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Cantabria dio ayer por zanjado el largo proceso de estabilización docente que comenzó hace más de dos años. Lo hizo con un acto vespertino y multitudinario en el que 590 maestros y profesores tomaron posesión como flamantes funcionarios después de haber obtenido su plaza vía ... concurso de méritos, una de las dos formas de entrada a la función pública que contemplaba la estabilización docente junto con la del concurso-oposición extraordinario. Por la mañana, otros 40 profesores ya habían recibido oficialmente sus títulos de funcionario de carrera en otro acto organizado por la Consejería de Educación, FP y Universidades.
Como poco, el proceso de estabilización ha sido complejo. Lo puso en marcha el anterior equipo de Educación, dirigido por la regionalista Marina Lombó, y lo ha concluido el del popular Sergio Silva, que ayer por la tarde, en el Palacio de Festivales de Santander, quiso celebrar con los docentes el cierre «simbólico» de un procedimiento concebido para rebajar la interinidad en el empleo público En origen, ese fue el mandato europeo que luego desarrollaron los países de la UE, y que 'se curraron' las comunidades autónomas. En Cantabria, Educación lanzó una oferta de casi 900 plazas de estabilización tras muchas mesas técnicas y tras revisar, puesto a puesto y de la mano de los sindicatos, las necesidades de los centros. Pero el camino no ha estado exento de baches: las diferencias entre las ofertas autonómicas y la dificultad para estabilizarse en el lugar de origen o de arraigo profesional provocó malestar entre los aspirantes y los sindicatos.
Con todo, Silva insistió ayer en esa idea de cerrar ciclo con la entrega de títulos a los más de 600 docentes que han adquirido la condición de funcionarios gracias al concurso de méritos (por esta vía, Educación convocó hasta 676 plazas). Ante el consejero, decenas de maestros, profesores y familiares inmortalizando el acto con el zoom a su máxima potencia, todos con «historias personales y profesionales» detrás y muchos de ellos, cerca de 440, procedentes de otros puntos de España y, por tanto, recién estrenados en el sistema educativo cántabro.
Es el caso de Diego Valverde, profesor de Geografía e Historia en el IES Lope de Vega de Santa María de Cayón. Natural de Valladolid, trabajaba en Lerma (Burgos) cuando tuvo conocimiento de la convocatoria. Se presentó a sabiendas que sería «difícil» lograr plaza, pero Valverde quería probar en Cantabria y «el primer destino que puse, el de Cayón, es el que me han dado, así que estoy muy contento», celebraba justo después de haber recogido el título en el escenario de la sala Argenta. Además del documento oficial, que enrolló cuidadosamente tras leerlo un par de veces, la experiencia de este curso es lo que le entusiasma. «El recibimiento ha sido excepcional por parte del instituto, del departamento, de los alumnos... Me siento como en casa». Entonces, ¿quizá esté pensando en radicarse definitivamente en Cantabria? «Sí, me gustaría asentarme aquí y echar raíces», ha decidido este docente con varias oposiciones aprobadas a sus espaldas y con la «tranquilidad» de saberse, por fin, titular de una plaza. «Siempre he querido ser profesor y me siento muy afortunado».
Historias como la de Bárbara Suárez, que ayer se repetía a sí misma sin dejar de mirar su título: «El premio es esto». La plaza que ha logrado esta maestra de Primaria, una leonesa asentada en Cantabria desde hace 17 años, tiene un punto de «justicia poética». Suárez ha aprobado las oposiciones hasta en tres ocasiones, y en una de ellas se quedó a dos centésimas de lograr plaza. Pues bien, además de la experiencia, la formación y el resto de requisitos que ha acreditado convenientemente, fue esa convocatoria la que «marcó la diferencia» en el concurso de méritos y le dio el puesto. Suárez estaba ayer que no cabía en sí de alegría. «El premio es esto», decía señalando el título, «y también lo son ellos», decía señalando a su esposo Iván, y a sus hijos Javier y Candela, que ven en ella «un ejemplo de perseverancia».
El Frente de Estudiantes organizó ayer varias actividades en solidaridad con el pueblo palestino. En su mayoría, los actos se celebraron en la plaza del edificio Interfacultativo, en Santander. Comenzaron a media mañana con el testimonio de un médico palestino, siguieron con una comida popular, una sentada ante el Rectorado, talleres y charlas, y culminaron con una acampada en la plaza del Interfacultativo, donde se instalaron «siete u ocho» tiendas de campaña, indicó Diego Guirao, responsable de organización del colectivo.
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