Del Valle dimite como presidente de Vox en plena crisis del partido en Cantabria

La marcha de Del Valle se produce, además, en una semana especialmente intensa en el Parlamento, donde se ha conocido la denuncia interna por acoso presentada por una trabajadora contra Leticia Díaz. Un asunto que ha provocado revuelo en las bases del partido y que ha motivado la apertura de una investigación desde la dirección nacional.

La próxima presidenta será la concejala de Santander Laura Velasco, hasta ahora segunda al mando. Al contrario de lo que ocurre en el resto de partidos, donde los líderes autonómicos se deciden en un proceso de primarias, en Vox es la dirección nacional la que elige a dedo a los presidentes. En cualquier caso, la elección de Velasco propuesta por Del Valle ya ha sido aceptada por Santiago Abascal y será aprobada en la próxima reunión del Comité Ejecutivo nacional.

El mandato de Emilio del Valle (Madrid, 1960) al frente del partido ha sido tan breve como turbulento. Llegó en noviembre de 2022 en sustitución de Ricardo Garrudo, pionero de la formación en Cantabria y cuya marcha nunca se llegó a explicar del todo. Del Valle se convirtió, así, en el número uno siendo ya diputado en el Congreso y tras un pasado político muy marcado por sus cargos en el PP: fue consejero de Presidencia con José Joaquín Martínez Sieso, entre 1995 y 1999, y director de Economía con Ignacio Diego, entre 2011 y 2015.

Pronto empezaron los problemas. La elaboración de las listas electorales fue el detonante de una lucha que se agrava cada día que pasa en el Parlamento. No solo la elección de Leticia Díaz –con el apoyo de Del Valle– sobre Cristóbal Palacio como número uno fue la causa de la ruptura del partido por la mitad. Otros altos cargos, heridos por quedar relegados tras su labor de oposición la anterior legislatura, también se marcharon. El equipo de confianza de Emilio del Valle se quedó sin el concejal de Santander, Guillermo Pérez-Cosío, y su secretario y candidato de Bezana, Luis Vázquez, además del vicepresidente, Jaime Sánchez, y el gerente, Carlos Michael Cortés.

No fue la última vez que se produjeron cambios dolorosos en la dirección de Vox Cantabria en el apenas año y medio de mandato de Del Valle. El pasado octubre, por ejemplo, decidió cesar al diputado Armando Blanco como miembro de la Ejecutiva, uno de los impulsores del partido en la comunidad y que ya formaba parte de sus órganos de dirección cuando Vox aún no tenía ninguna presencia institucional.

Pero donde Laura Velasco y el futuro presidente tendrán que lidiar con una fractura especialmente grave será en el Parlamento, con los cuatro diputados enfrentados entre sí en dos bandos, liderados, por un lado, por Leticia Díaz, y por Cristóbal Palacio en el otro.

La división es tan grave que el propio Del Valle pidió a Madrid un 'árbitro' el pasado mes de diciembre. «Vendrán a poner orden», dijo. Y llegó entonces Ignacio Hoces, diputado en el Congreso y un peso pesado del equipo de Santiago Abascal. Hoces se posicionó entonces a favor del sector oficial y fortaleció el papel de Leticia Díaz frente al ala crítica, lo que supuso el despido del coordinador parlamentario, Niko Gutiérrez, a los pocos días.

En aquellas fechas, el todavía presidente de Vox pidió a los suyos «más apoyo que nunca, unir fuerzas y cerrar filas». «En nuestro movimiento, a diferencia de lo que ocurre en otros partidos, sobran todos aquellos que solo buscan satisfacer sus egos personales y que actúan al margen de la organización, como si fueran versos sueltos. Aquí estamos para desarrollar un proyecto común, no para satisfacer deseos individuales», señaló.

Este sábado el discurso fue otro, y Del Valle solo quiso agradecer «la labor desarrollada por todos los cargos electos, coordinadores y afiliados en los años que ha estado al frente de la formación» durante la comida con los afiliados en la que anunció su marcha. Precisamente, la desafección en los grupos locales era también otro motivo de preocupación en el partido desde las pasadas elecciones, llegando incluso a producirse dimisiones de cargos que reprochaban a la dirección falta de atención.