La economía cántabra cae medio punto en su primer descenso trimestral desde el covid

Las cifras turísticas de récord que experimentó Cantabria el pasado verano y la creación de empleo en ese sector no son suficientes para compensar la caída en el ámbito de la industria. Es más, el Icane echa un jarro de agua fría sobre los efectos de las vacaciones en la economía regional. Sí hubo crecimiento de los servicios (hostelería, comercio, transportes...), pero muy inferior al esperado. Muy inferior al que podía preverse a tenor de la cantidad de visitantes que recibió Cantabria y el aspecto que presentaban los alojamientos durante la temporada alta, ya que el repunte fue solo del 0,1% respecto a la primavera. El porcentaje es muy rácano –incluso difícil de creer– teniendo en cuenta que en el mismo periodo de 2022 fue del 1,1%. Rácano, pero mejor que el de sector primario, actividades financieras e impuestos sobre productos, que tambien bajan.

«Los datos son correctos y la metodología para su elaboración es la misma que se viene aplicando en los años anteriores», confirma José Ramón Paterna, director del Icane. Desde este organismo público prefieren no entrar a valorar los motivos, pero sí insisten en que, con la serie histórica en la mano, el comportamiento del PIB en el tercer trimestre del año es objetivamente «muy negativo».

Para hacer la comparativa habrá que esperar a que el resto de comunidades autónomas den a conocer a lo largo de los próximos días sus estadísticas, pero ya es posible decir que Cantabria se encuentra a la cola del país en cuento a dinamismo económico. Es un hecho porque, entre julio y septiembre, España –la media nacional es la suma de las medias autonómicas– creció el 0,3%, lo que implica una evidente desaceleración, pero no un empobrecimiento, como en el caso cántabro.

La región, que hasta ahora esquivaba los números negativos pese al frenazo que arrastraba desde finales de 2022, se comporta peor que ella misma en trimestres anteriores, también peor que la media de España e incluso mucho peor que las previsiones. Por ejemplo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) había estimado un crecimiento del 0,2% para el tercer trimestre que ha volado por los aires una vez que se ha publicado la información real.

«Venimos advirtiéndolo desde que hemos llegado al Gobierno. Hay una desaceleración de la economía desde verano de 2022. Los datos no son buenos y en Cantabria son bastante peores que la media española. La tendencia es claramente negativa», afirma el consejero de Industria, Eduardo Arasti, que reconoce que esta última actualización del PIB no le ha pillado por sorpresa y apunta que al nuevo Gobierno del PP encabezado por María José Sáenz de Buruaga le ha resultado imposible cambiar esa tendencia con tan poco margen de maniobra. Cabe destacar que el trimestre analizado por el Icane encaja íntegramente con los tres primeros meses de mandato popular. Arasti hace el símil de una piedra que empieza a rodar cuesta abajo. A medida que avanza en su recorrido coge más velocidad, y eso es lo que, a su juicio, ha ocurrido.

Si el Ejecutivo cántabro asegura que la explicación a este mal dato hay que buscarla en la herencia recibida y en la dinámica nacional por las políticas de Pedro Sánchez, el PSOE cree que esa afirmación demuestra que el PP se está desentendiendo de su responsabilidad como partido en el Gobierno. «Falta gestión, faltan políticas que impulsen la economía y el empleo. Todo por la incapacidad de un Gobierno, el de Buruaga, que ni está ni se le espera», decía ayer el secretario general de los socialistas, Pablo Zuloaga, que recordaba que a este mal dato económico se suman otros que están cosechado los populares desde que llegaron a Peña Herbosa, como el de la creación de empresas.

El Icane subraya que es la industria la que lastra el crecimiento cántabro y Arasti lo ratifica. Recuerda que la comunidad autónoma lleva tres trimestres consecutivos con caídas del PIB industrial, por lo que ya se puede hablar de «recesión técnica» en este sector. ¿Los motivos? Según su particular visión, durante los años del bipartito PRC-PSOE no se hizo «ninguna política para modernizar el tejido industrial de Cantabria». Detalla que la inversión exterior en la región el último año fue la menor de España –La Rioja multiplicó por 18 los datos cántabros y Asturias por 30–, que la inversión en I+D+i fue la más baja del país –del 0,96% frente al 1,43% nacional– y el gran porcentaje de industrias electrointensivas que hay en la comunidad, que sufren más las consecuencias de los precios de la energía.

Pese a todo, el dato de crecimiento interanual del PIB en Cantabria se mantiene en positivo, en el 0,7%. Eso sí, será ya prácticamente imposible que se alcance el 1,3% de crecimiento a finales de 2023 que anticipó la Airef. Y eso que el organismo ya fue conservador y puso a la región a la cola de España.