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Los estudiantes de primer curso, en fila india, empapados y manchados, a las órdenes de los veteranos, el pasado miércoles, en El Sardinero. DM

Embadurnados y empapados, la multitudinaria novatada de alumnos de la UC en El Sardinero

Medio centenar de residentes en el colegio mayor Leonardo Torres Quevedo protagonizan un ritual de iniciación en los Campos de Sport

José Carlos Rojo

Santander

Jueves, 14 de septiembre 2023

En su pelo y cuerpo se intuía una mezcla viscosa a base de huevo, quizá aceite y a saber qué más ingredientes pegajosos. Embadurnados en ese extraño mejunje, ninguno del medio centenar de alumnos recién llegados a la Universidad de Cantabria (UC) protestó el pasado miércoles cuando obedeció las órdenes de los más veteranos a las puertas de los Campos de Sport de El Sardinero, en Santander. El peculiar ritual de iniciación era, en la práctica, lo que todo el mundo conoce como una novatada. Primero los ordenaron quedarse en paños menores, luego los untaron con aquella pasta pringosa y finalmente tuvieron que caminar en fila india para obedecer otras tantas órdenes arbitrarias.

Para unos, esto es una forma de pasarlo bien, una excusa para socializar, para confraternizar, para recibir a los novatos de manera 'diferente'. Para otros, no deja de ser una vejación o, incluso, algo peor. «Yo, por ejemplo, nunca me dejaría embadurnar con nada, lo tengo claro», asegura Álvaro Moreda, presidente del Consejo de Estudiantes de la UC.

«Lo que tenemos aquí es que si la situación es pactada y todo el mundo está de acuerdo con que esa es la fórmula para pasarlo bien, no hay problema. Pero con que haya solo una persona que se sienta mal, entonces la cosa cambia», aclara.

«Condenamos este tipo de acciones que siempre son susceptibles de terminar mal»

Francisco Matorras

Vicerrector del Campus de Las Llamas de la UIMP

Hacía tiempo que no se veían este tipo de novatadas en el campus cántabro. Sobre todo a raíz de los cánticos machistas escuchados en el colegio mayor Elías Ahuja, en Madrid, en el que los residentes de este centro invitaban a las compañeras de una residencia contigua a salir de «sus madrigueras» con todo tipo de calificativos. Aquel caso dio la vuelta a España porque se convirtió en carnaza para el debate televisivo en torno al machismo y al lugar donde deben ponerse los límites en hechos similares. Pero entonces la Fiscalía archivó el caso porque en realidad no hay soporte legal.

De hecho no hay ninguna norma, no existe ley alguna, que regule estos hechos. Existe un vacío legal absoluto. Por eso para este caso solo serviría ampararse en el código de conducta de la Universidad de Cantabria para poder sancionar; pero tampoco sería factible porque los hechos se han desarrollado más allá de las fronteras del campus. «No tenemos nada que hacer porque no nos compete al suceder fuera de nuestra jurisdicción, digamos», explican fuentes de la propia institución.

Muchos de estos estudiantes son residentes del colegio mayor Leonardo Torres Quevedo, ubicado en el campus de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Las Llamas. Allí sí existe un código de conducta que los alumnos firman al entrar y que están obligados a cumplir. «Se comprometen a seguir una serie de normas y entre ellas está, obviamente, la prohibición de realizar novatadas», explica Francisco Matorras, vicerrector del Campus de la UIMP en Las Llamas. Él es la principal figura de conexión entre ambas instituciones.

«Si todo está pactado, bien; pero con una sola persona que se sienta mal, ya la cosa cambia»

Álvaro Moreda

Presidente del Consejo de Estudiantes de la UC

«No estamos muy informados de lo que ha sucedido porque ha sido fuera del recinto universitario, pero condenamos este tipo de acciones que siempre pueden ser susceptibles de terminar mal», señala el responsable. «Lo que tenemos claro es que vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que no se repita y si la Policía necesita cualquier apoyo o colaboración, se la prestaremos», informa como aviso a navegantes. Por el momento la Comisaría de Santander no ha recibido ninguna denuncia sobre lo sucedido.

«Nosotros lo que podemos garantizar es que se siga el código de conducta en el colegio mayor. Para eso durante estas primeras semanas de curso se prohíben las visitas y también hay una persona contratada ex profeso para preservar la seguridad en los alrededores de nuestras instalaciones», informa Matorras. A partir de ahora, después de lo sucedido, se incrementará la vigilancia para prevenir que casos parecidos vuelvan a darse.

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