«La empresa cántabra tiene que olvidar las fronteras y lanzarse a vender fuera»

-Alma o espíritu de pertenencia a la empresa, ¿es decir lo mismo?

-Podríamos entenderlo así. En aquel momento veíamos como todos los aparatos y las máquinas desaparecían, pero nos quedaban las personas, que eran y siguen siendo el alma de la firma. Y eso es lo que nos permitió salir adelante.

-La tradición y el buen hacer empresarial también tendrían que ver.

-Nos trasladamos a Santander con la ayuda de varios proveedores que confiaron en nosotros por la tradición de buenos pagadores y gente formal que tenían mis abuelos. Y un año más tarde estuvimos instalados de nuevo en el polígono de Guarnizo con una fábrica mucho más moderna. Eso nos permitió introducir innovaciones que, a la larga, multiplicaron nuestra competitividad.

-Y de ahí, a Europa.

-Ahora vendemos en todo el territorio nacional y también en buena parte de Europa: Italia, Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia...

-¿Eso le falta a muchas empresas cántabras, lanzarse al mercado extranjero?

-La empresa cántabra tiene que olvidar fronteras y lanzarse a vender fuera. De hecho, hay algunas que venden en toda España, incluso muy al norte, pero, sin embargo, un kilómetro más arriba, donde ya encuentran Francia, lo descartan.

-Esa alma de la que habla necesitará un buen líder.

-Es fundamental que las personas que estén arriba sepan dirigir, no sólo con la cabeza y la contabilidad, sino también desde el corazón. Porque estamos hablando de que trabajamos con personas. El líder tiene que ser responsable y amable. Tiene que servir de ejemplo a los demás y hacerlos partícipes del proyecto de empresa para que cada trabajador alcance ese sentimiento de pertenencia.

-Este foro, Líderes Cantabria, los saca a la palestra para que compartan sus experiencias.

-Me parece que es fundamental que estemos juntos y que pongamos en común los problemas porque en el fondo son muy parecidos. En ese sentido esta actividad es muy útil.

-Seguro que tratarán el problema de la fuga de cerebros y de mano de obra joven. ¿Puede hacer algo la CEOE al respecto?

-Estoy muy orgullosa de pertenecer a la CEOE y de haber puesto en marcha una red de talento compuesta ya por 320 directivos cántabros que trabajan por todo el mundo y que nos pueden ayudar a tomar decisiones para mejorar esta situación.

-¿Son los 'exiliados' de los que hablamos?

-Ellos no miran a Cantabria con rencor por no haberse podido quedar. Todo lo contrario. Conservan el amor por su tierra y quieren aportar todo lo que han aprendido por ahí para mejorar lo que hay aquí.

-¿Qué consejos han dado hasta el momento?

-Pues que hay muchos mercados emergentes que debemos aprender a explotar.

-¿Como cuales?

-Hay un tema que me interesa mucho en relación a la alimentación dirigida a los más mayores. A los jubilados, que ya no son como los de antes. Ahora la gente de 70 años está en plenas facultades, se cuida y quiere vivir una vida plena. Esos son los que nos van a demandar productos saludables, que les aporten algo exclusivo para ellos.

-Para eso hace falta innovación y pocas pymes pueden sostener un departamento dirigido a la investigación. Cosa diferente es asociarse con la universidad y compartir esfuerzos.

-La llegada de la Universidad Europea del Atlántico en este sentido ha sido una suerte para Cantabria. Porque estos nuevos estudios relacionados con este sector nos pueden ayudar a encontrar las sinergias que nos ayuden a mejorar las perspectivas de futuro de muchas empresas. Es necesario dar una vuelta a muchos productor para conseguir un valor añadido que demandan cada vez más los clientes. Y debemos tener una cosa clara, si no lo hacemos nosotros, lo harán otros y nos quedaremos fuera del mercado.