Ninguna de las dos ha recibido todavía el permiso definitivo para iniciar las excavaciones y no lo tendrán en su poder hasta mediados de diciembre, según estimaciones de la Consejería de Industria. Este retraso, unido a las fiestas navideñas y a los preparativos previos que requieren ese tipo de exploraciones, demorará la entrada de las máquinas hasta la primavera, en el caso de la firma australiana. Los canadienses consideran que podrán empezar antes, a lo largo del mes de enero, «si todo va bien».
Pero aunque los sondeos comiencen el año que viene, la extracción de mineral todavía queda muy lejos y se demorará, con toda seguridad, hasta la próxima legislatura. Los australianos, por ejemplo, tendrán permiso para estudiar el terreno durante cuatro años antes de decidir si abren o no una mina. El director general de este fondo de inversiones, Geoff Stewart, avanzó un gasto a corto plazo de 4 millones para hacer prospecciones y sondeos mecánicos, analizar los resultados y presentar los proyectos -económicos, empresariales y ambientales- para el desarrollo de una explotación en la zona.
La firma australiana aún no tiene la licencia y cree que hasta primavera no empezará a trabajar
Uno de los primeros pasos que darán en Cantabria es trasladar la sede social de su filial de Madrid a Santander. «Cantabria tiene muchas ventajas -gente, voluntad e infraestructuras- para un proyecto así. Estamos muy felices de contar con el apoyo del Gobierno y con la ayuda y la experiencia de nuestro socio local», destacó Stewart cuando visitó la región el año pasado. «Hay que ir paso a paso y construir un proyecto con buenos cimientos. Si identificamos una buena concentración de mineral, toda la comunidad se beneficiará», añadió.
Por esas razones, los representantes de la empresa australiana en España no se muestran preocupados por la caída en picado del precio del zinc del último año. Su valor en el mercado se ha desplomado un 30% desde que los empresarios extranjeros llegaron a Cantabria para presentar sus planes millonarios en el Besaya. Entonces, el mineral se cotizaba en bolsa a 3.500 dólares la tonelada; once meses después, el zinc se compra a 2.470 dólares. «Estas evoluciones a corto plazo no significan demasiado en inversiones de esta escala. Evidentemente, habría más entusiasmo si el precio estuviera al alza, pero pensamos a largo plazo», explicaron.
Los delegados de Slipstream Resources sí reconocen que les ha llamado la atención el «exceso» de información solicitada por la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, un hecho que también fue destacado en su día por la Consejería de Industria. «Nos piden las coordenadas exactas de los sondeos y no podemos dárselos. Son cuatro años de exploraciones en un terreno del que no tenemos mucha información del zinc que hay en el subsuelo, ¿cómo vamos a saber exactamente dónde vamos a perforar?», se preguntan.
Litigios
Otros problemas distintos tiene la firma Emerita Resources. Aunque tampoco tiene en sus manos la licencia definitiva, desde la empresa canadiense confían en poder comenzar los sondeos a lo largo del mes de enero y, una vez confirmado que el mineral está ahí, construir la mina el año que viene. Sin embargo, son conscientes de que la empresa chipriota Atalaya Mining seguirá pleiteando para retrasar sus trabajos en el Besaya. Ya les llevaron a los tribunales por la mina de Riotinto en Huelva y también obligaron a repetir el proceso de adjudicación en Cantabria. Por eso, tanto en el Gobierno regional como en Emerita Resources dan por hecho que volverán a presentar recursos.
La compañía canadiense tampoco dispone del permiso, pero empezará los sondeos en enero
Este obstáculo no impedirá que a comienzos de año entren por primera vez las máquinas a la comarca del Besaya. Durante estos primeros trabajos de exploración, la empresa invertirá 17 millones de euros y contratará a cuarenta empleados. Se necesitarán asistentes de campo para la perforación, técnicos, geólogos y, posiblemente, ingenieros de mina, así como operarios para las máquinas perforadoras y personal para labores de administración de la propia empresa.
Las prospecciones en esta fase inicial se realizarán, sobre todo, en dos zonas. La primera, en la zona norte, entre Yuso y Queveda (Santillana del Mar), y la segunda en Mercadal (Cartes). La empresa seguirá trabajando en esta etapa con la Universidad de Cantabria, con quien la firma canadiense está vinculada desde hace varios meses para confirmar que, efectivamente, las vetas de zinc están en el subsuelo.
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