«Ya le estamos echando de menos»

Abrigo o gabardina, en función de la época del año, camiseta blanca del Real Madrid con el logotipo de Teka y el transistor en la mano sonando los carruseles deportivos radiofónicos. Así entró durante sus últimos años Pedro Antonio Bueno de la Torre, al que todos apodaban cariñosamente 'Pipi', a la sede de este periódico. Siempre rodeado de papeles que sacaba de un bolsillo infinito, tenía apuntados todos los números que necesitaba. Luego buscaba un teléfono libre y comenzaba la ronda de llamadas. «Oye, buenas tardes. ¿Cómo habéis quedado?», así una y otra vez hasta que repasaba al completo los resultados de las categorías regionales del fútbol. Porque 'Pipi' era la esencia del fútbol modesto, el de verdad. El que no contiene aditivos ni colorantes. El que sólo vive del resultado y no del número de camisetas vendidas por su jugador estrella. Ese en el que los porteros se manchan porque siempre hay barro en las áreas pequeñas. El fútbol de los románticos.

«No hace tanto que se ha ido y ya le estamos echando de menos», admite Carlos Orcajo, tesorero del Club Deportivo Tropezón. El conjunto taniego fue su último amor. Allí llegó por casualidad. Tras una comida con un allegado vio que había partido y se acercó a Santa Ana. Le gustó el club y su filosofía, quedó prendado del ambiente y se entregó. «Sobre todo era una persona excelente. Nos siguió siempre. Nunca falló. Daba igual que jugásemos en casa o fuera. Él siempre acudía», recuerda Orcajo. Aunque para hacerlo tuviera que liar a unos u otros. 'Pipi' no conducía pero siempre encontraba quién le llevase: un aficionado, un directivo, algún periodista... «Cuando nos desplazábamos a otro campo, me llamaba entre semana para que avisásemos al conjunto rival para que le dejase entrar. Nadie ponía una pega. Le conocían, tenía el teléfono de todos los presidentes del fútbol regional», explica el tesorero.

Tal era su implicación que, llegado el mes de octubre, se presentaba en las oficinas del 'Trope' y pedía las participaciones de la Lotería de Navidad. «Siempre nos vendía un talonario, sobre todo en su entorno de Santander. A veces, incluso nos pedía otro», cuentan en el club. El ascenso del conjunto taniego a Segunda B en 2013 lo vivió con especial énfasis. Aún recuerdan su estampa, con la bufanda verde y amarilla, con los brazos en alto. Aunque cuando perdía el 'Trope' también sabía transmitir su pesar a la directiva y cuerpo técnico.

'Pipi' murió el pasado 28 de octubre a los 80 años de edad. El Tropezón no fue el único equipo con el que colaboró. En su trayectoria vital estuvo ligado a infinidad de ellos. Desempeñó diversos cometidos. «Primero en los equipos playeros de veteranos, como el Mánchester, que dirigía Taco Alonso, o el Barlovento. También estuvo ligado al Toluca y a sus equipos filiales, y más tarde al Cervantes, Rayo Cantabria, Albericia, Nueva Montaña y Bansander, entre otros, actuando de delegado en algunas ocasiones y, sobre todo, vigilando y controlando la disciplina de los futbolistas, de los que conocía su vida», recordaba recientemente en estas páginas el periodista Raúl Gómez Samperio.

También estuvo muchos años en la órbita del Racing. Siempre que tenía ocasión presumía en la redacción del periódico de descender de Fernando de la Torre Isla, uno de los jugadores legendarios del club verdiblanco. Durante muchos años, como relató Samperio, se dejó ver por la antigua sede del Paseo de Pereda de Santander, en la época en la que Emilio Bolado era el presidente. Siguió unos años más, incluso después de la transformación del club en sociedad anónima deportiva. Se desesperó, como tantos aficionados, durante la última época del Racing, sobre todo con la caída del club provocada por Francisco Pernía y Ángel 'Harry' Lavín.

El histórico Toluca fue otro de los clubes de su vida. En 2018 le hicieron un homenaje en reconocimiento especial por sus labores de apoyo deportivas, del que siempre presumió con orgullo y gran satisfacción.

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