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Laura fonquernie
Lunes, 12 de agosto 2019, 07:21
Eduardo Ortiz, actual alcalde de Campoo de Yuso, es el nuevo presidente del Consejo Escolar. El regionalista defiende la importancia de «dialogar» y «llegar a acuerdos» antes de convocar una huelga y perjudicar a los alumnos. Reconoce la necesidad de solucionar el conflicto del calendario ... escolar y señala que la educación no puede depender «del vaivén político».
–El nombramiento parece un regalo envenenado, tal y como están las relaciones entre padres, profesores y Consejería
–Eso se sale del ámbito del Consejo Escolar, yo lo recibo con mucha ilusión. Dentro de este órgano siempre ha habido un entente cordial fabuloso. Una cosa es juntar a una serie de personas de reconocida prestancia educativa o de diferentes sectores sindicales y otra tomar decisiones de índole política, que no gustan tanto. Padres, sindicatos, profesorado y representantes municipales siempre hemos buscado lo mejor.
–El Consejo es un órgano consultivo, ¿qué poderes tiene en el ámbito educativo?
–Estamos a expensas de las órdenes o la legislación que la Consejería tenga a bien que elaboremos. Se estudia y hacemos las correcciones que consideramos. La Consejería es la que decide si lo que nosotros planteamos está bien para mejorar o no. Hay temas que debemos hacer por obligación como el informe anual del sistema educativo de los resultados de todo lo que acontece en el mundo educativo.
Función del Consejo
–Continúa el conflicto con el calendario escolar, ¿pueden intervenir en esta polémica?
–Es un tema de índole laboral. Pero si el Gobierno considera que nosotros debemos dar nuestra opinión, estamos dispuestos a ello. Nosotros solo damos la opinión si nos la piden y decimos si estamos o no de acuerdo. Pero no somos finalistas en decir lo que tiene que hacer el Gobierno. O, en este caso, la Consejería.
–¿A veces se olvida del alumnado?
–Siempre que hay conflicto nos salimos del camino que es buscar la participación de todas las entidades que tienen que ver con la educación para mejorar su calidad. Y, sobre todo, que los alumnos reciban la mejor formación y en las mejores condiciones. Nosotros estamos en esa línea, los conflictos no son buenos para nadie. Tenemos que mediar para que ese acuerdo al que lleguemos, sirva como ejemplo de que las cosas discutiendo se hacen bien.
–¿No es posible llegar a un acuerdo para que Cantabria tenga un calendario estable con independencia de quién esté en la Consejería?
–Claro. Lo que no se puede es que, constantemente, la educación esté, por temas políticos, cambiando de leyes cada cuatro años o de lugares de trabajo. Los profesores y las familias quieren estabilidad y conciliación. Estamos siempre pendientes de un hilo, a ver qué idea se le ocurre al gobierno de turno y al final no hay una línea continuista. No se puede estar a los vaivenes de las elecciones y del político de turno. Y esto es una opinión personal. Un ejemplo a seguir es el pacto de Cantabria. Pero, por ejemplo, el de Estado no se ha conseguido todavía. Nosotros, aunque tengamos competencias educativas, dependemos de las leyes de Madrid. Tenemos que conseguir que el principio de curso llegue con todo preparado y en condiciones. Y, junto a ello, que sepamos lo que tenemos que hacer este año y los venideros.
calendario escolar
–La huelga es un derecho, pero da la sensación de que en algunos sectores se nota más, ¿considera que hay que ser más cuidadosos con las convocatorias de profesores?
–Todas las huelgas perjudican. Pero, quizá, habría que evitar llegar a ellas. Es decir, negociar y considerar que lo que es justo hay que darlo y lo que no lo es, no. Sin olvidar que tenemos niños y familias detrás que no tienen que salir perjudicados. Las reivindicaciones laborales y profesionales hay que tenerlas en cuenta, pero a ver si somos capaces de no tener que llegar a eso. Se pueden negociar las cosas porque estamos perjudicando a todos, incluso a los más importantes que son los alumnos. La huelga es un derecho, pero hay que tomarlo con cuidado y saber cuándo hacerlo. Hay que hablar y no esperar al último momento. El diálogo es la clave, y no cerrarse en banda ni el que tiene que ceder ni el que pide.
–Marina Lombó apuesta por el acercamiento de posturas, ¿cómo lo valora?
–Marina Lombó sabe relacionarse con el mundo sindical. Hace falta que los demás, que tenemos un poco más de conocimiento en el ámbito educativo, le acompañemos. Creo que es una persona abierta y receptiva y pide consultas en los temas en los que puede tener dudas, pero luego quien decide es ella. Acaba de llegar y lo primero que ha hecho es importante. Es consciente de que el problema hay que solucionarlo y que en septiembre las clases comiencen con normalidad, que todo el mundo sepa lo que tiene que hacer.
colegios rurales
–En Campoo conocen el drama de cerrar un colegio por falta de alumnado. ¿Qué se puede hacer?
–La gente no puede dar a esos niños todo lo que en otros sitios de ciudad les dan. Yo sé que la gente quiere dar clases y estar en los pueblos. Habrá que conseguir que se premie al profesorado que quiera estar allí para que no sean trabajadores que están un año porque les ha tocado y luego se marchen. La mayor parte de la gente que va es joven, con iniciativa y ganas de trabajar, pero con medios insuficientes. Los pueblos que se quedan sin niños desaparecen. Hay que buscar que no se desarraiguen y primar la escuela rural porque es la que más dificultades tiene.
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