Las esperanzas del Museo de Prehistoria

El acierto de levantar el edificio que acogerá el futuro Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac) en pleno centro urbano, el solar de Puertochico –donde en un principio estaba proyectado la sede del Gobierno de Cantabria– es el denominador común de las opiniones de los diez profesionales vinculados al mundo de la cultura, el arte y el turismo consultados por este periódico. En la misma semana en la que se ha dado a conocer a los ganadores del proyecto del Museo de Prehistoria –los mexicanos afincados en Barcelona, Héctor Mendoza y Mara Partida, del estudio Mendoza Partida–, diez profesionales han hablado con El Diario Montañés de sus luces y sus sombras: Moisés Castro, decano del Colegio de Arquitectos de Cantabria; Roberto Orallo, pintor; Sara Huete, artista plástica; Domingo de la Lastra, arquitecto y escritor; Pilar Fatás, directora del Museo de Altamira; José Cobo, escultor; Armando Gutiérrez, arquitecto; Juan Silió, galerista, y Marcos Diez, periodista, escritor y director de la Torre de Don Borja.

Si bien unos destacan la importancia del edificio otros consideran que la magnificencia y novedad del mismo no debe de servir de distracción para lo realmente importante: poner en su sitio, al fin, la relevancia del arte rupestre cántabro y las cuevas prehistóricas descubiertas en Cantabria.

Bajo el título 'Estratos', el proyecto describe un edificio de 18.441 metros cuadrados construidos, de los que 10.941 estarán destinados al Mupac. A diferencia de otros proyectos anteriores para el mismo espacio (el solar de Puertochico), según el jurado se mantiene un diálogo acertado con su entorno urbano y se reduce el impacto respecto a otros edificios previsto para este lugar.

El largo periplo de este proyecto museístico, que cuenta en su haber ocho décadas a la espera de un lugar definitivo, no ha concluido aún, según se depende de los comentarios de los participantes en este reportaje. Como recuerda Sara Huete, aún queda pendiente el mayor escollo: su financiación. Las obras están valoradas en 45 millones de euros (pero dado el tiempo pasado desde que se hizo ese cálculo, la cifra será superada con creces) para los que aún no hay ningún presupuesto. Pero en lo que todos coinciden es el gran atractivo que supondrá para Cantabria, tanto por la repercusión que tendrá para sus vecinos, a los que se les abre aún más el horizonte de la cultura y de descubrir las huellas de su pasado, como para los que vengan de fuera. Cantabria tiene la oportunidad de convertirse en un lugar de referencia mundial, gracias a su prehistoria. Que termine le periplo.

Cuenta el decano del Colegio de Arquitectos de Cantabria que, «en cierta ocasión, preguntaron a un prehistoriador de renombre que señalara cuál era, a su juicio, la pieza más importante de la historia de la Humanidad. Sin dudarlo, el sabio señaló un fémur con signos de haberse curado de una grave rotura. Eso evidenciaba el momento en el que los humanos habían empezado a cuidar los unos de los otros».

Afirma que es un proyecto «acostumbrado a lidiar con todas las circunstancias adversas», ya que «incluso la evaluación de los proyectos ha quedado condicionada por el impacto del covid-19» (fue miembro del jurado)». Por ello, añade que «no parece este momento propicio para ningún esfuerzo. Pero la humanidad no surgió en el momento más propicio, progresó a base de sobreponerse y superar con éxito condiciones difíciles, siempre. La arquitectura, también». «Este Mupac vendrá a acompañar a otros magníficos museos ya en marcha. Aún antes de que se empiece a trazar el proyecto hay que ir reclamándole su espacio, la reconsideración para un centro urbano estancial, comercial, creativo, lleno de vida y actividad ciudadana»,

El pintor Roberto Orallo quedó prendado del arte rupestre en los años 70, cuando uno de sus profesores de la Escuela Sardinero le descubrió el primer Museo de Prehistoria y Arqueología: «Nos llevaba todos los años. Fue don Gabriel, que amaba la Prehistoria, el que me descubrió estas joyas».

Afirma que un museo no es más «que un almacén para los tesoros del arte, pero muy necesario, por lo que me alegro de que se estén dando estos pasos para que se convierta en una realidad».

Sobre el proyecto ganador para albergar el Mupac, considera que «para mi gusto, es muy anguloso y pretencioso. Me agrada su ubicación, pero puestos a elegir, y aunque no fuera concebido para ese fin, me gustaba más el proyectado por Moneo, quien diseñó un edificio en el mismo solar donde irá el Mupac, para acoger el Gobierno de Cantabria».

Aún con todo, considera que «su interior puede resultar un buen lugar para estas joyas y estoy seguro de que atraerá a numeroso público, por su novedad». «Tenemos piezas maravillosas, que pueden ser una atracción mundial. Ojalá este edificio las magnifique y no sea al revés», concluye.

La artista plástica Sara Huete recuerda que «estamos atravesando una época de incertidumbre económica y de incertidumbre social debido a la pandemia de covid-19, y ahora mismo puede resultar difícil tratar este tema con la perspectiva adecuada. Lógicamente, un proyecto de esta envergadura requiere de una gran inversión y las cifras que se están manejando del edificio y el terreno, pueden llegar a ser un poco mareantes».

Pero a pesar de todo ello, Huete añade que «las infografías que he visto del proyecto arquitectónico 'Estratos', del estudio Mendoza Partida, para el nuevo Museo de Prehistoria, muestran un edificio de gran atractivo, que estará además en una estupenda ubicación y en una zona particularmente viva de la ciudad», lo que le hace aún más atractivo.

Para la artista santanderina, una región como Cantabria, «tierra de cavidades y yacimientos de reconocida importancia a nivel mundial, merece tener un espacio actual, moderno y luminoso que ofrezca a los ciudadanos la posibilidad de disfrutar plenamente de las importantes colecciones y áreas temáticas que posee este museo.

«El proyecto del nuevo Mupac abre el camino para restañar una importante herida urbana, cuya cicatriz sufrimos los santanderinos durante décadas en forma de solares absurdamente abandonados, debido a una pésima gestión de lo que fue la Diputación de Cantabria y de la que nadie dio nunca cuentas, ni asumió responsabilidades», considera el arquitecto y pintor Domingo de la Lastra.

Desde su punto de vista, «la imagen del nuevo museo aparece como una arquitectura serena y sensata, sin grandes ruidos, pero expresiva, preparada para ser construida con sencillez y oficio, y preocupada en congraciar sus volúmenes con su entorno urbano. Es respetuoso y proporcionado con las edificaciones vecinas y escalona sabiamente sus alineaciones para acoger un amplio acceso y, al mismo tiempo, encauzar la calle Juan de la Cosa, que incorpora decididamente en la escena urbana.

Por todo ello felicita al jurado del concurso de proyectos «por la madura elección y al modo de enjuiciar en dos fases un concurso de tal trascendencia. Un buen proyecto es, por sí mismo, la estrategia que mejor garantiza el éxito de la operación».

Para la directora del Museo de Altamira y miembro del jurado del concurso de proyectos para el Mupac, se trata de una institución «con más de 90 años de andadura, que alberga una magnífica colección arqueológica, y solo requería disponer de un espacio adecuado para sacarle el máximo rendimiento, no sólo en su exposición pública sino en todas las funciones que los museos desarrollamos en torno al patrimonio que custodiamos: la investigación, la documentación, la conservación y la divulgación».

Desde su punto de vista, el edificio planteado por el estudio Mendoza Partida responde adecuadamente al programa funcional de las áreas públicas, creando espacios singulares y de calidad así como resuelve de manera óptima las áreas técnicas y las diversas circulaciones y conexiones entre áreas. A esto hay que sumar su atractiva fachada en diálogo con su entorno, además de la creación de un espacio urbano cuidado».

«La realización de este proyecto de los arquitectos Mendoza y Partida permitirá, por fin, al Mupac tener una sede a su altura y convertirse en uno de los nuevos polos socio-culturales de la ciudad», termina.

El escultor José Cobo pone como premisa la «escasa información» de que dispone sobre este proyecto de Mendoza Partida para el Mupac. Aún así, considera que se trata de un edificio «de gran originalidad, que se integra bien en el entorno urbano, tanto por sus proporciones como por la modulación geométrica de la fachada, que dota al edificio de fluidez y movimiento».

A la hora describir el edificio apunta a que «el principio de verticalidad destaca por medio de las aristas de los módulos sobresalientes, que desde la calle se revelan en su parte superior como gabletes que rematan con sencillez y sobriedad el edificio, añadiendo un elemento singular que le corresponde».

En cuanto a su horizontalidad, señala que «se expresa a través de los 'estratos', nombre especialmente afortunado para el proyecto porque sugiere la superposición de sustratos arqueológicos y la progresiva acumulación de conocimientos para el desarrollo de la disciplina científica en el presente y presumiblemente en el futuro. El edificio esta dotado de una monumentalidad 'arqueológica', reminiscente de algunas obras de Louis Kahn».

Dentro de la apuesta de Santander por la cultura, «considero que la construcción del Mupac es una muy buena noticia, aunque para mí, el verdadero Museo de Prehistoria lo tenemos en las cuevas de la comunidad, quizá menos valoradas y potenciadas culturalmente de lo que se debería. Veo el nuevo edificio como la puerta de entrada a ese gran museo, que es el recorrido por todo nuestro arte prehistórico en la provincia», apunta Armando Gutiérrez, socio del estudio de arquitectura Mendoza y Simal.

Desde su punto de vista, «el primer acierto del concurso fue la elección del solar. Introducir los focos culturales dentro de la ciudad ayuda a facilitar la vida social, base para el crecimiento económico». Considera el proyecto, «sin haber realizado un estudio muy intenso, una buena propuesta. Han conseguido entender bien la escala del lugar. Los pliegues de la fachada crean una imagen fracturada que diluye la gran potencia volumétrica del edificio. El perfil quebrado de su coronación con el cielo, recuerda al perfil de nuestro paisaje. La sucesión de 'estratos' que forman la volumetría, activan la lectura poética de un museo dedicado al arte rupestre».

Para el galerista Juan Silió, «Santander tiene una deuda pendiente desde hace mucho tiempo con la Prehistoria. El gran trabajo que se ha hecho en los últimos años por el equipo dirigido por Roberto Ontañón en el Mupac no ha tenido, hasta ahora, el continente adecuado».

Silió es claro con la reivindicación histórica de un museo a la altura: «La importancia internacional que nuestra región tiene en este campo, justifica más que de sobra una sede digna, como la que se ha aprobado y que se lleva pidiendo durante muchos años. Hemos asistido con estupor a los cambios de ubicación, de proyectos, vaivenes políticos que han parecido dar la espalda a esta necesaria infraestructura. Y todo ello, sin dudar de que será un foco de atracción turística, de estudio y de referencia en Cantabria y en el resto del mundo», señala el galerista.

«Ahora que vemos aparecer con alegría este nuevo proyecto, pero solo espero que se le dote de presupuesto para llevarlo a cabo y para que Ontañón pueda seguir desarrollando una labor que, viendo los grandes frutos que ha dado en unas condiciones lamentables, no hará más que mejorar en la nueva sede».

El director de la Torre de Don Borja, de Santillana, Marcos Diez, apunta que «las cosas más valiosas de la vida no se pueden comprar. Pasa con el amor, la salud o la naturaleza. Son cosas que no se pueden adquirir. Se pueden, si uno es muy torpe y corto de miras, destruir. El arte prehistórico es un buen ejemplo de que eso que ningún territorio, por grande que sea su solvencia financiera, podrá nunca comprar. O lo tienes o no. Si lo tienes, es un deber cuidar ese patrimonio, mimarlo y ponerlo en valor».

Considera que «si alguien viese esta comunidad nuestra desde lejos se extrañaría de que no contemos aún con un espacio definitivo para el arte prehistórico. Que el Mupac vaya a tener una sede definitiva en Santander es una muy buena noticia. Me queda la pena de que el edificio acoja también oficinas administrativas, porque me parece que el proyecto podría merecer una exclusividad. Pero no se puede tener todo e imagino que la solución arquitectónica lo resolverá bien y estará a la altura del más importante patrimonio cultural de esta tierra nuestra. Ahora, queda esperar que el proyecto se lleve a cabo dentro de unos plazos razonables».

Ángel Cuevas no disimuló su agrado con la noticia del proyecto del Mupac. Declara que «la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria, al igual que el sector en general, está encantado con el proyecto del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Consideramos que es un reclamo muy interesante y valioso para los visitantes, además de un incentivo más para los ciudadanos de Cantabria». Cuevas es consciente de que se trata de una iniciativa «que se ha hecho esperar, por fin va a ver la luz para poner en valor nuestro patrimonio prehistórico y difundir nuestra cultura. Es una gran noticia para nuestro sector y para toda la ciudadanía».

«Esperamos que las obras comiencen rápido. Según apuntan, para el 2022, y así poder ofrecer una mayor promoción de cara a nuestros turistas y una forma más de revitalizar culturalmente la ciudad de Santander», agrega

Llega en un momento en el que «vamos a necesitar atraer a la gente», dice, «para poder sacar adelante un sector, que es motor económico de nuestra región y está pasando por momentos difíciles. El Mupac reportará e un turismo de calidad».

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