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La alerta sobre los riesgos de los teléfonos móviles a los que están expuestos los menores y adolescentes está marcando las reuniones con los padres del inicio de curso en los centros educativos de Cantabria. «Es hora de coger el toro por los cuernos ... y hablar de las cosas por su nombre», apuntaba una orientadora en un instituto de Santander en la bienvenida a las familias este pasado martes, «porque la realidad nos pasa por encima y tenemos que proteger a nuestros hijos, es una responsabilidad de todos». Este aviso, que se está replicando en todos los colegios e institutos de la región -adaptando el contenido a la edad de los escolares-, es fruto de las instrucciones que ha enviado expresamente la Consejería de Educación «para evitar problemas de convivencia» en las aulas y «prevenir el acoso escolar», como apunta su titular, Sergio Silva.
Preocupación «La mejor manera de empezar a hablar de ello era estableciendo una instrucción directa», destaca el consejero
El dato La práctica totalidad de los alumnos de 10 a 15 años accede a internet y, a los 13, la inmensa mayoría ya tiene su propio teléfono
El uso excesivo de los dispositivos y el acceso libre a cualquier tipo de contenido está generando «una situación muy preocupante», coinciden directores y tutores: niños que comparten por redes imágenes de sexo «salvaje» que encuentran fácilmente en internet -y el ejemplo más reciente es el detectado en el colegio San José de El Astillero-; que son vulnerables al engaño de perfiles falsos; que se enganchan al juego on line y a las apuestas; que participan del ciberacoso o que son ellos los que no saben cómo escapar del acoso al que les someten sus propios compañeros de clase, provocando situaciones de inestabilidad emocional que pueden llevar al suicidio...
«Esto es con lo que, desgraciadamente, nos toca lidiar», exponen los orientadores en las reuniones de presentación del curso, con un mensaje más contundente en los institutos, donde hacen también un llamamiento a las familias para «aumentar el control de estos dispositivos dentro de casa». Reducir las horas de pantalla, vigilar las páginas de internet que frecuentan los menores (especialmente las de pornografía y violencia sexual) o que el móvil duerma fuera de la habitación para evitar la tentación de cogerlo (no basta con ponerlo en silencio o en modo avión) y que no quite las necesarias horas de sueño son algunos de los consejos que comparten en los encuentros con los padres.
Incluso en algunos centros se cuestiona la necesidad de crear grupos de WhatsApp de alumnos de la misma clase, «si se utilizan para compartir contenidos y hacer comentarios que poco o nada tienen que ver con lo académico». Al contrario, exponen, con frecuencia son foco de conflictos que se pueden prevenir.
En la cita mencionada del pasado martes, un repaso a los titulares de las últimas dos semanas, donde se incluye el caso de las menores desnudadas por Inteligencia Artificial en Almendralejo (Badajoz), que ya deja 26 involucrados en la creación y difusión de esas imágenes, sirvió para comprobar «con hechos reales y recientes» la dimensión del problema y «la urgencia por actuar». En esa secuencia de noticias que están «a la orden del día» se apoyan los equipos directivos de los centros para pedir la colaboración de las familias para complementar las medidas que se aplicarán en el ámbito educativo.
Si hasta ahora, la iniciativa, más o menos exitosa, de restricción de móviles en clase partía de los propios centros -desde hace años se incluye en las normas al inicio de cada curso-, la novedad este año es que hay una orden expresa de la Consejería.
«Tenemos una preocupación clara por cómo el uso de las redes sociales y sobre todo de los móviles está afectado a la relación en los centros educativos y fuera de ellos», explica Silva. En ese sentido, «para este curso 2023-2024 nos planteamos la necesidad de abordar este asunto, y decidimos que la mejor manera de empezar a hablar de ello era estableciendo una instrucción directa a los centros en la que les señalamos la necesidad de regular en sus normas de organización y funcionamiento el uso de los móviles en el recinto escolar y en horario lectivo», señala el consejero. No lo prohíbe directamente, pero «hemos recomendado a los centros que establezcan su prohibición de uso tanto en horario lectivo como en los recreos, porque entendemos que tienen autonomía pedagógica y de gestión, y ellos son los que conocen mejor su realidad».
Es por eso que hay institutos que mantienen cierta flexibilidad con el alumnado de Bachillerato, más cerca de la mayoría de edad, en ese tiempo de descanso. Pero lo ideal, apuntan desde Educación, es que los recreos se utilizaran para «fomentar la relación interpersonal directa entre iguales» y no para perder esos minutos sin levantar la mirada de la pantalla.
En el documento remitido a los centros se recuerdan los datos del informe 'El uso de las tecnologías por menores en España', publicado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, que reflejan que «la práctica totalidad de los niños españoles de entre 10 y 15 años accede a internet y que, a los 13 años, nueve de cada diez ya tiene móvil propio».
El problema viene, como alertan los expertos, por el uso que hacen de él. «Y nadie hace buen uso de los móviles en edades escolares», sentencia Norberto García, director del instituto Montesclaros (Reinosa) y vicepresidente de Adiescán (la Asociación de Directores de IES de Cantabria), que aplaude «este primer paso dado desde la Consejería, valiente y muy positivo». «Por primera vez se insta desde Educación a todos los centros a regular la utilización de los teléfonos y otros dispositivos durante la jornada lectiva; es un avance, pero es un paso que se queda corto, porque la realidad demuestra que la situación se nos está yendo de las manos», opina García, convencido de que, cuanto más tiempo pase, más difícil resultará aplicar cambios.
«Pero el camino va por ahí. Por el bien de los chavales, lo primero. Tenemos que dar pasos de forma progresiva para sacar los móviles de los centros educativos. Y las familias, que deben colaborar controlando los momentos que los menores están en casa, serán las primeras que nos aplaudan», añade el director del Montesclaros.
La instrucción de Educación «se implementará con una serie de medidas vinculadas a la prevención y uso correcto de los móviles y las redes sociales con el ánimo de evitar problemas de convivencia y, en último caso, de acoso escolar», concluye el consejero.
El IES Montesclaros, de Reinosa, ya tiene el camino andado en la lucha contra la invasión de los teléfonos y el pernicioso uso de las redes sociales entre los escolares. Hace seis años se convirtió en el primer centro de España libre de dispositivos móviles, una medida que no aplicó únicamente al alumnado, sino a todo el personal del instituto. «Fuimos pioneros», destaca su director, Norberto García, que desde entonces ha compartido su experiencia allí donde le han pedido colaboración para seguir su ejemplo. El objetivo social con el que se lanzó el proyecto fue ayudar a 'desintoxicar' del uso del móvil a toda una generación.
Y, a su juicio, «esta primera instrucción fijada desde la Consejería de Educación que nos insta a los centros a regular el uso de los móviles abre el camino hacia esa progresiva desaparición, que debería ser el paso definitivo».
En la actualidad, García cifra en «siete u ocho los centros de Cantabria que han conseguido que el móvil desaparezca del paisaje», apunta. Él mismo reconoce que «quitarlo ahora mismo es todavía más complicado que cuando lo hicimos nosotros». Porque cada vez el uso está más extendido (lo que implica que los menores están más enganchados) y porque el acceso es también cada vez más temprano (9-10 años). Si hace seis años, podía empezar un alumno a Secundaria, con 12 años, sin haber tenido aún un móvil propio (también había entonces quien ya venía de Primaria con él), hoy en día casi es testimonial si alguno no lo tiene antes del cambio de ciclo.
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