Las especies invasoras son ya el reto más urgente para Medio Ambiente en la región

La proliferación de especies invasoras es considerada, desde hace años, la principal amenaza al medio ambiente de la región. Ya en 2015, Medio Ambiente, el CIMA y la consultora Ambium presentaron un diagnóstico sobre los problemas ambientales en el que las especies invasoras se encontraban en el primer lugar. En esa clasificación jerarquizada ocupaban los siguientes puestos la pérdida de bosques de algas, los incendios, la contaminación de aguas marinas y de transición, la construcción en zonas de especial valor ecológico, el elevado consumo energético, la contaminación de aguas continentales, los residuos en áreas costeras, la fragmentación del territorio y la pérdida del bosque de ribera, a cierta distancia de los demás problemas detectados.

En el tiempo transcurrido desde entonces se ha hecho patente cómo algunas de estas cuestiones permanecen enquistadas o se han agravado -como las especies invasoras o los incendios-, mientras que otras -por ejemplo, las consecuencias ambientales derivadas del fracking-, han perdido peso. También en este periodo se ha enriquecido el conocimiento del alcance y los efectos del cambio climático, que se ha convertido en un asunto prioritario, y se han encontrado nuevos problemas en los que en ese momento no se había reparado, como las repercusiones ambientales del despoblamiento rural, un tema que ha cobrado protagonismo ante la atención que ahora se presta a lo que se ha denominado 'la España vaciada'.

Los expertos engloban todos los riesgos medioambientales que afectan a Cantabria en los dos grandes escenarios mundiales: riesgos derivados de los modelos productivos y de consumo no sostenibles y aquellos otros vinculados al cambio climático, también consecuencia del anterior. El asentamiento y expansión de especies invasoras está incluido en el primer grupo, y se considera un peligro al ser estas agentes de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, por su comportamiento invasor o por el riesgo de contaminación genética.

En Cantabria, en la actualidad, se acometen acciones concretas, por sus efectos y alarmante expansión, contra el plumero y la avispa asiática, pero son solo dos del amplio catálogo de especies invasoras presentes en la Comunidad. Entre los ejemplos de flora alóctona invasora se hallan también la chilca, la uña de gato, el polígono japonés y la hierba de asno. En la fauna, destaca la presencia del cangrejo rojo y el cangrejo señal, de la trucha arcoiris, el caracol del cieno de Nueva Zelanda y el visón americano.

La intención de la Consejería, para medirse a estos y otros desafíos, es elaborar informes periódicos sobre el medio ambiente, no solo definiendo prioridades, sino estableciendo la situación actual en Cantabria, un trabajo que está previsto realizar en 2020, impulsado por la Dirección de Biodiversidad y el CIMA, y en el que también tomará parte el citado Consejo Asesor.

Durante esta legislatura, la Consejería, el CIMA y el Consejo Asesor de Medio Ambiente trabajarán en la continuidad de los planes ya en marcha, como las acciones contra las especies invasoras y los incendios forestales, diseñarán las líneas de actuación para hacer frente al cambio climático -medidas concretas, cuantificables y con impacto significativo para mitigar sus efectos, según el consejero-, y tratarán de revertir el despoblamiento rural mediante estrategias de economía circular. A la vez, se pretende dar cauce a la participación de organizaciones representativas de los intereses sociales, de forma que estén presentes en la elaboración y seguimiento de la política ambiental de Cantabria.