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Un máximo de 1.400 kilos de almeja. El Boletín Oficial de Cantabria (BOC) publicó ayer las resoluciones de la Consejería de Pesca por ... las que se aprueban los planes de explotación de estos moluscos en Santander y Santoña a lo largo de 2024. Su escasez ha llevado al Ejecutivo a limitar las capturas a 700 kilos en cada una de estas zonas -una cantidad pequeña si se compara por ejemplo, con los 3.000 kilos de almejas que se podían extraer en 2018-. El objetivo es que no se repita la situación vivida hace ocho años, cuando se decidió prohibir la captura del molusco ante la precaria situación de la especie. El parón se alargó dos años y hasta 2018 no se pudo abrir la veda. Aunque se abrió a lo grande.
Lo que no ha cambiado es el periodo hábil para la extracción que, al igual que en anteriores campañas, comenzó el primer día del año y se extenderá hasta el 31 de diciembre. Habrá eso sí, interrupciones que permitan la veda biológica (prohibición de capturar determinadas especies para respetar su proceso productivo) de las almejas, que dará comienzo en ambos municipios el 1 de abril. Los mariscadores santoñeses podrán retomar la actividad a partir del 30 de junio, mientras que en el caso de Santander, el periodo de extracción no se reabrirá antes del 30 de septiembre. Además, se establece un cupo máximo de 15 kilos de almeja a la semana en Santander y veinte kilos en Santoña, que cada mariscador gestionará como considere. Ambas campañas afectan a las zonas de producción declaradas abiertas a la extracción según sus condiciones higiénico sanitarias en cada una de las dos bahías, y están restringidas a los mariscadores que forman parte de cada plan, a través del censo que los agrupa.
No obstante, tal y como recordaron ayer desde la propia Consejería, tanto el cupo de extracciones como las zonas en las que se pueden realizar estas capturas, podrán verse modificadas en función de lo que indiquen los informes técnicos correspondientes. Eso es precisamente lo que sucedió en el año 2016, cuando tras el paro, el Gobierno de Cantabria puso en marcha un plan de recuperación de los bancos de almeja de la bahía de Santander y de otros estuarios, para lo que inició la siembra de la especie. No fue hasta dos años después cuando comenzaron a percibirse mejoras y se decidió reabrir la pesquería.
Seguramente, consciente de que esta situación puede volver a darse en cualquier momento, el consejero de Pesca, Pablo Palencia, insistió en la dependencia económica del sector de estas especies y en la importancia, por tanto, «de establecer un régimen de explotación que permita garantizar una gestión sostenible del recurso». Palencia defendió a su vez la continuidad de estas campañas específicas de cara a lograr una extracción «racional de almejas», de manera que no se repita el colapso de épocas pasadas en la población del molusco. Por eso mismo, el objetivo del político es «realizar un perfecto seguimiento de la pesquería, con un conocimiento más exacto de la producción que genera».
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