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Una nueva empresa extranjera se ha sumado al proyecto de la mina de zinc del Besaya, convertido ya en el plan industrial estrella del Gobierno de Miguel Ángel Revilla. Un mes después de que la compañía canadiense Emerita Resources presentara un proyecto con 600 millones de euros de inversión y 2.000 puestos de trabajo ... , ahora es el turno de la australiana Slipstream Resources, la otra gran adjudicataria del concurso convocado por el Ejecutivo para explotar el subsuelo de la comarca, donde se acumulan millones de toneladas de mineral, según los estudios técnicos. El director general de este fondo de inversiones, Geoff Stewart, ha avanzado un gasto a corto plazo de 4 millones de euros para explorar los terrenos y confirmar que, efectivamente, el zinc está allí. «Hay que ir paso a paso y construir un proyecto con buenos cimientos. Si identificamos una buena concentración de mineral, toda la comunidad se beneficiará, no sólo la compañía», ha explicado.
La diferencia entre este proyecto y el de los canadienses radica en el lugar y en la información disponible. Emerita Resources cuenta con un plan mucho más firme porque ya existían sondeos muy avanzados en Santillana del Mar y Cartes -su zona de explotación-. «No tenemos que encontrar el mineral, ya está ahí, ya lo hemos visto, existe. Ahora sólo tenemos que definirlo bien», explicó el pasado diciembre su presidente en España, Joaquín Merino.
Sin embargo, los australianos necesitan hacer sus propias exploraciones en Comillas, Udías, Ruiloba, Cabezón de la sal y Alfoz de Lloredo para decidir si merece la pena o no una inversión de tanta envergadura como la de los americanos. Por delante tienen un plazo de tres años para hacer prospecciones y sondeos mecánicos, analizar los resultados y presentar los proyectos –económicos, empresariales y ambientales– para el desarrollo de una explotación en la zona, en los que invertirán los citados 4 millones de euros y contratarán a un número indeterminado de técnicos y profesionales de la zona para hacerlos.
El consejero de Industria, Francisco Martín, cree que la empresa no consumirá ese plazo máximo y hará los sondeos «cuanto antes porque no hay zinc suficiente en el mercado y su precio se ha disparado». De hecho, el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, volvió a explicar que el valor en el mercado del mineral fue la razón principal de que Asturiana de Zinc se marchara de unos terrenos que ahora llaman la atención de tantos inversores. «El año pasado se pagaba a 2.200 dólares la tonelada y ahora a 3.700 dólares. Es un negocio seguro», detalló.
Geoff Stewart | Director general de Slipstream Resources
La firma australiana gestionará 187 cuadrículas del mapa minero de la comarca del Besaya. Es todo el suelo por el que pugnaron en el concurso excepto una casilla de cinco hectáreas en la frontera entre Comillas y Alfoz, que le arrebató Áridos y Hormigones del Deva, del grupo cántabro Candesa, sólo interesada en la excavación de piedra caliza. Pero Stewart ha confirmado que su empresa se asociará con Hispanibal (grupo Anibal), que ya cuenta en Novales (Alfoz de Lloredo) con una explotación de zinc y plomo. Ambas compañías se unirán para fusionar sus parcelas, realizar los sondeos y, llegado el caso, explotarlas conjuntamente.
Curiosamente, la mina de Hispanibal lleva cerrada desde hace más de una década, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) anuló la autorización de la explotación minera ‘San José’, aprobada en 2003 por el Gobierno de Cantabria. El TSJC estimó que se ocupaban montes de utilidad pública propiedad del Ayuntamiento de Cabezón y la Junta Vecinal de Casar, entidades a las que no se dio audiencia en la tramitación del expediente. Y en 2010, el Tribunal Supremo desestimó los recursos presentados por el Ejecutivo regional y por la empresa Hispanibal S.L. contra la demanda del Consistorio. Desde entonces ha permanecido cerrada y es ahora cuando jugará un papel clave para el desembarco de los millones de los australianos.
Miguel Ángel Revilla | Presidente de Cantabria
Slipstream Resources se dedica a rastrear el mercado mundial en busca de oportunidades en el sector minero donde lograr la máxima rentabilidad. En verano del año pasado, la compañía pidió autorización para operar en Portugal, en una prospección de cuarzo, feldespato, litio y otros minerales en la ribera del río Miño. El primer paso que darán en Cantabria es trasladar la sede social de su filial de Madrid a Santander. «Cantabria tiene muchas ventajas –gente, voluntad e infraestructuras- para un proyecto así. Estamos muy felices de contar con el apoyo del Gobierno y con la ayuda y la experiencia de nuestro socio local», destacó Stewart.
Un respaldo que ha confirmado el propio presidente regional, Miguel Ángel Revilla: «Tendrán toda nuestra colaboración y facilidades para poner en marcha una iniciativa industrial que puede cambiar el declive económico de la comarca». No en vano, el Gobierno promovió un cambio de la Ley del Suelo en el Parlamento sólo para desbloquear los proyectos del zinc en el Besaya.
Además de la canadiense y la australiana, otras cuatro empresas consiguieron hacerse con derechos mineros sobre terrenos de la comarca del Besaya. La norteamericana Louis Berger, matriz de la cántabra Apia XXI desde hace cinco años, logró 320 cuadrículas repartidas entre Cabezón de la Sal, Alfoz de Lloredo, Reocín y Santillana del Mar, pero no consiguió los terrenos con los que pugnaba con Emerita Resources y con Slipstream Resources.
Berger es un referente mundial en proyectos de ingeniería. Suyos son el One World Trade Center –el rascacielos más alto de New York construido sobre el suelo de las Torres Gemelas– o la piscina reflectante del monumento a Lincoln de Washington. Con más de 6.000 ingenieros en su plantilla y oficinas en 157 países, Louis Berger trabaja en la gestión ambiental de dos minas en Alaska y Canadá.
Áridos y Hormigones del Deva, del grupo cántabro Candesa, consiguió arrebatar una casilla de cinco hectáreas en la frontera entre Comillas y Alfoz, con el único objetivo de trabajar piedra caliza. Este grupo es uno de los principales del país dedicados a la minería a cielo abierto no metálica y sus derivados. Cuenta en la actualidad con nueve canteras activas –Las Caldas, La Robla o Herrera de Camargo, entre otras– y ocho centros de producción de hormigón propios en Cantabria, Asturias y Castilla-León.
Las últimas dos compañías con derecho sobre el suelo también son españolas: Atalaya Mining y Hormisa, una filial del Grupo Sadisa. La primera, que logró un puñado de cuadrículas en Santillana, tiene su sede en Huelva y opera a través de su filial Atalaya Riotinto, creada en 2007 para reabrir la mina de ese mismo nombre, aunque se ha encontrado con multitud de problemas judiciales y administrativos.
La segunda, con derechos de explotación en Mazcuerras y Reocín, es propiedad de Santiago Díaz y gestiona canteras en Lerma (Burgos), Llanes (Asturias) y Barros, Carranceja y Escobedo.
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