

Secciones
Servicios
Destacamos
El espeleólogo salmantino Alfonso Urrutia pasó 50 horas metido en la cueva Garmaciega-Sima del Sombrero, en Soba. Salió, junto a su acompañante, Paloma ... Bombín, tras un rescate que duró casi dos días y en el que participaron 125 profesionales de Cantabria, Asturias y Castilla y León, 27 vehículos, dos helicópteros y varios drones. A pesar de que abandonaron la cavidad por su propio pie, cabe imaginar el cansancio tanto físico como emocional que puede generar una situación tan extrema, que además suscitó un gran interés mediático. Pues Urrutia, al llegar a casa, actuó con normalidad -igual que cuando salió de la cueva y se encontró con los medios de comunicación-. Según ha explicado en el periódico de su ciudad natal, La Gaceta, tras llegar a su casa durmió seis horas y se fue a trabajar. Como un día cualquiera. De hecho, al inicio de esta semana ya estaba organizando la siguiente excursión. «Estábamos pensando ya en la siguiente, que probablemente sea este próximo fin de semana y probablemente vuelva a ser por Cantabria también porque es que es el paraíso... Para hacer esta actividad es lo mejor que hay», reconoce el espeleólogo.
Las declaraciones de Urrutia un día después de ser rescatado fueron en la misma sintonía que las que hizo nada más salir de la cavidad a los medios de comunicación allí presentes. Es decir, apelando a la tranquilidad. La primera noche que pasó en casa, el salmantino durmió «muy bien». «Pero los dos días anteriores, también», dice en referencia a las noches que pasaron en la cueva de Soba. «Allí hemos descansado, nos lo hemos montado muy bien. Hemos dormido, no como en casa, pero hemos seguido los mismos horarios. Sin miedo porque nos fiábamos, sabíamos que nos iban a rescatar», añade.
En los últimos días también se ha hablado sobre la posibilidad de que esta pareja pague las tasas por el amplio rescate que se tuvo que desplegar para buscarles. Así, El Diario Montañés avanzó que el Gobierno cántabro investigará si los espeleólogos fueron negligentes por no avisar al 112 de que iban a realizar esa actividad. Para ello, la Consejería de Presidencia tomará declaración a los dos rescatados y a la empresa a la que pagaron para aclarar responsabilidades, que es la Fundación Espeleosocorro Cántabro (Esocán), encargada del mantenimiento de la cavidad.
Por su parte, Urrutia explica que ni él ni su acompañante esperan tener que pagar las tasas de rescate por negligencia -previstas desde la Ley de Medidas del año 2001-. «No tenemos ningún problema porque estábamos dentro de una actividad organizada y planificada dentro de unas jornadas que se hacen precisamente para hacer esas cavidades. Estamos federados en la actividad y contamos con un seguro en toda regla...». Y matiza: «Teníamos luz de sobra, cosa que no se ha dado a entender. Hemos salido con comida de sobra. Lo único que nos encontrábamos en una galería un poco perdida en una zona que no está topografiada». Cabe recordar que este periódico publicó un reportaje el miércoles en el que se confirmaba, gracias al testimonio de los rescatadores, que la pareja sí estaba bien preparada.
Sobre el no aviso al 112, Urrutia insiste en la idea de que era una actividad organizada. «Nosotros siempre llamamos al 112, pero estábamos dentro de una actividad organizada y por eso no llamamos, porque entendíamos que ya estaba el 112 avisado del protocolo y demás», explica.
Lejos de recordar la odisea vivida como algo negativo, que es «algo muy normal en estas actividades», el espeleólogo salmantino dice que lo han llevado «estupendamente», y aunque reconoce que han pasado por «momentos un poco más difíciles», en líneas generales mantuvieron «la calma». Una calma que no se vivió igual desde el puesto de mando avanzado instalado en el polideportivo de La Gándara, en Soba, donde se encontraban las familias de los dos exploradores. «Llevo practicando este deporte 25 años, entonces ya están acostumbrados y me respetan. Saben que es mi forma de vida, más casi que un hobbie o un deporte...».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.