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Aunque el curso en la etapa de Secundaria en Cantabria concluye de forma oficial el jueves -así lo recoge el calendario escolar publicado en el ... BOC-, los alumnos de la ESO y de 1º de Bachillerato que aprobaron a la primera todas las asignaturas llevan ya más de dos de semanas sin clase y sin exámenes. En un limbo vacacional. Una situación atípica que se repite cada año, que provoca, según FAPA, un «incumplimiento» de la totalidad de las horas lectivas que marca la legislación y para la que no se ha encontrado solución. «No es fácil», reconoce María Jesús Reimat, directora general de Centros de la Consejería de Educación.
Por una parte, los estudiantes que han suspendido acuden a los institutos a preparar los exámenes de recuperación, esos que antes se hacían en septiembre pero que ahora ya se han institucionalizado en junio. En la ESO, Cantabria adoptó el cambio en 2004, con Eva Díaz Tezanos al frente de Administración educativa, con el paréntesis del regreso del PP al Gobierno autonómico, entre 2011 y 2015, que dio marcha atrás a esta decisión. Y en Bachillerato este curso es el primero en el que las convocatorias extraordinarias se celebran también en junio y no después del verano, modificación que ha llevado consigo también el adelanto de la EBAU (Selectividad). Pero la polémica llega con los que han aprobado todo, generalmente más de la mitad del alumnado, y no necesitan recuperaciones. ¿Qué hacen esos alumnos sin clase desde primeros de junio?
Vacaciones adelantadas
Como alternativa, en el caso de la ESO se programan para ellos actividades de refuerzo y ampliación de conocimientos, tal y como se recoge en las instrucciones que se mandan desde la Consejería a los centros. Pero la mayoría de los estudiantes no acude y los institutos están medio vacíos. La experiencia así lo dice. Es un hecho asumido por todas las partes. Han aprobado todas y dan por finalizado el curso. No encuentran sentido a esas actividades extras. Y desde las familias es complejo convencerles de lo contrario si el resto de compañeros y compañeras en su situación tampoco asisten. «Hay un calendario que cumplir y unas instrucciones que indican que es obligatorio acudir, pero...», señala Reimat.
Un 'pero' que refleja que no es así en la mayor parte de los casos -aunque hay diferencias entre centros- y que lo que reina en esas actividades es, sobre todo, el absentismo. Y los expedientes de los alumnos con todo aprobado están cerrados hasta el curso que viene, de manera que no se incluyen en ellos las faltas de asistencia. «No podemos hacerlo», asume la directora general.
Mientras, en Bachillerato no se programa ningún tipo de actividad en junio para los aprobados, porque se trata de una enseñanza no obligatoria. En el caso de los estudiantes de 1º curso, disfrutan de vacaciones adelantadas; mientras que los de 2º afrontan las pruebas de la EBAU.
problema
En esta situación hay familias que este año han vuelto a protestar porque sus hijos se ven privados de dos-tres semanas lectivas, más aún cuando hay asignaturas en las que no se ha concluido el temario. «Cuando hablamos del incumplimiento de las horas lectivas en el calendario, no sólo nos referimos a la jornada reducida de principio y final de curso en Primaria, también a esto, en Secundaria se pierden muchos días de clase en junio y esas actividades de refuerzo no son en ningún caso horas lectivas», manifiesta al respecto Leticia Cardenal, presidenta de la Federación de Padres y Madres de Alumnos (FAPA) de Cantabria y también de la confederación nacional (Ceapa). «Es algo que la Consejería tendría que valorar, como están haciendo en otras comunidades», asegura. Y apunta como solución adelantar el inicio de curso de Secundaria y equipararlo con el de Primaria -generalmente comienza una semana antes- y retrasar los exámenes ordinarios de junio.
También desde el profesorado consideran que esta situación «obliga a hacer una reflexión». Así lo indica Jesús Aguayo, representante del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria (STEC), que añade un elemento más a esta tormenta perfecta: la complejidad para los profesores de Secundaria de compaginar la preparación de las recuperaciones de los alumnos suspendidos con el desarrollo de actividades suficientemente atractivas para los que ya han aprobado, para intentar motivarles. «No es fácil atender a chicos y chicas con necesidades tan diferentes», afirma el sindicalista. «En junio se vive una situación muy compleja, en ocasiones hasta caótica, que se saca adelante gracias al compromiso de los docentes, pero que demuestra que el que legisló no sabe qué es un instituto ni de qué va la educación», critica Aguayo.
Añade que el «desbarajuste» que se vive este mes «nos demuestra el fracaso de los exámenes extraordinarios de la ESO, que van en contra de la filosofía de la evaluación continua que se desarrolla en esta etapa y, además, generan problemas al final de curso». «No tienen ningún sentido -continúa-. Otra cosa es en Bachillerato, nivel de enseñanza no obligatoria y donde te juegas el acceso a la universidad, pero en la ESO no son necesarios y su eliminación evitaría estos problemas».
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