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Salvo sorpresa, el Servicio Cántabro de Salud (SCS) ya tiene seleccionada la empresa que se encargará de instalar la unidad de protonterapia del Hospital Valdecilla. Una pugna que estaba entre las dos licitadoras que finalmente optaron hace un mes al contrato (valorado en 27,5 ... millones, una vez desgajada la maquinaria de la obra de acondicionamiento) y que, según los resultados de las puntuaciones, se inclina a favor de Varian, la firma americana que se fusionó hace un año con Siemens Healthineers –ahora la casa matriz es alemana–. La valoración ha estado tan reñida que la diferencia con respecto a su única competidora, la europea IBA, ha sido de apenas tres puntos de los 49 de nota máxima (44,20 frente a 41,10).
Con el informe técnico ya resuelto, se espera que sea la próxima semana cuando se haga efectiva la adjudicación. Para Varian, este contrato supone su desembarco en España en el mercado de los protones, en el que se mueve desde 2017 en otros países de Europa y en Estados Unidos. De hecho, es la casa comercial con más equipos instalados en este tiempo. Hasta la fecha cuenta con «32 centros trabajando o adjudicados en vías de puesta en marcha», según informó a este periódico Javier García, director general de Varian en España y sur de Europa, tras anunciar su candidatura.
El curriculum de IBA no tiene nada que envidiarle, pues además de ser una compañía especializada en radioterapia, es «la pionera en el ámbito de los protones y el mayor proveedor de esta tecnología, con el 50% de bases instaladas», como recordó su representante en España, Marisa Ogando, cuando se confirmó que optaba al concurso. El análisis técnico, realizado por uno de los radiofísicos de Oncología Radioterápica de Valdecilla, señala que ambas compañías comparten un alto nivel de cumplimiento en los requisitos exigidos, aunque las características de Varian son superiores en el apartado de flujo de trabajo, rendimiento e integración de sistemas y en el de formación, intervenciones, actualizaciones y nuevas funcionalidades. Y son esos puntos los que finalmente han inclinado la balanza.
Ambas firmas son líderes en el sector de alta tecnología de radioterapia, lo que daba tranquilidad al Gobierno cántabro, muy interesado en sacar adelante este proyecto de legislatura que ha estado marcado por los obstáculos. Primero por las dudas sobre la fórmula planteada de inicio, que hacía necesaria una colaboración público-privada, y que fue descartada cuando Bruselas anunció financiación extra para compensar los daños de la pandemia del covid.
Aquella inyección millonaria en juego permitió a la Consejería de Sanidad reconvertir el plan para traer a Valdecilla la radioterapia más precisa y potente contra el cáncer y que llegara por la vía pública, prescindiendo de la oferta de la empresa que lanzó la idea y abrió el primer capítulo de los protones en Cantabria. Entonces, esta tecnología sólo estaba en fase de desarrollo en dos hospitales privados de Madrid (Quirón, cuyo equipo es de IBA, y la Clínica Universidad de Navarra, que dispone de la máquina de Hitachi), por lo que Valdecilla aspiraba a ser el primer y único centro de la sanidad pública en incorporar la protonterapia. Hasta que se torcieron las previsiones con la lluvia de millones de la FundaciónAmancio Ortega. Una donación que contempla la instalación de diez equipos de protonterapia en siete comunidades, entre las que no está Cantabria.
Es decir, una competencia inesperada que hacía saltar por los aires la exclusividad que se le presuponía al proyecto de Valdecilla, al tiempo que salía mucho más barata la inversión para las arcas públicas, puesto que los servicios de salud de esas autonomías sólo tendrán que asumir los gastos de obra, toda vez que las máquinas las paga el dueño de Inditex.
El jefe de Oncología Radioterápica de Valdecilla, Pedro Prada, ha puesto en duda que todos esos equipamientos se instalen finalmente. Aunque el mero anuncio hizo que se desinflara el entusiasmo cántabro, la Consejería siempre defendió su interés en sacar adelante el proyecto. Pero se encontró con una primera licitación que quedó desierta y un retraso que obligó a buscar un 'plan b' para la financiación de los protones, cuya puesta en marcha se sitúa en el tercer trimestre de 2025.
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