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María, José, el niño Jesús, los tres Reyes Magos, el buey y la mula. Ese es el belén más básico que puede haber y que ... sirve para recrear la parte más importante del catolicismo. A partir de ahí, la imaginación y el cariño pueden dar lugar a miles de diferentes reproducciones. La Asociación de Belenistas de Cantabria lleva 37 años montando y asesorando a quienes diseñan belenes, además de organizar concursos y visitas. Como es tradición, la organización ha realizado un folleto con la información de todos los nacimientos instalados por la región, que superan los 230 ejemplares.
Para María del Carmen Caramés, dirigente y fundadora de la asociación belenista, uno de los más especiales es el belén ubicado en el centro cultural La Vidriera, en Maliaño (Camargo). «Tiene un toque marinero que lo hace único», añade. El montaje es obra del artesano belenista Rubén Oria y se ubica en la sala de exposiciones del edificio, tras una vidriera que esconde un viaje dos mil años atrás. Cuidando el más mínimo detalle. Al menos eso opina Josefina del Río, que visita el nacimiento con sus nietos, de ocho y cinco años. «Este artista cada año se supera. Tiene una imaginación y un gusto por lo tradicional que te hace pensar que estás en ese mismísimo momento», asegura.
Y es que el belén muestra construcciones de la época en arcilla y piedra edificadas sobre suelos arenosos y pedregosos. «Así eran los edificios hasta no hace mucho», explica la abuela a sus nietos. Lo primero que llama la atención en esta zona es un taller de cerámica repleto de recipientes y con un artesano elaborando una vasija. «Como los vasos de tu casa, pero sin colorear», le dice el niño a su abuela.
También se puede observar una calle larga por la que se abren camino los tres Reyes Magos, a bordo de sus camellos, y acompañados de sus respectivos pajes reales. «¡Yo le pido a Gaspar!». «¡Y yo a Baltasar¡», relatan en voz alta los muchachos. «Y a los camellos siempre les dejamos agua», aclara la mayor.
Centros, grupos y asociaciones Asociación Amigos del Ferrocarril (Museo del Ferrocarril); Aspro (Calle Antonio López, 30); Banco Santander (calle Cardenal Herrera Oria); Bajos del Club de Regatas; Centro Botín; Centro de Salud Isabel II; C. S. Valdecilla (Vestíbulo); Hermanitas Ancianos Desamparados (Cazoña); La Caridad (Calle Alta, 131); Padre Menni (Cueto); Mercado del Este; Seminario de Corbán
Colegios Manuel Llano (Bajada del Caleruco); María Auxiliadora (General Dávila); Operarias del Sagrado Corazón (Cazoña); Padre Apolinar (Valdenoja) y Obra San Martín (Valdenoja).
Parroquias de Santander Anunciación (Juan de Herrera, 17); Bien Aparecida (Vargas); Espíritu Santo (Colonia Los Pinares); Nuestra Señora de los Ángeles (Perines); Nuestra Señora de Belén (El Alisal); Nuestra Señora del Carmen (Nueva Montaña); Consolación (Calle Alta); Nuestra Señora de los Dolores (Cajo); Montesclaros (Joaquín Bustamante); Sagrada Familia (La Albericia); padres Capuchinos (calle de Juan de la Cosa); San Francisco (Los Escalantes); San Lorenzo (Peñacastillo); San José Obrero (Tetuám); San Martín (1.º de Mayo-Peñacastillo); San Miguel y Santa Gema (calle Castilla); San Pedro (Monte); Santa María de Cueto; San Roque (El Sardinero); Santa Lucía (Daoiz y Velarde); Santísimo Cristo; Salesianos (General Dávila); Carmelitas (C/ del Sol); Redentoristas (Alto Miranda) y Santa María (Pronillo).
Parroquias de Torrelavega San Pablo (Nueva Ciudad); La Paz; Torres; La Asunción; San José Obrero; Sierrapando
Parroquias repartidas por la comunidad autónoma Ajo, Ampuero, Argoños, Arredondo, El Astillero, Argomilla, Barcenilla de Piélagos, Barreda, Beranga, Bezana, Bielva, Bustablado de Cabezón, Cacicedo de Camargo, Caldas de Besaya, Campoo de Yuso, Campuzano, Castañeda, Castro Urdiales, Colindres, Comillas, Cortiguera, Corvera de Toranzo, Duález, Escalante, Escobedo de Camargo, Gajano, Ganzo, Gama, Guriezo, Hazas de Cesto, Herrera de Ibio, Herrera de Camargo, Hinojedo, Hoz de Anero, Hoznayo, Igollo de Camargo, Iruz, La Canal de Carriedo, La Cavada, La Encina, Laredo, Loredo, Lerana de Saro, La Revilla, Las presas, Liendo, Liencres, Limpias, Loredo, Llerana de Sarom Maliaño bajo, Marrón, Mataporquera, Matamorosa, Mena, Miera, Mijares, Mogro, Molledo, MolledaUnquera, Montehano, Montesclaros, Muriedas, Noja, Omoño, Parbayón, Penagos, Potes, Puente Viesgo, Puente San Miguel, Pujayo, Quijano de Piélagos, Ramales, Reinosa, Renedo de Piélagos, Roiz, Ruerrero, San Martín de Coo, San Martín de Barros, San Miguel de Aras, San Martín de Toranzo, San Pantaleón de Aras, San Vicente de la Barquera, Santibáñez de Carriedo, Santillana, Santoña, Sarón, Selaya, Setién, Solares, Somo, Solórzano, Somahoz de Buelna, Soto de la Marina, Suances, Suesa, Tanos, Treto, Valle de Villaverde, Vega de Liébana, Viérnoles, Villaverde de Pontones y Virgen de la Peña.
Y es que, en el nacimiento, a sus majestades ya les falta poco para terminar el camino que les marca la estrella de Belén y dar sus presentes al niño Jesús. Pero antes deben atravesar la plaza del pueblo que, con una fuente en el medio, parece el centro de actividad del nacimiento. Allí se concentra una pequeña herrería con el fuego listo para fundir el metal, una taberna, unos turistas tirando de un burro o una madre y un hijo llenando cubos de agua. «Todavía me acuerdo cuando mi madre me llevaba a mi al río a por agua», añade Josefina.
En el centro del montaje se ubica el portal. Bajo un edificio con el tejado semiderruido están José, María, el niño Jesús en un pesebre, el ángel, la mula, el buey y varios pastores adorando al pequeño. Precisamente, este momento es el que más llama la atención de Alan, otro niño que va directamente a la escena del nacimiento con su padre. «¡Mira, papá, hay fuego de verdad!», dice el pequeño señalando a una luz que imita la lumbre. Sin embargo, el padre le invita a observar la parte derecha y más original del belén, el puerto pesquero de la ciudad. La imagen muestra a un vendedor y a un cliente frente a un puesto de pescado fresco o a un barco con dos pescadores que arrastra una red de pesca y que está punto de atracar en el muelle. Toda una analogía con lo que podría haber sido la Cantabria de la época.
Y es que nuestra comunidad tiene una historia belenista que se remonta al siglo XIII, época en la que San Francisco de Asís recreó el nacimiento de Cristo por primera vez a través de un belén viviente. El santo legó esta tradición a Cantabria tras su pasó por la región en su viaje que le llevó desde Italia hasta Santiago de Compostela. Un alto en el camino le hizo pasar la noche en la Casa-Torre de los Calderón de la Barca, de Viveda, durante su peregrinaje en 1214. Hoy en día, su historia se ha transformado en más de doscientos belenes ubicados por toda la región.
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