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Marian lleva 20 años en una mesa electoral. Media vida participando de forma activa en el proceso electoral. Ella es de las cientos de personas que trabajan para comprobar los votos y revisar que se cumplen las reglas del juego. «Nunca había visto nada igual», ... repite. Con su experiencia, tiene una visión privilegiada sobre lo que ocurrió desde el 26-M, en un volcado de datos que se ha demostrado salpicado de errores.
El problema, defienden los representantes de los partidos ante la Junta Electoral, es que nunca antes se había dado un resultado tan ajustado que podía cambiar la configuración del Parlamento de Cantabria y de algunos ayuntamientos por un puñado de votos. Esta es la crónica temporal de 18 horas de infarto en las que el PRC perdió el 'diputado 15'.
La jornada arranca a las ocho de la mañana del miércoles. Los representantes de los partidos están puntuales para conocer qué depara el voto de los cántabros residentes en el exterior. Pero pasan los minutos y el recuento no arranca. Los técnicos avisan de un fallo en el sistema informático a nivel nacional y comunican que no pueden empezar. Toca esperar.
Después de casi 90 minutos, arranca el sistema. Los funcionarios y los representantes de los partidos empiezan a separar los sobres y a introducirlos en sus respectivas urnas: 790 papeletas a las europeas y 1.006 a las autonómicas. Una vez realizado, casi a las 11.00 horas, comienzan a abrirlas.
Se para el recuento. Los funcionarios detectan un problema:hay más votos que votantes en las europeas. La Junta Electoral paraliza el proceso y se reúne a deliberar qué hacer. Se dan cuenta de que la pistola de códigos del sistema ha contabilizado algún voto por partida doble. Se acogen al reglamento de la Ley Electoral y dan validez al sistema manual, que cuadra con el censo.
Llega la hora de la verdad. El PRC y el PSOE se juegan un diputado y comienzan a a abrirse las papeletas. Uno para los socialistas y otro para los regionalistas. Uno más para los socialistas y, de nuevo, otro para los regionalistas. Y así transcurre el recuento. Los demás partidos ya no se juegan nada. El tira y afloja se salda con 236 votos para el PSOE y 218 para el PRC. Introducen los datos en el sistema y el resultado permite respirar aliviados a los regionalistas. La secretaria de Organización, Noelia Cobo, asume que se les escapó el séptimo diputado. La noticia abre todas las webs y los informativos.
El PSOE detecta a la hora de comer que el escrutinio informático les ha dado cero votos en una mesa en la que tienen 90 sufragios confirmados por las actas de sus interventores. Salta la voz de alarma y piden la revisión de la mesa. Al tiempo, calculan los votos con la Ley D'Hondt y no les salen las cuentas. Creen que el diputado es suyo y no del PRC. La sonrisa desaparece del rostro de los regionalistas, que piden revisar todas las actas para comprobar que no hay más errores. En el fondo, esperaba uno a su favor para no dejar escapar el escaño.
Llevan una hora larga abriendo sobres y la sala es un caos. Hay tres mesas de recuento: una que empieza por orden alfabético por Alfoz de Lloredo, otra por Voto y una más por Santander. La Junta empieza a validar votos nulos que habían descartado los presidentes de mesa: porque había una 'x' al lado del candidato, porque al doblarla tenía una pequeña rotura... Los partidos han pedido refuerzos. Todos empiezan a sumar votos y Vox ve peligrar su permanencia en la Cámara.
Después de una jornada maratoniana, con 13 horas de infarto, la Junta Electoral decide suspender el recuento sin un resultado cerrado. Hay mesas en las que no han aparecido las actas y son cruciales para decantar la balanza. PSOE y Ciudadanos detectan que hay varias mesas en las que les dan cero y sus votos han ido a parar al Partido Comunista y a Nueva Izquierda Popular. En total, más de 300 votos que pueden ser decisivos.
El partido Socialista llega a las Salesas confiado. Ha encontrado las dos actas cruciales que no aparecían el miércoles. Dan por hecho que recuperan el diputado. Empieza la apertura de los sobres por Santander. Luego irán Torrelavega, CastroUrdiales, Selaya y Udías. El recuento arranca con sobres intercambiados. Pacma se convierte en el gran protagonista y centra las conversaciones. Tardan cerca de 45 minutos en invalidar sus votos.
Se detecta que hay varias mesas en las que los votos naranjas y socialistas han ido al Partido Comunista y los partidos tratan de reclamarlos. Con las prisas, los integrantes de las mesas han apuntado los resultados mal por error. En algunos casos no pueden demostrarlo porque todas las actas tienen una calca, por lo que no se puede demostrar el fallo humano. El PSOE recupera dos mesas potentes en Torrelavega y Castro con cientos de votos. El PRC pierde los 220 en Selaya. Ya no hay nada que hacer.
La Junta Electoral lanza los resultados: el PSOE se lleva el séptimo diputado por muy pocos votos. Las opciones de pacto del PRC con Cs se disipan y Vox se mantiene intacto.
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