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Plantilla de la Unidad de Coordinación de Trasplantes de Valdecilla: Patricia Fuentevilla, María ÁngelesBallesteros,Eduardo Miñambres, Borja Suberviola y Nuria Lavid. Roberto Ruiz
El enlace perfecto para donar y salvar vidas

El enlace perfecto para donar y salvar vidas

Equipo de coordinación de trasplantes de Valdecilla ·

La organización y la solidaridad son claves para que la región sea líder en donaciones y supere cada año los datos de trasplantes

Laura Fonquernie

Santander

Domingo, 29 de enero 2023, 13:56

«Llevamos desde 2015 de forma consecutiva siendo la comunidad autónoma que, año tras año, tiene la mayor tasa de donación», resume Eduardo Miñambres, médico intensivista en Valdecilla y responsable desde 2011 de la Coordinación de Trasplantes de Cantabria, una unidad que está formada por tres médicos y dos enfermeras. Detrás de ese primer dato está la sociedad cántabra, que es un ejemplo de generosidad. Y su papel es fundamental porque «donar más tiene un impacto tremendo» en las cifras de trasplantes, que también son de récord. Se trata de dos puntos de un trabajo en cadena que funciona «francamente bien» y que ayuda directamente a reducir los tiempos de las listas de espera y, por ende, a que no fallezcan las personas que están pendientes de recibir un órgano. ¿Y qué hay detrás de ese enlace de éxito? Varios aspectos fundamentales como la estructura organizativa y el Sistema Nacional de Salud. No obstante, el punto de partida es «la solidaridad» de la población. Porque, sin este primer paso, no llegarían los demás. El trabajo empieza con «el órgano de la gente que fallece y eso no se puede crear», subraya Miñambres. Si no hay donantes, «da igual el hospital y lo buenos que sean los equipos». Por eso es un factor en el que los profesionales insisten cada vez que la región recibe algún reconocimiento. La base es una decisión tomada en un momento complicado. Y eso es un «componente de solidaridad enorme».

El dato que mejor muestra esa implicación de la gente esla tasa de negativas, que «es muy reducida». En este grupo se encuadra la gente a la que se le plantea la opción de ser donante y lo rechaza. En Cantabria es de apenas un 6%, muy por debajo de la media nacional que se sitúa en un 17%. Además, a lo largo de los años, también se ha incrementado el porcentaje de población que se anticipa a los profesionales y pregunta directamente por la posibilidad de donar. En este caso, esa cifra «puede ser en torno a un 40%», valora el profesional. Y, a la par, ha cambiado cómo reciben las familias y los pacientes la consulta de la Unidad de Coordinación de Trasplantes. En este sentido, Miñambres indica que «se ha naturalizado mucho plantearlo». Es un tema más presente y eso se percibe en los rostros de la gente. Ya no se dibuja tan a menudo ese gesto de extrañeza, de incomodidad o hasta «de miedo» cuando se pone sobre la mesa la donación de órganos. «Incluso quienes no quieren hacerlo, no se molestan porque les hagas la pregunta». El planteamiento de los profesionales es sencillo: recordarles que se trata de un derecho al que pueden optar. Luego, a la clave social, fundamental en el proceso, se suma también el aspecto profesional.

Circuitos de comunicación

En lo que se refiere a la estructura organizativa con la que trabajan destaca la comunicación. «La Unidad de Coordinación ha conseguido tener activado a todo Valdecilla», al resto de hospitales de la región y al servicio de emergencias 061, fundamental en la donación en parada cardiaca de gente que fallece fuera del centro sanitario, explica Miñambres. A base de trabajo, formación al resto de servicios y contacto permanente con el conjunto de profesionales del hospital. Pero, para llegar a todo, hacen falta circuitos de comunicación eficaces. Eso significa que el equipo está en todo momento informado de cualquier persona que va a fallecer dentro del centro. Una organización que permite poner en marcha los pasos necesarios para hablar con las familias, o con los propios pacientes, de modo que «si la persona quiere ser donante y puede serlo, lo sea».

«Ser donante de órganos es muy difícil. Es casi lo excepcional, un privilegio. Además de querer serlo, se deben cumplir una serie de condiciones»

Eduardo Miñambres

Coordinador de Trasplantes de Cantabria

En este sentido, recuerda el coordinador que cumplir las condiciones para ser donante «es muy difícil». Hacen falta unas medidas previas de preparación que, en caso de no cumplirse, daría igual la intención del paciente. Por eso Miñambres define ser donante de órganos como un «privilegio». Y da un dato para reflejarlo. El año pasado en Valdecilla fallecieron 1.767 personas. Sin embargo, donantes hubo solo 48. Es decir, una tasa de 82 por cada millón de habitantes, apenas el 2,7%. No obstante, a pesar de ser un porcentaje tan bajo, el dato coloca a Cantabria de nuevo como líder nacional en donación de órganos y tejidos.

Si ya de por sí es complicado cumplir los requisitos y encontrar donantes compatibles, hay que evitar perder a un potencial paciente por un problema de coordinación. De ahí que sea fundamental construir una buena estructura organizativa. Ese trabajo de la comunidad autónoma es el que permite «poner todos los medios» para evitar que se pierda la opción de conseguir órganos de una persona que fallece y cumple las condiciones para ser donante. Y, sobre todo, para que todo el mundo conozca su derecho y pueda acceder a él.

Desde la UCI

La andadura del equipo de Coordinación de Trasplantes comenzó en 1975 cuando se llevó a cabo en Valdecilla el primer trasplante. Entonces la unidad estaba compuesta por dos profesionales que llegaban a los pacientes ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero el tiempo les enseñó que en el resto de plantas también había donantes potenciales y hacía falta ampliar el equipo. Ahora son cinco profesionales: Eduardo Miñambres, médico y coordinador; Borja Suberviola y María Ángeles Ballesteros, también médicos de UCI y dos enfermeras, Nuria Lavid y Patricia Fuentevilla, que se acaba de sumar a la plantilla.

Con este organigrama se cumple otro aspecto destacado del sistema y que, en este caso, es obligatorio a nivel nacional: que las unidades de coordinación estén formadas por «intensivistas que trabajan dentro del hospital» y, a ser posible, en la UCI. Como ocurre en Valdecilla. En estos pabellones es donde ingresan los pacientes más graves y, por ende, potenciales donantes. Y para entender el funcionamiento basta con hacer una comparativa rápida con otros países como Alemania. Allí este servicio se ubica en un edificio distinto al hospital (como si fuera la Consejería de Sanidad) y solo cuando alguien fallece se ponen en contacto con los responsables.

«Tenemos una muy buena coordinación. Aquí nos enteramos de cualquier paciente que va a fallecer para poner en marcha los recursos necesarios»

Así, donaciones y trasplantes avanzan de la mano gracias al engranaje perfecto que conforman la sociedad cántabra con los profesionales sanitarios. Para el equipo las cifras que registran cada año suponen un refuerzo a su trabajo, pero tienen claro que «no nos podemos quedar ahí. Hay que seguir mejorando», subraya la enfermera Lavid. Porque no solo importa la cantidad de trasplantes, sino la calidad de cada operación. Y eso también caracteriza a la unidad: la mejora constante y el trabajo por estar al día de todas las novedades para poder «implementar las innovaciones tecnológicas», añade Miñambres. Un ejemplo: Valdecilla fue el primer hospital del país en realizar un trasplante de páncreas de un donante en asistolia (2015). También fue pionero en hacer un trasplante combinado de hígado y riñón de un donante en asistolia (2016), entre otros hitos.

Por su parte Ballesteros reconoce también el orgullo de ver los números: «Es un refuerzo a nuestro trabajo». Pero mira más allá y recuerda que «nos debemos a los pacientes que están en la lista de espera». Y así ven su papel. Ellos son los encargados de «facilitar» y poner los medios necesarios para que el paciente y las familias puedan ejercitar su derecho. Un momento duro en el que también hacen una importante labor de «acompañamiento». El último punto es que el 'sí' de la gente se convierta en una ayuda directa «a un tercero».

«Si alguien requiere un trasplante, sabe que podrá acceder a ello»

Uno de los pilares para que Cantabria sea líder en donación de órganos y tejidos es la solidaridad de la población cántabra, que es clave para que el engranaje funcione. Sin esa pata, no hay trasplantes. Y otro factor que también tiene un papel importante es el Sistema Nacional de Salud. Eduardo Miñambres, coordinador autonómico de trasplantes, percibe que «todo el mundo tiene la sensación de que si le hace falta, podrá acceder a un trasplante». Un elemento que, valora, juega a favor en el caso de las cifras de donaciones porque la gente tiene «integrado» que entrar en la lista de espera y acceder a la operación «no va a ser una cuestión de dinero», como ocurre en otros países. Y, precisamente, que ese trasplante sea una posibilidad accesible para el conjunto de la población –en caso de necesitarlo– es lo que hace que la propia sociedad sea «proclive a donar», reflexiona Miñambres. Así, el funcionamiento del sistema sanitario traslada esa idea de que «es de todos».

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