Enfermeras sobresalientes

Este miércoles, cuando Inés Celis e Inés Díez volvieron a la Facultad de Enfermería de la Universidad de Cantabria (UC) en la que se graduaron para protagonizar este reportaje, todo fueron muestras de afecto y felicitaciones. Ambas han logrado dos de los mejores cien puestos en el examen EIR (Enfermero Interno Residente) celebrado el pasado marzo, lo que les da más opciones a la hora de elegir especialidad y destino donde ejercerla. A estas pruebas de especialidad convocadas por el Ministerio de Sanidad se presentaron más de 7.200 personas: Celis logró el puesto 31º y su compañera, el 93º.

Los resultados son, además, un nuevo motivo de orgullo para esta facultad, con tradición de formar profesionales con buenas posiciones en este ranking. La decana, Cristina Blanco, destaca la «completa» formación de sus egresados y la adaptación de los planes de estudio a los retos del futuro.

Los resultados son fruto de meses de estudio. «Ha sido mucho esfuerzo. Es un examen muy duro que requiere trabajo durante mucho tiempo y mucha constancia: estar un año entero estudiando es constancia», revela Díez. En junio ya podrá elegir itinerario, y aunque aún duda entre especializarse en Pediatría o Comunitaria, tiene claro el destino: Cantabria y el Hospital Valdecilla. Su compañera ha decidido por su parte apostar por la rama de Matrona «cien por cien» y su primera opción es también Valdecilla. Ambas coinciden en que la formación en este hospital será al máximo nivel.

Otra cosa que tienen en común es su labor en la pandemia, que han compaginado total o parcialmente con este año de estudio tan intenso. Haciendo pruebas o vacunando, Díez y Celis, de 24 años, están en ese gran frente sanitario contra el covid. Es un trabajo duro, abrumador por momentos, que les ha hecho comprender varias cosas: la responsabilidad y el papel que entraña la profesión enfermera y la importancia de una formación especializada.

Díez está «en primera línea» haciendo pruebas de detección del covid. Forma parte de un equipo que se encarga «de hacer las PCR de toda Cantabria», bien en diferentes puntos de cribado, bien moviéndose en ambulancia para llegar a los domicilios. Es un trabajo «duro», son muchas horas, muchas pruebas, también desvelos.

Y Celis trabaja ahora en la campaña de vacunación, pero ha estado previamente en el Hospital de Sierrallana como «correturnos», es decir, ocupando casi a diario puestos diferentes. Ha sido un reto enorme que le ha hecho ver claramente que especializarse es básico: «Es el futuro».

Celis y Díez, que son el presente de la Enfermería, reivindican también un futuro digno para la profesión, un futuro que pasa por contar con más especialidades. La formación específica, coinciden ambas, es sinónimo de calidad asistencial.

Estabilizar los contratos, bolsas específicas, reconocer las especialidades... « Hay cosas que mejorar», señalan. Ya no es «sólo vocación», subraya Díez, que la tiene, sino la posibilidad de desarrollarse profesionalmente acorde a la formación y la responsabilidad que supone ser enfermeras. «Después de esta pandemia estamos viendo que los profesionales de la Enfermería tienen un papel muy importante en todas las áreas de salud. Es importante que se les reconozca su trabajo, que si se forman en algo, se les reconozca», reivindica. Pone como ejemplo las UCI, donde son precisas «conocimientos y habilidades concretas», por lo que formarse para la Unidad de Críticos, en otras áreas, es esencial. Esa sería su petición para el Día Internacional de la Enfermería, que se celebra el 12 de mayo.

Celis tiene el mismo deseo: «Sólo tenemos seis especialidades. No existe la médico-quirúrgica, la de urgencias, la de UCI... Pediría que la especialidad de Enfermería se haga realidad para nosotras para mejorar la calidad asistencial que damos a nuestros pacientes». Ella, que descubrió su vocación al poco de comenzar el grado, se siente enfermera por 'culpa' de la «pasión» que le transmitieron sus profesores: «Estoy súper orgullosa y encantada de ser enfermera».