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El envejecimiento en España marcó en 2023 un nuevo máximo histórico, un registro al que Cantabria contribuyó emulando a nivel autonómico la tendencia nacional. Porque también en la región la población es cada vez más vieja y, de hecho, acaba de marcar su máximo histórico ... en este campo. Así lo demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan que en Cantabria hay 178 personas mayores de 64 años por cada cien que no han cumplido los 16. Supera así los 172 del año 2022, que también supusieron en su momento el mayor registro de este indicador a nivel regional.
Esta realidad, directamente relacionada con el declive demográfico y la baja natalidad que caracterizan a la sociedad española, es especialmente relevante en las comunidades de la zona norte, que lideran el índice de envejecimiento a nivel nacional. Este ranking está encabezado por Asturias con una tasa de envejecimiento del 249%, seguida de Galicia con un 218%. Tras ellas se sitúan Castilla y León, donde el dato alcanza el 217%, y Cantabria, con el 178%. Unos registros que superan con creces la media nacional, situada en el 137%. Por contra, las comunidades con menor tasa de envejecimiento fueron Murcia, donde se situó en el 94%, seguida de Baleares, con un 109%, y Andalucía, con un 116%.
La evolución de la edad media en la sociedad española, analizada por un informe de la Fundación Adecco en base a los datos del INE, refleja un paulatino envejecimiento que viene acentuándose desde el año 2000, cuando España pasó a ser un país envejecido al superar la tasa del 100% del índice de envejecimiento.
En el caso de Cantabria, que según los datos del informe se convirtió en una región envejecida ya en el año 1995, también se trata de un fenómeno que se ha ido acentuando con el paso de los años. Así, en la última década su índice ha pasado del 135% en 2013 al actual, del 178%. Un incremento de más de 43 puntos porcentuales en solo una década. La ampliación de este análisis a un rango temporal más amplio retrata la vertiginosa aceleración que ha experimentado este patrón social en nuestra región, donde el índice de envejecimiento ha pasado de situarse en 1975 en el 39% a alcanzar en la actualidad el 178%.
La evolución del índice de envejecimiento de la población cántabra está directamente ligada a otros indicadores que ayudan a contextualizar la naturaleza de esta realidad. Tres de los más destacados son la tasa bruta de mortalidad, la de natalidad y la evolución de la esperanza de vida en Cantabria. A grandes rasgos, en nuestra comunidad cada vez nacen menos niños, a lo que se suma una reducción de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida.
Según los datos ofrecidos por el INE, la tasa de natalidad en Cantabria ha pasado de ser de 18 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 1975 –año en que comienzan los registros– a descender hasta los 5,49, lo que representa menos de una tercera parte del dato de referencia. El avance de la calidad de vida y de la medicina, por su parte, han empujado al alza la esperanza de vida, mientras que el envejecimiento ha hecho lo propio con la tasa de mortalidad. Así, en Cantabria la esperanza media de vida ha pasado de ser de 73 años en el año 1975 a los 83 alcanzados en 2020. La tasa de mortalidad, por su parte, también se ha ido adecuando a los cambios del patrón demográfico, pasando de registrar 8,74 muertes por cada mil habitantes en 1975 a situarse en 11,53 en 2022.
El impacto de este fenómeno ha provocado que la distribución de los grupos de edad en la región haya variado sensiblemente en las últimas décadas. Un claro ejemplo lo ofrece el número de nacimientos, que según los datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) en 2005 fueron poco más de 5.000 y en 2022 había descendido hasta los 3.260. Lo mismo ocurre con las edades más avanzadas: si en 2005 había en Cantabria 503 personas de 93 años, en 2022 habían ascendido hasta las 1.242: más del doble. Llamativo es el contraste de aquellos que en 2005 cumplían la edad de jubilación. En aquel año fueron 3.740 personas, frente a las 7.924 contabilizadas en 2022.
Por rangos de edad, el que ha pasado a ser el predominante en estos momentos es el que va desde los 43 a los 46 años, que actualmente superan las 10.000 personas en cada una de esas edades. En 2005, en cambio, el rango predominante se situaba entre los 26 y 32 años, cuando cada grupo de edad superaba las 9.000 personas. Hoy en día, en cambio, apenas alcanzan las 6.000.
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