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Más allá de las víctimas mortales y de las personas todavía desaparecidas, las pérdidas provocadas por el paso de la devastadora DANA por la Comunidad Valenciana son innumerables. Los vecinos han perdido sus casas y coches. Las calles se tiñeron de marrón y los enseres ... personales se dejaron ver por cada una de las localidades del Levante afectadas por la mayor catástrofe natural de este siglo en España. Y también hay damnificados en el ámbito laboral y profesional.
Una de las empresas con las que la DANA se cebó es Audifonorte, un centro de recursos auditivos ubicado en Catarroja, una de las localidades que más sufrió esta tragedia natural. Su gerente, Pablo Mochón, un valenciano afincado en Colindres, donde tiene también otro negocio de audiofonía desde 2008, describe cómo la DANA arrancó parte de la fachada y la puerta de su local en la Comunidad Valenciana. «No sabemos cuánto se llevó el agua y cuánto el saqueo, pero finalmente no queda nada», señala. «Hasta las baldosas se levantaron, está todo arrasado», detalla.
Las frases del gerente
Susto e indefensión «Todavía estamos tan impactados, que aún no hemos podido reunirnos para decidirqué pasos vamos a dar»
Personal Vecinos de la zona tuvieron que ayudar a una trabajadora a salir del local porque el agua «le llegaba a la altura de la cintura»
Según relata Mochón, cuando comenzó a entrar el agua en el local de Catarroja estaba allí trabajando una audioprotesista, quien le informó de la situación que estaba viviendo. «Fue tan rápida la subida que no le dio tiempo a recoger nada. Le ayudaron a salir y a refugiarse en un portal cuando ya le llegaba el agua por la cintura», explica. «Por suerte, no ha afectado a ningún trabajador», dice aliviado dada la tragedia que podría haber sucedido.
Dicen que, después de la tormenta, llega la calma. Pero en Catarroja es una calma relativa, ya que el susto es mayor cuando se vive en primera persona. Y eso fue a lo que se enfrentó el gerente de Audifonorte, quien subraya que, junto con un grupo de amigos y voluntarios, acudió a la localidad valenciana para sacar el barro y «tirar lo poco que quedaba del local, que estaba embarrado e inutilizado». «Estuvimos haciendo una puerta provisional de madera porque la anterior estaba destrozada», detalla Mochón, quien apostilla que la empresa llegó a Catarroja en 2015 porque «los viajes a Valencia eran continuos y finalmente decidí abrir un centro allí».
«Todavía estamos tan impactados, con una parte en Cantabria y otra en Valencia, que aún no hemos podido reunirnos para exponer ideas y propuestas para decidir qué pasos vamos a dar», admite Mochón. Un primer paso, al menos, ya está dado. Han podido hablar con el seguro, mientras que entablar conversaciones con las autoridades locales les ha costado bastante más. «El contacto telefónico con las administraciones de Catarroja ha sido imposible durante muchos días, hasta que el sábado llamamos al Centro de Emergencias de Valencia para pedir permiso de acceso al pueblo para el grupo que iría el domingo», apunta.
Las imágenes del antes y del después no mienten. «No queda nada» tras el paso de la DANA por este local. El interior está totalmente anegado por el barro y el mobiliario está destrozado. En el exterior, la imagen también es muy estremecedora. Tras una montaña de palos y árboles arrancados que han acabado frente a la fachada, se deja entrever lo que hasta hace unas semanas era un centro destinado a la audiofonía.
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