Empujados por los titulares

Una información del diario asturiano El Comercio (de Vocento) destapa que los 31 trenes prometidos para Cantabria y Asturias se retrasarán «dos o tres años». «Unas dimensiones de gálibo equivocadas», se especifica en el texto, que tiene continuidad el 2 de febrero en la portada de El Diario Montañés. «Renfe diseña para Cantabria trenes que no caben por los túneles». La polémica –y el sonrojo– está servida. El nerviosismo se contagia por los despachos de las plantas nobles de los organismos implicados y por las redacciones de los medios nacionales, que se hacen eco de la exclusiva.

Primero los hechos, después las reacciones. Revilla habla de «chapuza» y pide que «rueden cabezas», la oposición le pide a él que la autocrítica se haga de puertas adentro y Zuloaga –en un papel incómodo ya que el asunto toca de lleno a un ministerio del PSOE– pide explicaciones al Gobierno. Una visita de la ministra Raquel Sánchez a Castro se convierte en un 'vía crucis' de disculpas. Reconocimiento del error, perdones, promesas de «ceses inminentes»... Todos hablan, pero nadie dice cuándo van a llegar finalmente los trenes y también se resisten a explicar cómo es posible un fallo así. El nerviosismo de quién tuvo la culpa se palpa en las conversaciones. Nadie quiere cargar con ello. Son las preguntas de los medios las que siguen empujando.

Los primeros señalados son los responsables de Gestión de Material de Renfe (que era gerente del Área de Gestión de Material de Renfe Viajeros cuando se diseñó el pliego de los trenes) y el jefe de Inspección y Tecnología de Vía de Adif. Uno de cada casa. Ceses de carácter técnico y, a escala de petición de cabezas, 'peces medianos'. Buruaga regala una cinta métrica a Revilla en el Pleno y los detalles que –otra vez– la prensa saca a la luz aumentan la indignación en una ciudadanía atónita ante lo que lee y escucha. Conocían el error desde principios (marzo) de 2021. Callaron.

Santander alberga una reunión a tres bandas. Los gobiernos implicados (Cantabria y Asturias), por un lado, y las Administraciones, por otro. Grupo de trabajo, lo llaman. Ya no se pueden demorar más las respuestas que hacen los periodistas y, con ellos, los usuarios de las Cercanías (un colectivo no precisamente muy contento con el servicio). Los trenes –responden por fin– no empezarán a llegar hasta 2026. También confiesan que no dijeron nada hasta no tener definida una solución para arreglar el entuerto. El asunto está ya incrustado en la agenda del día de los debates de los medios nacionales y también en los argumentarios de los líderes políticos de los grandes partidos. Sánchez y Feijóo hablan de túneles y trenes. Si de un tema se hacen memes por todo el país... Y se hacen. No han pasado ni dos semanas.

Las elecciones autonómicas y municipales están a la vuelta de la esquina y ya se da por hecho que el escándalo de los trenes va a ser uno de los temas estrella de la campaña. Cada uno trata de salir lo mejor parado posible. Revilla pide «cabezas de peces más gordos» (el ABC, también de Vocento, indica que los dos señalados ya tenían previsto marcharse), la ministra Calviño dice en el Foro Económico de El Diario que entiende «la desazón» pero que es el PSOE el que trae inversiones para los trenes, y la oposición (PP, Cs y Vox) atiza al bipartito y dibuja un paronama de descontrol absoluto en la comunidad.

El Diario Montañés y El Comercio aprovechan el fin de semana del 12 de febrero para publicar trabajos periodísticos en forma de radiografía de las redes de Cercanías («obsoleta y maltrecha» y que sufre una sangría de viajeros) o de los trenes que se diseñaron con destino a las dos comunidades. Los usuarios más habituales de los vagones conocen mejor que nadie su estado y, mientras siguen con interés todas estas informaciones, reclaman soluciones a través de las Mesas de Movilidad. Llevan años pidiendo mejoras, ahora, como mínimo, piden que se compense a los viajeros con la gratuidad en los billetes hasta que lleguen los nuevos trenes. Esa es una de las conclusiones de la Mesa del Ferrocarril.

Prórroga de la gratuidad en Cercanías hasta que lleguen los trenes prometidos, un plan de choque con calendarios cerrados (Renfe hace públicas las inversiones de los últimos años y las que tiene previstas en un intento por calmar los ánimos), la recuperación de las frecuencias perdidas con la implantación del sistema ASFA y acelerar la construcción de los trenes (que lleguen a medida que se fabrican en 2025). Son las peticiones que lleva bajo el brazo el Gobierno de Cantabria para la reunión en el Ministerio de este lunes (junto a Asturias). Unas horas antes del encuentro ya están en los titulares los dos nuevos ceses. Los 'peces gordos'. No ha pasado ni siquiera un mes desde la exclusiva.