersonales, el contacto y la afectividad. Son muchos los sentimientos encontrados de todo este proceso, pero se quedan con la satisfacción de su lucha y entereza ante algo inimaginable.

Las personas mayores, en general, y los usuarios de centros de atención a la dependencia, en particular, han sido los grandes damnificados de este tiempo que nos ha tocado vivir. Son quienes han pagado las consecuencias de la pandemia. Los grandes perdedores y los que más sacrificios han tenido que hacer. Se han resignado a no ver a sus familias, amigos, y seres queridos, a ser los últimos en salir a la calle, los que desesperaban en la cola para retomar sus rutinas y placeres de la vida diaria.

Actualmente la estampa de la Residencia está llena de vida y acción. Jugar al bingo, acudir a la biblioteca, escuchar y comentar la prensa, salir a comer con la familia, ir de excursión, pasar la mañana en la peluquería, desarrollar la creatividad en grupo, participar en la gerontogimnasia o en el taller de memoria, tomar algo en la cafetería con los amigos, hacer recados, celebraciones y actuaciones, meriendas, bailes… Todo de ello recibido por nuestros residentes con ganas, con júbilo, con impaciencia.

«Nuestro mayor deseo, tanto los cuidadores como las personas a las que cuidamos es que podamos continuar el camino de la vida sin limitaciones, sin trabas, con nuestras alegrías y nuestras penas, pero libres y sin condicionamientos».

Mucho se magnifican las bonitas miradas, los ojos como la parte más hermosa de un rostro, incluso llegando a decir que somos más guapos con mascarilla, pero todos estamos de acuerdo que la verdadera belleza de una persona reside en su sonrisa y aunque de momento, en ciertos lugares hay que ser precavido, «nuestro mayor deseo es disfrutar de esa belleza en su máximo esplendor».

Son muchas las familias que deben enfrentarse al dilema de elegir una residencia de mayores cuando sus seres queridos, por edad o dolencias, ya no pueden estar solos. La elección no es fácil puesto que hay muchos factores a tener en cuenta. Sin embargo, uno de los más valorados es que los residentes tengan cubiertas todas sus necesidades, asistenciales y emocionales, y puedan sentirse en un hogar.

A escasos metros del Paseo de Pereda en Santander, se encuentra el centro DomusVi Stella Maris, concebido como un hogar para las personas mayores donde su bienestar físico y emocional es prioritario. «Queremos que nuestros residentes se sientan como en casa y gocen del máximo confort» apunta Nuria Villar, directora de DomusVi Stella Maris.

A todo ello contribuyen sus instalaciones, abiertas, luminosas y con vistas privilegiadas al mar, que proporcionan una agradable estancia, pero también los servicios y cuidados que se prestan, basados en una atención centrada en la persona y que tiene en cuenta las decisiones vitales, gustos y preferencias de las personas residentes.

Al servicio del bienestar

DomusVi Stella Maris cuenta con un equipo multidisciplinar, formado por distintos perfiles profesionales, que contribuye a preservar la autonomía y el bienestar a través de actividades y terapias innovadoras que fomentan hábitos de vida saludables y la socialización. «Somos un centro residencial comprometido con el bienestar, en el que promovemos un entorno activo para que nuestros residentes puedan mantener su autonomía.

Así pues, en DomusVi Stella Maris realizamos sesiones de gimnasia adaptada, fisioterapia, paseos terapéuticos, actividades de rehabilitación cognitiva, talleres de pintura, excursiones, visitas culturales y celebraciones, por poner algunos ejemplos. Sin olvidar que ponemos los avances tecnológicos al servicio de las personas residentes, como el uso de gafas de Realidad Virtual, que permiten trabajar aspectos cognitivos y emocionales», comenta Nuria Villar.

Con un total de 96 plazas residenciales, el centro también cuenta con una unidad especializada en Alzheimer y otras demencias, así como con una unidad especializada en convalecencia y la rehabilitación, esta última indicada para quienes necesitan recuperarse tras haber sufrido un ictus, un accidente cardiovascular o una intervención quirúrgica.

Dice un proverbio escocés que la sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. Y ese es el principal objetivo de Calidad en Dependencia: generar sueños que perseguir y provocar sonrisas en cada una de las personas vinculadas con nosotros desde la profesionalidad y el respeto, con compromiso y entusiasmo.

Calidad en Dependencia es un grupo familiar con más de 30 años de experiencia y un equipo multidisciplinar que apuesta por creer, crear y crecer sin dejar de sonreír.

Para nosotros la persona es lo más importante, y eso nos lleva a trabajar mediante un modelo de atención centrado en la persona que parte de conocer y reconocer la singularidad y unicidad de cada persona.

Nos gusta lo que hacemos, y trabajamos desde la empatía para generar la ilusión, compromiso y motivación que nos permitan, a través del aprendizaje permanente, la mejora continua y la innovación dentro del grupo.

Calidad en Dependencia está formado por un equipo de 380 profesionales que presta 85.000 horas anuales de atención a domicilio y atiende diariamente a más de 450 personas, tanto mayores como personas con discapacidad física o intelectual, en sus cinco centros:

-CAD Virgen de Valencia.

-Residencia San Cipriano.

-CAD Santa Eulalia.

-CAD San Miguel.

-CAD San Juan.

Procuramos mejorar la calidad de vida de las personas que confían en nosotros y garantizar los servicios con profesionalidad y calidad humana.

Si quieres conocernos o te gustaría unirte a nosotros, visítanos en qdcantabria.es o síguenos en www.facebook.com/qdcantabria/

Mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias, y favorecer su inclusión como ciudadanos de pleno derecho son algunos de los objetivos que persigue Ampros, Asociación Cántabra en favor de las personas con discapacidad intelectual.

Casi 57 años de trabajo continuado en Cantabria avalan a esta organización, una de las primeras en nuestra comunidad en defender y reivindicar los derechos de este colectivo, y que han marcado una línea de acción centrada en la mejora continua, la innovación y el avance para la transformación social.

En la actualidad, Ampros pone a disposición de las personas con discapacidad intelectual de Cantabria un conjunto de más de 30 centros de actividad extendidos por toda la región que prestan apoyos a más de 1.000 personas todos los días, junto a diversos programas y servicios.

Así, centros educativos, de atención de día, ocupacionales, viviendas y residencias, ocio, programas específicos de envejecimiento, inclusión laboral, etc., articulan parte de estos apoyos con los que cada persona puede acceder a mayores cotas de independencia, autonomía personal e inclusión social.

La Federación Empresarial de la Dependencia de Cantabria es una asociación que agrupa al 70% del sector. Residencias, centros de día, transporte adaptado, atención a domicilio y otros servicios centrados en la atención a personas mayores o dependientes, sumando más de 1.500 trabajadores en la comunidad autónoma.

Creada en el año 1996 con la finalidad de defender tanto los intereses de los usuarios como los de las empresas del sector y sus trabajadores, hoy presta diariamente sus servicios a más de 2.500 personas en situación de dependencia.

Desde su creación, FED Cantabria ha mantenido el diálogo siempre abierto con las administraciones y otras asociaciones, lo que ha permitido al sector en su conjunto alcanzar importantes hitos que han repercutido de forma muy positiva en empresas, trabajadores y usuarios. Entre ellos una nueva normativa abierta a modificaciones –más adecuada a las necesidades del sector–; actualización de precios vinculada a una subida salarial desde el 1 de enero de este año (aprobada en el Parlamento por unanimidad de todos los partidos políticos), o el ansiado incremento de ratios de atención a las personas.

Estas mejoras, fruto de las negociaciones entre FED Cantabria y otras asociaciones y sindicatos con la administración, han permitido una importante mejora de las condiciones de vida de los usuarios de los centros y el establecimiento de un canal de comunicación permanente para tratar cualquier asunto de interés para las partes. Con ello, se busca no solo reforzar y ampliar estos objetivos, sino alcanzar otros nuevos, como la asimilación sanitaria de los usuarios –recurrente demanda trasladada a la administración–, para que éstos puedan seguir recibiendo la misma atención sanitaria que recibían en sus hogares; o el nuevo proyecto de certificación alimentaria, que situará a los centros cántabros en primera línea en la gestión de la calidad alimentaria y la nutrición.

Todos estos éxitos impulsan a FED Cantabria a continuar en su constante búsqueda de la mejora de la calidad asistencial y la firme convicción en la defensa de los intereses de las empresas y sus trabajadores.

En 1980 nació la residencia Santa Ana de Santoña, siguiendo las voluntades de Gregorio Pumarejo y Rafaela Azcue, quienes quisieron aportar su patrimonio para la atención de las personas mayores, dando lugar a un enclave maravilloso ubicado en un entorno privilegiado.

Con la villa de Santoña como referencia, colindando con las marismas y a 100 metros de la playa de Berria, la Residencia Santa Ana ha ido creciendo hasta convertirse en el hogar de 174 personas.

Con una amplia plantilla de profesionales, «nuestros programas de atención tienen un carácter multidisciplinar». Desde la actividad física a la atención sociosanitaria, las terapias de estimulación cognitiva y las múltiples actividades de ocio y entretenimiento, que «completan un programa de atención individual para nuestros mayores, con el objetivo de dotar de apoyos y fomentar la autonomía de nuestros residentes, potenciando sus capacidades y complementando sus necesidades».

El centro forma parte de la vida del municipio, integrándose en los eventos de la villa, «aprovechándonos de todas las actividades y celebraciones que la vida comunitaria nos aporta». Con la normalización de nuestras rutinas después de la pandemia, «volvemos a abordar con ilusión esta nueva etapa como vecinos de Santoña, aprovechando el periodo estival en una de las zonas de referencia del turismo de la zona norte de España, sacando partido a nuestro clima ideal para disfrutar de la costa cántabra».

«Estaremos encantados de recibiros, para todos aquellos que queráis visitarnos o formar parte de nuestra gran familia en nuestra residencia o centro de día».

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