Las «enormes ganas de viajar» en verano llenan las agencias tras dos años de vacío

«Sí que hay muchas ganas», insiste García. De recuperar esas «sensaciones de aeropuertos, de coger un coche de alquiler...». Reconoce que está siendo un mes «de mucho trabajo». «Abril, mayo y junio, en general, para cerrar viajes en verano y en otoño». Ha sido, además, pasar de cero a cien, porque en los primeros meses del año «no ayudó nada la cola de la pandemia y la guerra en Ucrania». De hecho, puestos a elegir, «a los países del sur, por si acaso». «Y como existe una nube negra de amenaza de recesión a final de año, la gente dice: 'me voy ya'». Habla de un «'boom' de las ganas de viajar» porque «se necesita limpiar la mente». «Ha afectado mucho el cerrojazo, el miedo, y ahora toca abrir la puerta y hacerlo de par en par». Y, como contrapartida interna -para su labor- señala que ahora tardan «entre un 40 y un 50% en preparar cada viaje». Por la necesidad de revisar las condiciones y los documentos concretos de cada país necesarios para ir y venir más allá de los habituales.

«Muchísima actividad. La gente está muy ansiosa en todos los niveles», confirma Laura Santamaría, de Nautalia. Tanto para viajes de larga distancia como más cortos. «Las escapadas de fin de semana, que son más de otra época del año, ahora se mezclan con todo lo demás». Y sí, es desde abril. No ha existido «la venta anticipada» habitual de octubre a enero. Ni los clientes lo tenían claro aún ni los proveedores estaban como para arriesgarse. Así que ahora han venido de golpe «viajes cortos de dos o tres días, de gente que aún tiene un poco de miedo» y estancias vacacionales «de ocho o nueve días». Sobre todo, «mucho viaje familiar». De abuelos, hijos y nietos. Todos juntos. Nunca antes vieron tanto con esta fórmula. «Será como un 50% de lo que tenemos programado». Santamaría destaca, además, el repunte de los viajes de novios y otra consecuencia de lo sucedido estos meses: «Que los mayoristas son mucho más flexibles en su política de cancelaciones». «Con reservas que puedes cancelar tres o cuatro días antes, algo que era impensable antes».

¿Se vuelve a los números de 2019? «Hay que ver el cómputo del año. Desde abril, muy fuerte. Pero el principio de 2022 fue muy flojo. Y si mañana viene otra ola volverá a haber bajón. Este sector fluctúa mucho y se trabaja a futuro. Así que es un riesgo. Digamos que hay más demanda, pero con cautela», señalan en Nautalia. Un análisis que comparte Verónica Ortiz, de Viajes Altamira. Habla de «cierta normalidad» desde Semana Santa, pero las comparaciones tras «dos años parados» son difíciles. «La manera de funcionar ahora es más normal, pero hay que ver si dura. Ver qué pasa con los grandes viajes que se preparan con antelación y más allá. Todavía hay que seguir mirando mucho cómo están en cada destino». Y todo eso se manifiesta también en el empleo, en la recuperación al completo de las plantillas en las oficinas (que aún falta).

Pero ganas de viajar, «todas». «Hay muchas ganas acumuladas de salir. Por eso no va a ser. Incluso, para los que pueden, tras dos años sin poder gastar, ahora pueden dedicar algo más a los grandes viajes».

Hay plena coincidencia en que los precios se han disparado. Como en todo. Ortiz pone un ejemplo práctico. Misma familia, mismas fechas de reserva y estancia, mismas condiciones de viaje. A Benalmádena. «Les sale quinientos euros más este año que el pasado». Como media, los profesionales hablan de subidas de entre el 20 y el 30% en unas vacaciones. En la suma de gastos. Un billete de avión Bilbao-Canarias, de 150 a más de doscientos. La estancia en el hotel por persona, de quinientos a setecientos... Ejemplos que ponen en Nautalia. Y, en cuanto a los coches de alquiler, «casi compensa más comprarte uno que alquilarlo», bromea Santamaría.

Lo de los coches es una locura. «Las compañías tienen unos máximos de tiempo de uso de los vehículos. Si los van retirando y no llegan otros para reponer -es lo que está pasando-, ocurre que donde había 4.000 ahora hay 1.000». Lo explican desde Sanander y la consecuencia es clara: más caro «o directamente no tienes coche para alquilar».

Suben los billetes de avión («los venden ahora y se cubren en salud porque estiman que el combustible va a seguir subiendo», explica García) y en los hoteles, como ha ocurrido siempre, a mayor demanda, mayores precios.

¿Dónde van a ir los cántabros? En Nautalia dicen que las «estrellas» vacacionales están «en España, en el Caribe -«exagerado»- y en Estados Unidos». En Altamira coinciden en el Caribe y en la «gente que tenía pendiente» el viaje norteamericano. Además, destacan el crecimiento que ha tenido Maldivas (más accesible que antes), a lo que añaden Egipto o Jordania y el repunte de los cruceros. En Sanander, a todo eso añaden el Mediterráneo, los vuelos directos con buena pinta a Mauricio, Seychelles o a Baja California, «y los safaris a Kenia y Tanzania».