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En una explanada verde y bajo un cielo apenas nublado se ha procedido esta mañana al lanzamiento de un cohete blanquirrojo que ha subido casi ... un kilómetro en vertical, cargado con seis satélites diseñados y construidos por otros tantos centros educativos cántabros. Del tamaño de una lata de refresco, cada satélite ha enviando información tanto en el ascenso como en su lento descenso a tierra ayudado por un paracaídas. «Es un proyecto que ha motivado muchísimo a los alumnos y al profesorado», ha celebrado al término de la misión Wenceslao Martín, director del Colegio Miguel Bravo de la capital cántabra, centro que ha participado en la experiencia junto con los IES José Hierro (San Vicente de la Barquera); Villajunco (Santander); Muriedas (Camargo) y Zapatón (Castro Urdiales), y el colegio Apostolado del Sagrado Corazón (Medio Cudeyo). De hecho, el equipo ganador ha sido el IES Zapatón, que representará a Cantabria en la final a nivel nacional y tendrá la oportunidad de competir con equipos de otras comunidades autónomas para representar a España a nivel europeo.
El lanzamiento, que ha tenido lugar a primera hora de la mañana en Fontibre (Campoo de Suso), y que ha involucrado a 450 estudiantes, se enmarca de la primera edición del 'CanSat Cantabria', a su vez dentro del proyecto 'Esero' de la Agencia Espacial Europea, todas siglas que remiten a una misma meta: promover el uso de las metodologías Steam –Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas–; aplicar el pensamiento computacional, la inteligencia artificial y la robótica, o desarrollar las competencias digitales en el aula. A juzgar por la descripción de Martín, en el Miguel Bravo han conseguido todo eso y más: «El grupo [de 4º de la ESO] ha investigado, ha trabajado en equipo en su tiempo libre, todos se han ayudado. Han aprendido a programar, pero también han aprendido a coser el paracaídas. Este tipo de proyectos son los que tienen que impulsarse».
Vestidos con camisetas estampadas con el nombre con el que han bautizado a su satélite, un sugerente 'Thunder Sat', los estudiantes del Miguel Bravo han podido presentar sus resultados y preguntar sus dudas al personal de la Universidad de Granada que ha diseñado el cohete. Lo mismo han hecho sus compañeros.
La consejera de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó, ha sido la encargada de pulsar el botón de propulsión del cohete. Lo ha hecho acompañada por el coordinador nacional de Esero Spain, Domingo Escutia. Este proyecto es un «ejemplo de lo que significa aprender por competencias y trabajar en equipo».
Este no es el único proyecto que ha puesto en órbita a la educación cántabra. El lunes, el IES Valle de Camargo contactará con la Estación Europea Internacional, una actividad que ilusiona al centro, seleccionado por el programa Ariss para hacer la conexión por radio.
Entre otras cosas, el alumnado podrá conversar con un astronauta en plena misión en lo que será la primera conexión de un centro cántabro con esta Estación.
¿Y qué le van a preguntar los estudiantes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional al cosmonauta? Ya tienen en mente varias cuestiones: «qué fenómeno atmosférico de los que han podido ver en la Estación es el que más les ha impresionado o si es posible bailar en el espacio», explica el instituto.
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