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«La situación es tranquila», «hay una normalidad generalizada» o «ha sido un viaje de lo más normal» fueron varias de las impresiones de ... los pasajeros que aterrizaron ayer por la mañana en el aeropuerto Severiano Ballesteros de Santander procedentes de Roma. El coronavirus, presente en buena parte de Italia -el norte sigue siendo la zona más afectada-, no alteró demasiado la rutina de los turistas. Pero el temor al contagio sí que ha vaciado los vuelos hacia el país desde Santander. Hoy partirán tres vuelos con una ocupación mucho más baja de la habitual. De más de un 90% -es lo que suelen tener frecuentemente- a un 27% raspado de reservas.
Para viajar a Roma, Milán y Bolonia desde el Seve Ballesteros han sobrado asientos a lo largo de la semana pasada. Y el primer caso de coronavirus confirmado en Cantabria este sábado restó aún más las ganas de volar a Italia.
Al cierre de esta edición, la Asociacón Amigos de Parayas confirmaba que en los aviones de Ryanair quedaban entre 128 y 138 asientos libres. Teniendo en cuenta que tienen una capacidad para 189 pasajeros, la ocupación rondará el 27%. Y eso, dando por hecho que todos los que ya tienen billete y han facturado a través de internet acudan finalmente a coger su vuelo. Con el añadido de que Roma, por ejemplo, es una de las conexiones internacionales que siempre tiene mayor ocupación en el aeropuerto.
Destinos internacionales Plazas libres
Londres 3
Marrakech 6
Bruselas 8
Budapest 19
Roma 128
Milán 134
Bolonia 138
Tal vez para intentar compensar esta circunstancia, la aerolínea irlandesa (que opera estas tres rutas) ofrecía ayer precios mucho más bajos de lo normal en sus rutas a Milán, Roma y Bolonia. Por lo general, son conexiones que se cuentan entre las de mayor precio dentro de la oferta de la aerolínea. Pero sólo un día antes de despegar -ayer a última hora de la tarde- era posible comprar un billete por 35,03 euros. Una cantidad «bajísima», tal y como afirman desde la asociación Amigos de Parayas.
¿Y cómo fue el domingo en el Seve en el ir y venir de Roma? Dolores Martínez salía de la terminal con una mascarilla recién aterrizada. «Por precaución. El vuelo iba lleno y prefiero prevenir, aunque en Roma la situación es de lo más normal». Con menos turistas de lo habitual, se había evitado grandes «colas» en los monumentos. «Hacen vida normal, no tiene nada que ver con las imágenes que se ven en Milán», comentaba a su lado Carlos López.
Precisamente, esos espacios turísticos vacíos y la situación de alerta hicieron que Luis Fernando Da Silva se lo pensara dos veces. «Cuando fui estaba un poco asustado pero, paseando por la ciudad, te das cuenta de que la situación es normal». Tan cotidiana como que casi no se veía a gente con mascarilla por las calles. «La cosa está absolutamente tranquila. Muchas personas por la calle y la única gente con mascarilla eran asiáticos», confirmaba Carlos Esperati.
Más preocupado era el gesto de Olatz González. La mayor parte de su viaje transcurrió por el norte. Muchas diferencias. «La situación es totalmente diferente entre el norte y el sur. En el Duomo de Milán no había casi gente y estaba lleno de militares y policía. Es algo que impacta». A la joven no le gustó la «triste seguridad» al llegar a Santander. Frente a los controles en Italia, nada en su regreso.
Esa tranquilidad que transmitían los pasajeros que volvían de Roma coincidía con las opiniones de los turistas que viajaron ayer al destino italiano. Al menos de los que sí que finalmente se subieron al avión. Carmen Aracama, cántabra residente en Italia, regresaba «con total tranquilidad». «Mis compañeros de trabajo me han dicho que la situación es normal y de miedo no podemos vivir».
Iván Andrés y Naroa Gómez tampoco se mostraban preocupados. Se informaron y viajaron «con precaución y cuidando mucho la higiene». «Llevamos dos geles desinfectantes para lavarnos las manos». Además de este gel, a Nicola Moglio, de visita en Cantabria para ver a sus hijas, le hubiera gustado llevar una mascarilla «por seguridad», pero no la encontró «ni en Roma, ni aquí». «De todas formas -decía antes de embarcar- no me preocupa porque mis amigos me dicen que la situación es normal».
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