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«Si las empresas de Cantabria no empiezan a medir su huella de carbono, se quedarán atrás». Este aviso lo lanzó recientemente la directora de la Fundación Privada Empresa y Clima, Elvira Carles, en el Foro Económico de El Diario Montañés. Un mensaje que ya ... había hecho suyo el Gobierno de Cantabria en el año 2019, cuando aprobó la Declaración de Emergencia Climática. Ahora, tras varios años de retraso que achacan al desorden presupuestario causado por el covid, la Consejería de Desarrollo Rural acaba de adjudicar a una empresa sevillana, Grupo Considera, el diseño y la elaboración de la Estrategia de Acción frente al Cambio Climático de Cantabria por un montante de 122.000 euros, después de ser considerada la mejor opción entre las seis ofertas presentadas.
Esta consultora, que cuenta con numerosos planes de este tipo en ciudades de todo el país, tendrá ahora un año para presentar un documento que analice el impacto del cambio climático en la región no solo a nivel ambiental, también socioeconómico. Además, deberá hacer una proyección climática individualizada para Cantabria para los años 2030, 2050 y 2100, así como elaborar un borrador de estrategia que plantee líneas de acción prioritarias y ámbitos de actuación.
El objetivo, según el propio Gobierno, es que este plan «facilite la transición hacia una economía baja en carbono que actúe como palanca clave para lograr los objetivos de la Agenda 2030, así como los compromisos en materia de emisiones de gases de efecto invernadero». Todas estas medias serán, después, puestas en marcha por el Consejo Asesor de Cambio Climático, Economía Circular y Bioeconomía que el Gobierno regional del bipartito PRC-PSOE creó en el año 2021.
El Grupo Considera cree que deben existir diferentes estrategias en cada comarca, ya que cada una tiene necesidades distintas, y señala a los sectores del transporte, agrícola y ganadero como principales emisores de gases de efecto invernadero en Cantabria, sin dejar de lado los impactos climáticos que pueden tener el turismo y los incendios forestales.
La empresa sevillana, en un análisis preliminar, señala como ecosistemas más vulnerables las playas, ríos y arroyos, dado el aumento de seis centímetros del nivel del mar previsto para 2040, así como la tendencia a la 'mediterranización' de Cantabria, que afectará a la agricultura, la ganadería, el turismo y los incendios.
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