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En los últimos días algunas personas con diabetes se han vuelto a su casa desde el centro de salud sin las agujas para insulina que les tocaba recoger como cada mes. «Se han acabado y estamos a la espera de que nos traigan más», les ... informaba el personal de enfermería, que no tardó en confirmar que el problema llegaba hasta el almacén distribuidor «por el retraso de un pedido». Otros usuarios tuvieron más suerte y aún llegaron a tiempo para reponer su kit de tratamiento antes de que empezara a escasear. El impacto de ese «fallo de suministro», reconocido por el gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), Luis Carretero, en declaraciones a este periódico, fue más o menos llevadero en función del nivel de stock de los propios centros -algunos han sido ajenos al fallo-. «Este mismo jueves llegará un envío al almacén central y quedará resuelto el problema», asegura Carretero, que se muestra «más preocupado» por otro asunto que también afecta al colectivo de diabéticos de Cantabria: «La realidad es que nos están llegando quejas de pacientes por las nuevas agujas que se están ofreciendo, que les resultan incómodas. Dicen que no se adaptan igual que las que había antes».
El cambio tiene que ver con la nueva adjudicación de este concurso público, que se tramitó en 2022 y entró en vigor el pasado mayo. «Estamos haciendo un seguimiento y viendo qué alternativas hay, porque son pacientes con una enfermedad bastante penosa como para tener, además, un problema adicional por la calidad de las agujas. No podemos mirar para otro lado, creo que se podrá solucionar», declara el gerente, extrañado por no haberse identificado esos inconvenientes durante la valoración de los proveedores, sabiendo que participaron miembros de la Asociación Cántabra de Diabéticos en la prueba de los materiales.
La respuesta a esa duda la ofrece el presidente de este colectivo, Aureliano Ruiz, que ya trasladó por escrito su malestar a la anterior Gerencia de Atención Primaria (en diciembre de 2022) tras conocer el resultado del concurso, porque «no se tuvo en cuenta la valoración de los pacientes en este proceso; es más, se resolvió de forma contraria a lo que puntuamos». Es decir, «la adjudicación fue por una cuestión económica, ni por calidad de las agujas ni por elección de los pacientes. Nos utilizaron para blanquear el concurso, y así se lo he dicho también al nuevo consejero de Salud, César Pascual», expone Ruiz. «Ninguna de las tres personas que firmaron aquella resolución es diabética ni se pincha, y eso se nota. ¿Por qué las madres están comprando agujas por su cuenta para administrar la insulina a sus hijos? Porque duelen. Es una vergüenza», añade.
Y recuerda que estas mismas agujas ya generaron una oleada de quejas a principios de 2017 que llevaron al SCS a rescindir el contrato con la empresa suministradora y a devolver la adjudicación a la licitadora que quedó en segundo lugar, mejor valorada técnicamente. Ahora es el equipo de Carretero el que está «estudiando las reclamaciones para ver si hay que tomar medidas».
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