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La inquietud por la falta de pediatras va camino de convertirse en un laberinto en el que, sea cual sea la salida, ... lleva encima el rótulo de 'problemas'. Porque la de la 'solución', que se abriría con la contratación de refuerzos, está taponada. El Servicio Cántabro de Salud (SCS), que cuenta con 85 pediatras en plantilla, arrastra casi cuatro años marcados por ese déficit de profesionales. Pero garantizar la cobertura a la población infantil en todo el mapa regional resulta cada vez más complicado. Las quejas ciudadanas brotan allí donde la asistencia se resiente. Las últimas se localizaron en Santoña y Reinosa, pero salpican ya a más de una veintena de centros.
La Gerencia de Atención Primaria reconoce que «a día de hoy existen siete plazas de pediatría vacantes, de las cuales cuatro están cubiertas con médicos de familia (Alto Pas, Bajo Pas, Cotolino y San Vicente)». Pero a los huecos fijos, se unen los circunstanciales, motivados por bajas, vacaciones y permisos, como los solicitados para la preparación de las oposiciones de Pediatría (se ofertan 30 plazas), que se celebran este domingo, día 23. Una combinación de factores que ha estrangulado aún más la estructura pediátrica del SCS.
Reinosa Una baja laboral dejó a la comarca campurriana «sin servicio de pediatría», a principios de noviembre, lo que motivó las protestas vecinales. Una médico de familia ocupará el puesto desde el día 1.
Santoña Otra baja dejó la atención pediátrica en Santoña (1.400 niños) a cargo de un solo profesional. El partido Santoñeses exigió al alcalde que mediara ante Sanidad para solucionar esta carencia.
Laredo y Castro La falta de pediatras en el área oriental fue resuelto por el SCS con la incorporación de un profesional que a lo largo de la semana reparte su jornada laboral entre Laredo y Castro Urdiales.
Ramales La falta de pediatras en el área oriental fue resuelto por el SCS con la incorporación de un profesional que a lo largo de la semana reparte su jornada laboral entre Laredo y Castro Urdiales.
«Ha habido días que han coincidido ¡hasta 18 plazas sin cubrir!», admite Alberto Bercedo, presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria de Cantabria y miembro del grupo de trabajo al que Sanidad confía la búsqueda de soluciones. Unas medidas que, en cualquier caso, «serán a largo plazo», advierte, porque a corto «el futuro se ve muy negro».
El error parte de «una falta de previsión de responsables políticos y de gestión sanitaria» que viene de muy atrás. No se han formado suficientes especialistas en Pediatría para cubrir las necesidades, y eso que la tasa de natalidad lleva una década en caída. No hay recambio generacional para las jubilaciones y, encima, el hospital tira más que los centros de salud cuando se da el salto post-MIR. Allí ven más proyección profesional y mejores condiciones laborales que en la base del sistema sanitario.
La nueva Consejería, como la anterior, siempre responde que «la escasez de pediatras no se debe a una cuestión de falta de voluntad política, sino al problema estructural de falta de profesionales que padecen todas las comunidades». Una explicación que no aceptan los padres que echan en falta ese control pediátrico que necesitan sus hijos. «No podemos olvidar lo importante que son las consultas de pediatría para la salud de los recién nacidos, lactantes, niños y adolescentes sanos y enfermos. El modelo actual de asistencia infantil español está en grave riesgo», clamaban días atrás los vecinos concentrados en la Plaza de España de Reinosa para demandar la incorporación de un pediatra, toda vez que la profesional que atendía a la comarca campurriana, cubriendo dos puestos a la vez, se cogió la baja.
La red de pediatras en los centros de salud de Cantabria está tan coja que en cuanto se refuerza una pata se resienten las demás. Eso, cuando no se tambalean varias a la vez. Que es más o menos lo que ha pasado en las últimas semanas, agravado por las oposiciones. Aún no se habían olvidado las quejas vecinales por el déficit de pediatras en Santa Cruz de Bezana, con protestas y pancarta a la puerta del centro de salud, o de Laredo, después de que el SCS cubriera ambas ausencias, cuando idénticas críticas han estallado en Campoo, Santoña, Ramales... Y la incorporación de pediatras es una reivindicación que persiste en otros municipios, como Voto, Noja -donde ni siquiera lo tiene en verano, cuando se multiplica la población por treinta- o Bareyo.
El mapa actual de carencias salpica ya al menos veinte centros de salud -algunas dobles, como las de El Alisal y Reinosa-, en unos casos paliados con médicos de familia; en otros simultaneando dos puestos con un mismo profesional (solución por la que optó el SCS para Laredo y Castro, por ejemplo), y en el resto, sin más margen de maniobra que esperar a que se incorporen los que faltan. En ese recuento (actualizado ayer desde la Gerencia de Atención Primaria), además de las tres vacantes sin cubrir y de las cuatro asumidas por médicos de familia, se incluyen el resto de ausencias acumuladas: bajas en Reinosa, Cayón, Rubayo, El Alisal, La Montaña, Sardinero; permisos en La Barrera (Castro), Polanco, Covadonga (Torrelavega), Solares, Ramales, Colindres; y al menos dos excedencias en El Alisal y Zapatón (Torrelavega).
En el caso de Reinosa, el escollo más reciente, desde el SCS apuntan que «a partir del 1 de diciembre se incorporará un médico de familia (mientras tanto, se cubre parcialmente con otro)». Una solución que cuestiona el Sindicato Médico, porque «no se puede seguir engañando a los padres sustituyendo pediatras, con cuatro años de formación, por médicos de familia, que pasan cuatro meses del MIR formándose en pediatría». Y va más allá en sus críticas: «Si el Gobierno de Cantabria no quiere pediatras en Atención Primaria, que lo diga claramente y que asuma las consecuencias; y si los quiere, que empiece a cumplir los acuerdos de salida de huelga de 2017 y 2019 que recogen incentivos económicos y en carrera profesional para quienes acepten trabajar en zonas de difícil cobertura, como Castro y Campoo, y que ahora mismo se encuentran bloqueados por la nueva Consejería».
El sindicato considera que el nuevo titular de Sanidad, Miguel Rodríguez, «quiere dejar morir a la Atención Primaria porque no le proporciona tantos posados fotográficos como ir a inaugurar tecnología punta a los hospitales (de ahí el recorte presupuestario de 2020)». Y argumenta las razones que hacen que «Cantabria sea incapaz de retener a profesionales». De entrada, «no se están respetando las cargas máximas de trabajo pactadas en mayo» (35 niños en caso de autocobertura, es decir, cuando haya que asumir el cupo del compañero ausente); pero además, añade, «cuando algún pediatra de fuera se ha interesado en venir aquí, en vez de ofrecerle algunas de las vacantes, tal y como marca la normativa, están haciendo contratos provisionales de seis meses de duración en vez de interinidad y para estar a disposición de la Gerencia para moverse ¡por toda Cantabria!». Sumado a «las precarias condiciones del personal sustituto (con excesos de jornada, desplazamientos fuera de sus límites geográficos, nula conciliación familiar...)», subraya el Sindicato Médico, «la Consejería está consiguiendo espantar a los médicos en vez de atraerlos».
La situación ha llegado hasta tal punto que los propios pediatras «piden centralizar los recursos. No queda otro remedio. La única forma a corto plazo de salir adelante y dar la mejor asistencia posible es reunir a tres o cuatro pediatras en determinados centros de salud y que sean los pacientes los que se muevan».
Un planteamiento que ven con buenos ojos desde la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria. Para ello, dice su presidente, «hay que redistribuir a los pediatras de área», que es como se denomina a los que completan su jornada laboral entre dos centros (en Cantabria hay 19). «Posiblemente en determinadas zonas rurales sería más práctico tener como referencia de primera consulta al médico de familia y enfermería y al mismo tiempo tener además un referente de Pediatría en el centro de salud más cercano, donde poder atender a ese niño en caso de patología más compleja y controles de salud programados», considera Alberto Bercedo, quien por otro lado espera que la estabilidad laboral que da superar las oposiciones del domingo ayuden a resolver «algo» el problema.
La Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria de Cantabria ha trasladado a la Consejería algunas de las medidas que pueden ayudar a paliar los problemas derivados de la falta de profesionales, teniendo en cuenta que «en la actualidad no se sustituyen la mayoría de las ausencias por permisos reglamentarios como vacaciones, bajas o días de formación, acumulándose esta asistencia a los compañeros presentes en el centro de salud, lo que supone la masificación de las consultas y la disminución de la calidad en la atención a los niños». Para contrarrestar esto, plantea
1
Centralizar la pediatríade pueblos distantes: Prescindir de la figura del pediatra de área (atiende dos centros) y centralizar los servicios de pediatría en el núcleo de cabecera y evitar sus desplazamientos –que sea el paciente el que se mueva– para ganar tiempo y calidad de consulta.
2
Incentivar las plazas de difícil cobertura: Ofrecer más días de libre disposición, puntuar el doble en la bolsa de trabajo o de cara a la carrera profesional a los pediatras que cubren los puestos más difíciles. Eliminar contratos temporales de 6 meses habiendo vacantes en Cantabria.
3
Aumentar los recursos humanos: Más MIR de Pediatría. Un primer paso se ha dado en 2019: Cantabria crece de 5 a 7 plazas (48 nuevas en España). Establecer cupos óptimos de 800-1.000 menores y que los médicos de continuidad (sustitutos) apoyen también a pediatras.
4
Sustituciones y pago de la autocobertura: Recuperar la política de sustituciones. Aumentar la compensación económica por cubrir al compañero en el mismo horario (autocobertura) y 'peonadas' voluntarias por la tarde para asumir la demanda de otros cupos.
5
Sustituciones y pago de la autocobertura: Recuperar la política de sustituciones. Aumentar la compensación económica por cubrir al compañero en el mismo horario (autocobertura) y 'peonadas' voluntarias por la tarde para asumir la demanda de otros cupos.
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