La economía azul, una ola que no se puede dejar escapar para aunar sostenibilidad y desarrollo

Una oportunidad, una palanca tractora y una herramienta de desarrollo económico, social y medioambiental de la que todos debemos ser partícipes para dejar tras nosotros un mundo, si no mejor, tampoco peor de lo que nos lo encontramos. El mar, en concreto el nuestro, el Cantábrico, y todo lo que en torno a él gira, fue el gran protagonista de la jornada Cantábrico Summit, que ayer dejó una conclusión clara: España, y en concreto Cantabria, tienen que aprovechar la ola y no dejar pasar la oportunidad que tienen ante sí.

A lo largo de toda la mañana, el Palacio de la Magdalena sirvió de buque para un viaje marítimo que llevó a un amplio número de asistentes, de diversas ramas y perfiles, a través de las diferentes disciplinas que forman parte del conglomerado de la Economía Azul. Porque allí se habló de estrategias, de pesca y alimentación sostenible, de energías a través del mar y nuevos combustibles y del turismo azul como motor de desarrollo.

Así, Cantábrico Summit se convirtió en la primera jornada profesional en Cantabria dedicada a la economía azul. Un encuentro organizado por El Diario Montañés, de la mano del Ayuntamiento de Santander y con la colaboración de Pérez y Cía, el Puerto de Santander y el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Cantabria, que se convirtió en un cruce e intercambio de experiencias, vivencias, proyectos y puntos de vista que se vio necesario «porque tenemos que ahondar en esto, avanzar y buscar oportunidades», señaló Gema Igual.

La alcaldesa de Santander fue la encargada de abrir el foro con un discurso en el que puso en valor el potencial de Cantabria y su capital. «La economía de muchas personas y de muchas empresas, ese poder que tiene la ciudad de ser polo de atracción y de ser competitivos, todo ello, aquí en Santander, está estrechamente ligado con el mar». Así, decía Igual, «teniendo los datos y el conocimiento», ahora «es imprescindible pasar a la acción», porque para ella, «es obligada esa transición hacia un modelo sostenible innovador y responsable, estando, además, más que obligados a dejar una ciudad mejor de lo que la encontramos».

Tras ella, una decena de expertos procedentes de distintos puntos del país fueron subiendo al escenario para dotar de contenido a un intenso programa que dejó constancia de cómo la innovación, las nuevas tecnologías, las sinergias y las estrategias bien desarrolladas pueden contribuir a preservar el entorno marino y explotar sus recursos desde una óptica sostenible.

Finalmente, fue César Díaz, presidente del Puerto de Santander, el encargado de clausurar el evento y lo hizo con toda una declaración de intenciones: «el Puerto de Santander desea y aspira a ser una palanca colaboradora para avanzar en este campo tan apasionante» que plantea desafíos y oportunidades.

Aprovechó su intervención para expresar el interés de los puertos por ser algo más que «un nudo logístico en el transporte», ocupando un papel importante también como «centros energéticos, impulsores de la economía circular y fomentando la innovación».

Y apoyó su tesis con algunos datos y proyectos, desde la escala europea hasta la local que él mismo representa para concluir su intervención asegurando que «hay ideas, ganas y concienciación para proteger nuestros mares y océanos al tiempo que los podemos seguir utilizando para impulsar la economía».

«Como sociedad, el ser humano ha decidido que vamos a doblar la necesidad energética en menos de diez años». Como si de Nostradamus se tratara, aunque ya aclaraba él «no es una predicción, sino una realidad», Javier Cavada, CEO de Mitsubishi Power Europa abordó en su conferencia la realidad de una transición energética «en la que, aunque parezca que no va con nosotros, ya estamos metidos como planeta».

Ante esa realidad, el CEO invitaba a «activarnos» porque «una sociedad que no se alimenta su energía con la última tecnología, la tecnología más sostenible, más democrática y más justa que hay que es la solar y la eólica, no tiene buen futuro».

Durante su intervención y ante la realidad planteada, Cavada alzó al mar Cantábrico como plataforma de desarrollo para la región, desde la perspectiva de la transición energética y como plataforma de energía eólica flotante. Una materia que, a pesar de contar con el Reino Unido como principal potencia mundial, lo cierto es que «todos los datos a nivel global indican que, el Cantábrico, y por lo tanto España, es la oportunidad más grandea nivel global, después de los mares al norte y el oeste de Gran Bretaña».

Así, tras hacer un repaso a algunas de las iniciativas llevadas a cabo desde Mitsubishi Power Europa, su CEO finalizaba recordando que «la tecnología y la sostenibilidad ambiental han de ser los pilares de nuestro desarrollo» para dar un futuro a las nuevas generaciones y poner al Cantábrico y a Cantabria «en el mapa».

Rocío Béjar ofreció una detallada radiografía del sector pesquero que abordó cinco grandes bloques temáticos. Comenzó por poner la pesca en contexto, tanto a escala europea como nacional, y dejó algunos datos de interés al respecto, como que la UE tiene actualmente más de 70.000 buques de pesca y «España es el primer productor de la Unión con una cuota del 22%» a pesar de que su flota ha descendido en los últimos años.

A continuación, Béjar centró su discurso en su papel como sector esencial y estratégico. «Según el Informe Sofía de 2024, la producción pesquera y acuícola de 2022 fue de 223,2 millones de toneladas y el 89% de la producción de animales acuáticos se destinó a consumo humano. No se puede dudar de su papel en el suministro alimentario y, además se realiza con criterios de sostenibilidad. La gestión de los océanos es muy efectiva porque se basa en informes científicos».

Abordó después las bondades de este alimento en la dieta para concluir con los retos y oportunidades que tiene el gremio ante sí. La necesidad de contar «con las mismas reglas de juego» entre países fue uno de los desafíos más importantes que puso sobre la mesa, avalado por el hecho de que las «importaciones en la UE representan ya el 70%». En cuanto a las oportunidades, Béjar enumeró «su alto valor nutritivo, la importancia de promocionar nuestra flota y sus productos y asegurar el futuro de los pescadores».

Jara Martínez, decana del Colegio de Ingenieros de Caminos en Cantabria introdujo la conferencia sobre arrecifes artificiales para poner de relieve la contribución «crucial» de su gremio a la economía azul, ya que «implementamos soluciones innovadoras que favorecen la sostenibilidad ambiental de las comunidades costeras y del medio marino».

A continuación, tomó la palabra Elena Blanco contar su experiencia en la construcción y monitorización de arrecifes artificiales, algo «que no es nuevo, ya que llevan milenios utilizándose y tienen muchas aplicaciones». Entre ellas, enumeró, la conservación del medio ambiente, el incremento de la biodiversidad, la atracción de pesca, la protección de espacios, la compensación de infraestructuras marinas o la salvaguarda de la costa. En paralelo, hay otras «más lúdicas», explicó, tales como el buceo recreativo, el turismo de surf o la divulgación. Y de hecho, apuntó, las oportunidades en este área pasan por «aunar en un mismo proyecto objetivos ambientales, de atracción turística y de promoción de ciencia ciudadana».

Y junto a estas reflexiones Blanco dio a algunos de los proyectos en los que ha participado el grupo, entre ellos 3DPare, que ha supuesto la creación de 36 arrecifes artificiales, nueve de los cuales están ubicados en la bahía de Santander. Un proyecto complejo y lleno de retos, como se puede observar de uno de los datos que ofreció: «realizamos más de doscientas formulaciones de mortero hasta dar con las dos que consideramos óptimas».

El norte y el sur. El primero de los paneles de expertos de la jornada permitió a los asistentes vislumbrar dos estrategias de economía azul llevadas a cabo en dos puntos opuestos del país. El primero, en Andalucía. Su viceconsejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Consolación Vera, profundizó durante su intervención en la política que desde la Junta andaluza llevan a cabo en esta materia. «Andalucía se ha propuesto liderar la economía azul del sur de Europa y lo que queremos es mirar al mar como una fuente de riqueza, porque lo que nos preocupa es que las generaciones venideras encuentren en el mar una actividad económica que les permita seguir viviendo y seguir desarrollándose como sociedad, pero siendo consciente de que estamos hablando de un entorno frágil muy deteriorado y que hay que cuidar y conservar».

Y de Andalucía a nuestra región, donde Raquel Manzanares, directora de Prospección de Nuevos Mercados e Internacionalización de Sodercan, mostró a los allí presentes el potencial del Proyecto Blue Point Cantabria que aborda la problemática de los plásticos marinos con el objetivo de «transformar el problema en oportunidad» y convertirla en «una fuente de desarrollo económico y empleo a través de la economía circular azul» en toda la costa del Espacio Atlántico, incluida Cantabria.

Desde dos perfiles «muy similares de negocio», con algún matiz diferencial, Francisco Royano, director de Transferencia Tecnológica del Instituto de Hidráulica Ambiental, y Fernando Garzo, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Copsesa, protagonizaron el segundo panel de expertos con las energías a través del mar y los nuevos combustibles, como eje principal. En esta materia, ambos charlaron sobre distintos aspectos como el Green Deal –«la base de todo»–, los problemas de suministros y la importancia del abastecimiento –«necesitamos tener una apuesta y una estrategia muy firme para tener garantía de suministro en nuestro país», decía Garzo–, o el potencial de la economía azul como motor de desarrollo social y económico.

De sus intervenciones se extrapolaron dos conclusiones claras. La primera la expuso Royano: «Tenemos todos los mimbres para hacer un proyecto que sea una oportunidad para Cantabria, para posicionarse y ser un referente en el campo de las energías renovables, en concreto de la energía eólica flotante y del hidrógeno». Una idea que mantenía el de Copsesa: «El momento de mercado es ahora. Aprovechemos la ola de la economía azul para crecer, porque tenemos la obligación de crecer como región, de crecer como economía y de crecer como industria».

El turismo vinculado al mar centró la conversación de la última mesa redonda de la jornada. Tomaron asiento en ella Edurne Vidal, directora de Turismo de Santander; Tania López, coordinadora de SeaStarlight; Pedro Barrionuevo, director de Desarrollo Turístico y Empresarial de Costa del Sol; y Juan José González, profesor de la Universidad de Cantabria. Todos ellos coincidieron en la necesidad de ubicar al turismo en el lugar que merece dentro de las estrategias de desarrollo y economía azul, ya que «representa la suma de muchos pequeños agentes –decía Vidal– que tienen un enorme peso».

Y para ello, llamaron también a la unidad, al desarrollo de planes que cuenten con la aportación de todos los agentes que forman parte del medio. Ejemplo de ello dio Barrionuevo a través de su proyecto Senda Azul, que ha habilitado un espacio de comunicación que «conecta a las empresas del mar con el turismo y está dando muy buenos resultados». Igualmente satisfactorio está siendo la iniciativa SeaStarlight que, explicó López, une la navegación y la astronomía para recordarnos «que cielo y mar siempre han estado unidos y hace falta volver atrás para poner en valor ciertas cosas». En esa misma línea, González situó al turismo azul como «un portavoz» capaz de crear nuevas éticas y reformular el modelo de desarrollo.

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